Perdidos

35 4 0
                                    

(¿¡Donde demonios estamos!?)

Me preguntaba mientras recorría por tercera vez el mismo tramó, tratando de recordar donde dar vuelta, estaba seguro de que esa era la gasolinera de aquella vez, pero después, ¿Donde había que salir?

Me orillé para tomar algo de aire y tratar de orientarme, llevaba horas así, la noche había caído provocando que todas las gasolineras parecieran iguales al igual que cualquier seña que fuera de ayuda.

"¿Estamos perdidos?"

Mire por el retrovisor, Ale veía por la ventana.

"Eso me temo."

Le respondí.

"Papa nunca se perdía."

"Apuesto a que no."

"En una ocasión nos llevó de picnic, era una de esas veces en que recién llegábamos a la ciudad y no conocíamos nada, aun así subimos al auto y llegamos a un parque al pie de la montaña, fue muy sencillo, sándwichs y refrescos pero estuvo bien."

"Si, supongo."

"¡Wuug!"

Al parecer la conversación de Ale le recordó a mi estómago que llevaba horas sin comer.

"Wiiig"

Aquél sonido coreó al provocado por mi vientre desde atrás.

"¡Ah! Lo siento."

Ale se disculpó sonrojada, por lo visto también sufría del mismo problema.

"Bueno, no resolvemos nada con el estómago vacío."

Le dije antes de retomar el camino hasta dar con la primer gasolinera con tienda de conveniencia y me estacioné.

(Te sacan de apuros.)

Recorde las palabras de Jacob mientras entrábamos a la tienda, rápidamente fui al aparador donde tenian los burritos y tomé el mas familiar.

"Ji, ji."

Ale se rió a mi lado.

"¿Que pasa?"

"También a papa le gustaban esos."

"Vaya coincidencia."

"Si."

Ale tomo una hamburguesa, para después ir por un refresco de limón, por mi parte tome un vaso para café y lo llene de la cafetera que tenía la hora mas reciente en su reloj de cartón, le vacié tres sobres de azúcar y lo lleve todo a la caja.

"Buenas noches. ¿Sera todo?"

El chico de la caja preguntó educadamente.

"Si."

"¿Quiere calentar su comida?"

"¿Eh...?"

No supe que decir.

(¿A casó no se come asi?)

"Ji, ji."

Ale volvió a reír a mi lado.

"Si, si queremos."

Y contestó por mí.

"Muy bien señorita, el microondas y los complementos estan por allá."

"Gracias."

Minutos después de pagar y recibir instrucción sobre el arte culinario en tiendas de veinticuatro horas impartida por Alejandra, ya estábamos en el auto disfrutado de aquellas delicias y debía admitir que sería mucho más difícil tragar esto frío, por suerte el café me ayudó.

¿¿Quien Es Alejandra??Donde viven las historias. Descúbrelo ahora