Consejo III

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- ¿Qué se supone que significa esto? – Miró las esposas y las cuerdas en la cama, arqueando una ceja para luego girarse y plantarse derecha ante el cantante.

- Dijiste que querías probar cosas nuevas, fui a una tienda y vi cosas realmente extrañas que me asustaron, pero el encargado me dijo que si aún era un novato probara con esto y, si a mi pareja y a mí nos gustaba, me podía vender otras cosas.

- Pero...Toochi...esto me pone nerviosa. – Stuart pasó una mano por su cuello, tratando de entender lo que ella decía.

- Si no quieres, pues no te puedo obligar, yo sé lo que se siente ser impotente ante algún abuso y... - Se vio callado por un beso, sujetando a la guitarrista por la cintura.

- Quiero probar. – Susurró mirándolo a los ojos. – Por jugar un poco no nos haremos fetichistas o unos pervertidos.

- Si. – Contestó simplemente. - ¿Quién será el...el sumiso?

- Yo. – Dijo segura. – Tú serás mi maestro y yo aprenderé todo lo que me quieras enseñar.

- ¿Cuál será nuestra palabra de seguridad?

- ¿Palabra de seguridad? ¿Cómo sabes eso?

- Investigué, amor. – Noodle sonrió, apoyando una mano sobre el pecho de Stu.

- Okonomiyaki.

- ¿Okonomiyaki?

- Sip.

- Entonces, si hago algo que no te gusta o te parece de mal gusto, debes decir okonomiyaki. – Stuart se alejó de Noodle, suspirando pesadamente. – Aunque me hubiese gustado más lo del semáforo, verde si te gusta, amarillo si estas incómoda y rojo si quieres parar.

- Como sea ¿Qué tengo que hacer? – El cantante se dejó caer en una silla, mirando a la mujer con los brazos cruzados sobre el pecho.

- Desnúdate, además, a todas mis ordenes debes responder "sí, señor".

- Sí, señor. – Respondió, riéndose mientras deslizaba el vestido por su cuerpo junto con la pequeña tira de tela que ella llamaba ropa interior.

- Ven. – Él hizo un gesto con la mano, la joven acercándose y sintiendo como los dedos callosos de él se arremolinaban sobre su vientre, una mano deslizándose por su espalda y amasando su piel, la otra acariciándole un muslo mientras que el rostro masculino se apretaba contra la suave carne bajo sus pechos, oliendo su aroma y gruñendo.

Noodle inconscientemente puso una mamo sobre el pelo azul, Stuart alejándose inmediatamente y mirándola hacia arriba con gesto enfadado, sus ojos estrechándose.

- ¿Dije que podías tocarme? – Noodle negó, temblando repentinamente. – Habla ¿lo hice?

- No...no señor. – Tragó entrecortadamente cuando tiró de ella para colocarla sobre sus rodillas.

- Apenas estamos aprendiendo, es normal cometer equivocaciones, amor. – Noodle se sintió como si fuera una niña sobre las rodillas de su padre, lista para recibir un castigo físico, aunque en vez de sentir temor, su cuerpo tembló de emoción. – Pero debo mantenerte a raya, cielo, no quiero que nada malo le pasé a mi princesa por no saberse comportar. – Un dedo contorneó sus nalgas antes de sentir una pesada mano caer sobre una de ellas, un quejido escapando de los labios de la mujer. – No creo haber dicho que podías quejarte, recibe tu castigo como la niña desobediente que eres.

- Sí, señor. – Apenas pudo articular, apretando las manos mientras la palma de 2D caía repetidas veces en su trasero, gemidos de dolor mezclados con algunos de placer luchando por querer salir de su boca.

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