Me desperté otro día más, de aburrida monotonía. Como cualquier otro día me levanté de la cama y me lavé la cara, desayuné, me vestí y me lavé los dientes. Tras todo este proceso cogí la mochila y fui hacia el instituto con un amigo. Ese día, al menos, había una cosa diferente a los otros días, una charla a última hora. Nadie sabía de qué iba aquella charla, esperábamos que no fuese tan aburrida como la clase habitual.
Yo como siempre estaba enredando con la silla y hablando con mis amigos, ¡ah sí! también atendiendo a lo que me interesaba. El hombre de la charla me sonaba de haberlo visto en otra parte pero no sé dónde exactamente, era delgado, alto, con gafas y el pelo corto y repeinado, daba la sensación de que tenía treinta y pocos, además su carácter era antipático y decadente, su voz en vez de ser suave como daba a pensar su cuerpo era ronca y muy pesada de oír, en sí el perfecto ejemplo human para indicar lo que nunca debería ser un profesor. Dijo que se llamaba José pero yo lo dudaba, ya que en ocasiones cuando le llamábamos no contestaba al momento, como si no fuese ese su nombre, y no creo que fuese solo por ignorarlos. Parecía calculador y muy serio, además nos estaba tratando como si fueramos uno de sus esclavos de empresa, su intelecto me quedó boquiabierto ya que hablaba con vocabularios que nunca había escuchado ni imaginado, por eso todos teníamos que preguntarle constantemente, ya que no comprendíamos el significado. El hombre era elegante y sofisticado, ya que con solo decir que para una charla a unos chicos de tan solo 14 o 15 años se puso traje y corbata, a mi parecer nada barata, he de mencionar que no tenía mal gusto.
Después de la charla recogimos los libros, las libretas ,las mochilas y subimos las sillas. Mientras salía de la clase con mis amigos y mencionábamos la rara, para nosotros, forma de ser de ese hombre, sentí que alguien me estaba observando fijamente, pero ignore el escalofrío que pasó por todo mi cuerpo y proseguí mi trayecto hacia mi casa junto a mi amigo. De camino me pasó algo de lo más extraño, mientras iba caminando y mi amigo hablaba de cosas que no me importaban, claro asintiendo yo constantemente, observe con mis ojos fijamente a una esquina, vi un trozo de cristal con un brillo hipnotizante y un color que nunca había visto. Pase la esquina, desperté de mi adormecimiento y corrí hacia atrás para ver el cristal, bueno mejor dicho el vidrio de extraño color pero no vi nada. Regresé junto a mi amigo que me miró asustado y me preguntó, - ¿Estás bien?¿Qué te ha pasado?, le miré aún en shock., - Nada fue mi imaginación...-. Seguimos andando con una tensión bastante notable hasta el cruce de mi casa y la suya que nos separó e hice una carrera hasta mi casa para dibujar el extraño vidrio. Llegué a casa, fui como un rayo a mi lugar de tranquilidad, osea mi habitación, me lancé a mi libreta y dibujé el objeto en blanco y negro. Después comí, leí mis WhatsApps y saque a mi perro. Sacando a mi mascota, en este largo tiempo, pensé en ese vidrio y pensé que sería más cómodo si le diera un nombre especial. Tras un pensamiento sobre cómo llamarlo, se me ocurrió llamarlo por su color y pensé que si nadie había comentado o datado nada sobre ese color era mi descubrimiento y podía llamarlo como quisiera. Tras una discusión conmigo mismo pensé en llamarlo “welti” por la letra más asqueada en el alfabeto español y por los voltios de la electricidad ya que es lo más recuerdo en ese momento. Regresé a casa y volvió la pesada monotonía con los deberes, aunque con actividades que paraban un poco con la monotonía y llegaba ese instante de euforia y alegría más solo era un instante. Al final del día acabé unos ejercicios, cené, me duché y demás y me acosté en mi cama mirando fijamente el techo oscuro de mi habitación e intentando formar algún tipo de explicación lógica o al menos coherente con los sucesos ocurridos hasta el momento, hasta dormir profundamente.
Esa noche tuve un sueño o pesadilla, no sabría decirlo bien exactamente, pero me encantó soñarlo. En este sueño, estoy yo en el aire, me siento alegre y muy ligero. Tengo unas especies de alas con las que vuelo, mientras vuelo puedo hacer giros, subir, bajar pero nunca podía retroceder, me sentía normal, bueno lo normal que puede estar una persona volando, hasta llegar un momento en el que las alas se van oscureciendo y cada vez me siento más pesado, sin energía y decadente. Después, llega un momento en el que se vuelven totalmente negras y de pronto se convierten en polvo, caigo al vacío y justo ahí me despierto; me despierto sobresaltado y sudando, observo la hora, eran simplemente las cuatro de la mañana voy al cuarto de baño y miro mi reflejo, y pienso: -(me estoy volviendo loco); a continuación me lavé la cara mire mi reflejo e intento tranquilizarme a mí mismo, por último salgo del baño y voy a la cama a dormir ,el tiempo que me queda, con la mayor tranquilidad posible. Sentí unos segundo de tranquilidad y me despertó una alarma de trompetas militar miro con mis ojos rojos el móvil y vi que eran ya la 7:30 de la mañana.
Me levanté con un ligero dolor de cabeza, pero después de un rato se me quitó y volví a la normalidad de todos los días. En el instituto mis amigos empezaron a preguntarme que si me ocurría algo, los miré y con una sonrisa les dije que simplemente estaba durmiendo un poco mal, pensaba que tampoco sería muy raro mi aspecto no debía de ser muy preocupante, hasta que llegué a clase y todos empezaron a preguntarme sobre lo mismo. Después de un rato llegó nuestra tutora y comenzó a hablarnos sobre la charla de ayer, yo me puse en pose de que estaba atendiendo, pero lo que estaba haciendo era en pensar sobre el sueño, el “welti” y el hombre, y ha decirme que porque sucedieron tan seguidas cosas tan raras y a buscar alguna relación lógica de los sucesos o es que mi imaginación estaba intentando confundirme, tras un rato de pensarlo no encontré nada de relación, y junto al sonido del timbre de haber acabado la clase me deshice de los pensamiento, para poder atender en clase, ya que se acercaban los exámenes finales. Así que seguí el día con normalidad, menos en los recreo, ya que me sentía constantemente observado por mis amigos preocupados y cualquier persona, menos de la Sra. Fairfax, una cuarentona medio británica y medio francesa que da clase de francés, aunque no me sorprendió ya que no le gustaban mucho los adolescentes, bueno o casi nadie.
No me ocurrió ningún suceso extraño hasta por la noche. Aquella noche volví a tener el sueño de las alas, pero esta vez seguí cayendo hasta chocarme con una vidriera rara, muy brillante y gigantesca en forma de circunferencia. En ese momento, cerré los ojos, por el miedo del golpe y cuando volví a abrirlos lo único que sentía era un suelo frío y plano, además de un tremendo dolor por todo mi cuerpo, y sentir mucha angustia y pesadez; después observe hacia arriba y vi una pluma blanca, me esforcé para atraparla, cuando la sostuve con mis dedos la pluma se había vuelto, como las otras, en polvo oscuro. Entonces, sentí una brisa debajo de mí que me envolvió y me levantó, y conseguí mantenerme de pie tambaleando, al poco tiempo se desprendió de mí y se dirigió hacia el polvo oscuro de las antiguas alas y formó un torbellino. Me acerqué a él y cuando lo toque, me absorbió y me quedó flotando unas décima de segundo mientras sentía las pequeñas virutas de polvo, a continuación se juntaron formando una bola compacta negra que explotó saliendo así una cara muy familiar .El rostro me miró fijamente a los ojos y me hizo dos preguntas: << ¿sueño o pesadilla?, ¿Realidad o ficción?>>. Tras formular las preguntas, me sonrió con el semblante más siniestro, psicópata y calculador que jamás había visto, el rostro se dirigió hacia mí, me atravesó y empezaron a saltar flashazos y a aparecer delante de mí todos los sueños y pesadillas que he tenido en mi vida hasta el momento, mientras pasaban, se escuchaban unos crujidos, cuando vi la primera pesadilla que tuve en mi vida el recuerdo de cuando tenía dos años, el puma oscuro como la noche , se escuchó un gran crujido, y entonces, mi sueño se dirigió marcha atrás a una enorme velocidad y me desperté, casi como si me hubiera dado un infarto.
Esa mañana, me sentí mareado y con un dolor de cabeza insoportable. Eran las seis y media de la madrugada y me dirigí a la cocina para tomarme una pastilla, después volví a mi cuarto, pero no fui capaz de volver a dormir. Me quedé sentado en la cama durante una hora, pensando en todo lo sucedido. A las siete y media me empecé a preparar para ir al instituto.Llegue más tarde de lo normal ya que mi madre quería que me quedase en casa, por lo mal que parecía estar, a lo que me negué porque sino iba, no podría aprobar. Llegue a clase a tercera hora tras haber ido al médico, mis amigos se acercaron curiosos y me preguntaron cómo estaba y si necesitaba ayuda, les dije que fui al médico y que no me sucedía nada pero si tan buena gente son me podrían llevar la mochila a mi pupitre. Todos incluso la Sra. Fairfax se preocuparon por mí, hasta me dijo que si quería volver a mi casa que ella me acompañaría a llamar y esperaría hasta que llegaran a recogerme, a lo que yo le respondía que estaba bien. Me sentía cansado aunque estaba constantemente sonriendo porque no me gustaba que estuvieran tan preocupados por mi estado. Por último, llegó el hombre de la charla. Hoy parecía más feliz que los otros días, sonreía constantemente, aunque de una forma que asustaba, lo observé mientras pensaba en todo lo pasado, el sueño, la charla, mi estado, el “welti”, rostro... hasta que por fin conseguí encajar todos las piezas del puzzle, llegando a una conclusión, del sobresalto casi me caigo hacia atrás al estar sobre dos patas con la silla. Mis compañeras empezaron a reírse hasta que el tal Jose sonriendo me dijo:- ¿Chico acaso eres un mono para estar balanceando en una silla en vez de sentarse adecuadamente?, no responda, siéntese de forma correcta y cállese porfavor-. Tras acabar la clase salí de los últimos, a propósito, bajando las escaleras les dije a mis amigos que siguieran hacia delante porque a mí se me había olvidado preguntarle una cosa. Cuando volví a subir, le di una nota al tal José, el señor de la charla. En la nota ponía:“ sueño y pesadilla; realidad y ficción”, en ese momento no tenía ni el más mínimo pensamiento o conciencia de razón de lo que se me vendría encima...
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Las Mentes Ocultas
General FictionSe cuenta la historia de un chico común de instituto que va sintiendo cosas raras