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 La noche es para los amantes.
En ese lugar llamado burdel del amor los clientes iban a sacarse el estrés con un rato de diversión.

Un ah ah ah y salían contentos de ese lugar. Amaban relajarse y pasar un rato agradable antes de volver a su vida llena de caos. Era un lugar qué relucía por su fama y tratos a los clientes.
La luna era el testigo mudo de lo que pasaba ahí. Ella guardaba celosamente las aventuras de aquellas personas.

En la calle iban tres hermanos, dos de ellos se veían felices por regresar a ese glorioso lugar pero el tercero de ellos no se veía igual, al contrario... Se veía aburrido y no entendía el porqué sus hermanos se dirigían a ese sitio todas las noches.
El azabache no entendía porqué lo habían llevado. Él prefería sus videojuegos o cualquier otra cosa que ir allá. Pero ahora estaba de camino junto a sus muy emocionados hermanos. No entendía para nada su actitud.
 

Aquel lugar era un lugar para relajarse, le llamaban el paraíso en la tierra, le llamaban el lugar del cual todos podían estar tranquilos y nadie era infeliz, no al menos sino se topaba con la "reina" del lugar. Había cierto rumor entre las personas de aquel prostíbulo, nadie se debía acercar demasiado a la reina, además de que costaba una fortuna, una noche con aquella persona no solo podía llevarte al cielo, sino que podría cambiar totalmente tu perspectiva de todo. Aquel burdel era de mujeres y hombres, más aquella "reina" se mantenía detrás de una cortina con dos hombres a sus lados cuidando que nadie le molestara. 

Los tres hermanos habían llegado. Los más grandes veían el lugar con grandes sonrisas. Mientras ellos pagaban para irse a divertir el azabache se había sentado en una mesa mientras sacaba su móvil y se había puesto a jugar sin prestar atención a los demás.

 ---- Aburrido... --- murmuró el chico con su atención en su móvil.No podía acabar de entender el como a sus hermanos les gustaba ese lugar, para él era absurdo.

Doflamingo estaba en su lugar especial, aunque aburrido, había salido, solo cuando este salía se sabía que daría un descuento, dependiendo claramente de lo que le gustase aquel encuentro. Caminaba entre todos mientras algunos tragaban saliva, otros le veían totalmente embobados y ninguno se atrevía a ir tras el, al ser demasiado demandante, pocos le habían hecho gozar, nadie le había hecho correrse nunca y nunca se había escuchado un gemido de su parte.

Luffy seguía centrado en su móvil mientras suspiraba más que aburrido. Realmente no sabia que hacia ahí. Simplemente podía irse pero sus hermanos tenían las llaves de la casa y eso era un grave problema. Suspiró de nuevo mientras sacaba un libreta y se ponía a hacer garabatos. Pudo escuchar varios murmullos a su alrededor. Miró a los demás y alzó una ceja. Miró hacia dónde ellos miraban y divisó a un rubio que caminaba por ahí. Alzó otra ceja mientras lo veía pero negó volviendo a su móvil. Quería irse a casa. 

  Doflamingo se había sentado en la barra, estaba bastante cerca de Luffy, este pidió una bebida y se recargo en su brazo suspirando, era aburrido si nadie podía jugar con el, más que nada, nadie lograba hacerle sentir nada realmente bueno. Suspiro algo pesado al mismo tiempo que bebía lentamente aquel trago con total elegancia. Sus piernas eran delgadas pero tonificadas, sus medias negras y tacones solamente las marcaban más, su trasero era sumamente redondo y prominente, vaya que tenía todo pero el no tenía a nadie.

Luffy suspiró de nuevo mientras seguía jugando. Si en unos segundos sus hermanos no salían él. De reojo divisó a aquél rubio que anteriormente había visto. Se veía muy  bien sin contar conque  estaba bastante cerca de él. Luffy tragó saliva mientras lo veía aún de reojo pero negó ligeramente mientras volvía a su móvil. Traía sus ahorros para comprar algo no para gastarlos ahí... A él no le llamaba la atención ese lugar y aún así no sabia porqué ese rubio era tan jodida mente hermoso.

Prostíbulo de Amor 7u7Where stories live. Discover now