Carta a una esposa

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Un ramo de rosas, por si quieren saber
¡Las más rojas!
Sobre una mesa las dejé, con una carta de amor y otras cosas.

Se quedó absorta no lo podía creer, su enamorado de siempre le daba algo sin valor para el corazón.

¡Qué querrá se preguntaba!
¿Una reconciliación?
¡O como siempre pedirme hacer el amor!

¡Va...! Que se quede con las ganas de un beso, de un abrazo, si ya tiene años que no me dejó y hoy en mi cumpleaños no me apetece y además se ve muy viejo.

¡Tomó las rosas! Para que no piense que no le dí interés, las pongo en un florero y de verdad son hermosas las más rojas que haya visto, como si las hubiera pintado con su sangre.

Pero para mí las flores ya no existen, ni un poema, ni el amanecer, ni el ocaso al anochecer y menos una quimera.

¡Que se creerá que con sus detalles me cautivará!
¡Que se los dé a una ramera!
Ella sí los necesita y a él le gustará una cama nueva.

Abro la carta y enseguida leo, Felicidades con todo el corazón te lo digo y como tengo prohibido darte mi amor, aquí te dejo unas cuantas rosas, muchos suspiros escondidos, un latido y una angustia acompañada de un gran dolor, espero seas feliz hoy con tu familia, si preguntan por mí simplemente diles que se me olvidó, que era tu día que soy descuidado, pero tú sabes en el fondo vives en mi interior y cuando amanece para mí está oscuro, aunque haya sol y no hay cielo más iluminado cuando estás agarrada de mi mano, el hambre no viene y la muerte se me aparece siempre y pálido con los ojos hundidos nada más quiero estar dormido, para olvidarme por un momento, que me tienes rendido, si tú no....

Dejo de leer no quiero saber más, no quiero que me toque, no quiero que me hable, no quiero verlo, ¡No quiero y no quiero!

Pienso que cuando el amor acaba, no hay corriente de mar, ni lucero más frondoso que puedan dar, para hacerlo caminar.

Pero mientras tanto...

¡Hay un silencio que atormenta!
¡Mi respiración es agitada! Me desespera no oír un ruido, de saber qué hace, qué trama cuál será el motivo para conquistarme.

Baja las escaleras vestido muy guapo con el alma rota y su cara de desesperado me hago la distraída por si me pide algo y lentamente sin voltear a verme, sin mirar mi vestido oscuro verde, abre la puerta sale de la casa y de mi vida, el muy cretino se largó sin decirme adiós sin pensar qué día era hoy.

León

19 agosto 18. 6:32 pm

Y me fui a caminar en la espuma del cielo, a buscar una estrella amiga, a buscarla de consejera.

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