let me

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El clima está tan frío que cala en los huesos, todo el mundo lleva la nariz enterrada en alguna bufanda impregnada en colonia y otros sostienen una mano que les da calor, sin embargo, ese no es el caso de Sehun, que va con la ropa de la escuela y sin un suéter encima, lleva los zapatos desatados, el cabello alborotado y la nariz sangrando. El frío viento que sopla lo hace ver más pálido y la gente que camina en dirección contraria se aleja para no rozarlo porque les parece un bicho raro. 

No quiere llegar a casa, claro que no, quiere ir a algún sitio aunque no sabe a donde, quiere hacer algo, pero no sabe qué. Tal vez eso es lo que se siente estar lleno de tristeza, querer hacer algo que te llene para que la tristeza se vaya pero no saber qué porque en el fondo nada parece suficiente. 

Sehun ve a unos niños corriendo al otro lado de la calle y se pregunta la razón por la que ya no recuerda lo que sentía al tener once años, se pregunta por qué no puede recordar la sensación cálida que tenía en su estómago la semana pasada cuando Jongin lo hizo reír hasta que su mandíbula comenzó a doler. Solo puede percibir el hoy con cada parte de su cuerpo y le duele de una forma completamente nueva. 

Necesita recostarse un rato, siempre necesita recostarse un rato. 

Baja la calle y divisa el parque donde solía jugar con los chicos cuando eran niños, cuando busca en su memoria tampoco puede recordar el momento en que dejaron de ir a ese lugar. 

Debería irse a su casa, pero no quiere, tendría que dar explicaciones de por qué se metió en una pelea y decir que tenía ganas de que lo golpearan no es una respuesta correcta aunque sea la verdad. 

Todavía tiene ganas de que lo golpeen, tan fuerte que no pueda sentir más nada. 

Sucede a menudo, hay un vacío triste en su cuerpo menos en su cabeza, que está llena de pensamientos que lo empujan a pensar en las cosas que es demasiado cobarde para hacer. 

Pero denle una forma de hacerlo sin lastimar a los demás y lo hará en un segundo. 

Aunque también tiene miedo de ser un nombre vacío en al boca de los demás cuando deje de existir. ¿Puede hacerlo y ser solo Sehun, sin que se le recuerde por cómo se murió?

No. Los milagros no existen. 

Decide sentarse debajo de un árbol, aunque esté todo nevado y el frío vaya a hacer que le de el resfriado más brutal. 

Es extraño porque cuando está enfermo se siente igual, solo que su nariz se pone roja y le gotea, pero de resto es igual. ¿Está enfermo todo el tiempo? Debería pedir ayuda, lo ha hecho, pero está cansado, nunca puede escuchar lo que quiere escuchar. 

¿Pero qué es lo que quiere escuchar? No lo sabe, tiene sensaciones que no puede distinguir e impulsos que no puede cumplir. 

Tal vez así se siente estar enfermo de los pensamientos. 

Saca los cuadernos de su mochila y decide hacer la tarea porque para mañana tiene que entregarla porque no importa cuanto esté sufriendo, el mañana sigue y él no le puede dar descanso a los que ocultan mejor que se encuentran tan abatidos como él, no se puede dar descansado o el mundo le seguirá pasando por encima.

Tiene tarea de matemáticas, las odia pero es bueno en ellas, está vivo pero no sabe por qué. ¿Los humanos estamos hechos de duda y recuerdos o de sueños y planes? 

Su teléfono está por reventar, Junmyeon no para de enviarle mensajes. 

¿Dónde estás? 

¿Te encuentras bien? 

¿Qué sucede? 

—Cállate Junmyeon, es difícil dejar de quererte cuando eres tan bueno y lo peor es que no intento dejar de quererte porque eso me gusta —le dice al aparato entre sus manos y decide reproducir la última nota de voz que le ha enviado Junmyeon. 

the ballad of me and my brain ; seho Donde viven las historias. Descúbrelo ahora