ғαя αωαү

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La ciudad parisina estaba entrando en temporadas frías, con la caída de agua cristalizada y de nieve, gran parte de la población abandonaba sus hogares para disfrutar de la estación más gélida del año, olvidando sus preocupaciones o malestares entregando una tarde entera o parte de ella fuera de su morada junto con sus familiares o amigos cercanos.

Mas no todos aquilatraban los momentos fríos y de tranquilidad: Gabriel Agreste se encontraba tocando una melodía en su antiguo piano junto a una gran fogata, sus manos se movían ágilmente perdiéndose en el ritmo de ese bello sonar.

Por un momento sintió la calidez de unas manos femeninas cubrir su cansado rostro y la humedad de unos besos cortos por su cuello, escapó un leve suspiro de sus labios y la intensidad de la melodía era más continua.

—Has tardado pequeña musa, ya no recordaba la calidez de tus brazos ni el sabor de tus labios. —Sus ojos seguían vendados por aquellos brazos de suave piel— ¿Quieres tocar nuestra melodía?

No hubo respuesta, y recordó que sus alucinaciones jugaban cruelmente con él haciendólo pensar que aquella dama era su bella Marinette.

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Europa es un continente de grandes oportunidades y los aspirantes a múltiples carreras sabían sobre eso; una azabache fanática de la moda europea tuvo la dicha de mudarse junto con su familia asiática a París para respirar aire nuevo y progresar como cualquier negocio en esos tiempos.

Claro estaba que desde su llegada había marcado una gran línea entre los aspirantes a diseñadores siendo un punto de atención para los modistas actuales que buscaban aprendices curiosos y sobre todo hábiles.

—Buscaré al modista más adecuado de la empresa para su tutoría señorita Dupain-Cheng, él o ella se encargará de perfeccionar cada detalle de sus trabajos, siempre y cuando, sus futuros servicios serán a favor de la compañía Gabriel's.

El adulto mayor la vio dubitar sobre su propuesta ya que había oído gracias a su asistente que más empresas del imperio de la moda habían ofrecido la enseñanza hacia su persona, abriéndole grandes puertas para su futuro.

—Estoy agradecida por su propuesta señor Agreste —Gabriel sentía que pronto tendría al pequeño prodigio en sus manos—, pero empresas con gran talento al igual que la suya presentan propuestas tentadoras.

"Tentadora te vez con ese vestido negro", pensó el diseñador.

Sin poder formular una respuesta adecuada la fémina dejó la taza de té en la pequeña mesa de vidrio de la oficina del Agreste y en pasos cortos con un movimiento provocador por parte de sus caderas, dirigió sus manos hacia el pomo de la puerta para retirarse del lugar.

—Un momento, señorita Dupain —su tono alto llamó la atención de la azabache—, será mi persona quien le proporcionará el aprendizaje, no se preocupe por el gasto en sus prácticas, pero tenga en cuenta la puntualidad en sus clases —sentenció como oferta final.

—Me satisface saber que por un talento naciente como el mío se ofrezca para ayudarme.

—No entregaría un prodigio en la moda a cualquier empresa, confío en usted y en sus capacidades, señorita Marinette.

Aquel día Marinette se consagró al trabajo de Gabriel Agreste.

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Las estaciones trascurrían y las amistades fluían, Marinette y Gabriel ya no estaban en la típica relación aprendiz-maestro sus acciones demostraban que esa línea había sido cruzada.

—Gabriel, necesita distraerse. —Al no obtener aprobación del mayor se alejó de él y se encaminó a la sala.

La mente del hombre no podía descansar tranquila desde hace unos días, ¿qué era exactamente lo que sentía por Marinette?

¿Por qué le llamaba tanto la atención?, ella solo era una jovencita y él, alguien que le cuadruplicaba la edad.

Sus ojos se posaron en aquella fotografía que había tomado exclusivamente para Marinette con una de sus primeras creaciones elaboradas, ese momento fue especial para ambos: fue la primera vez que sus labios se unieron y afirmaron que no era solo amistad lo que sentían.

A vista de otros no iba ser correcto, pero sus corazones latían con desesperación ante la presencia de otro y era mejor, mantener un romance oculto.

—Demonios, ¿ahora a dónde escapas pequeña ninfa?

Su respuesta estaba en la sala, Marinette portaba un pequeño pero provocador vestido rosa pastel que Gabriel podía visualizar desde las escaleras de su mansión, sus oídos fueron deleitados por una suave melodía del piano que yacía en medio de la sala.

—¿Quieres acompañarme? —sonrió la de rasgos asiáticos hacia su maestro.

Gabriel tomó asiento junto a su pequeña niña y ambos llenaron el ambiente silencioso con un ritmo lento y profundo.

—¿Qué es lo que hay entre nosotros? —preguntó en voz baja la joven aspirante.

—Un romance secreto, pequeña dama mía —dejó las teclas del instrumento y alzó el rostro de su acompañante—, cuanto quisiera mostrarte ante los demás, mostrar que eres mía y que siempre lo serás.

Sus labios se volvieron a fundir en un beso que parecía eterno, sabiendo que podía ser uno de sus momentos más cómodos y reconfortantes pero que más adelante sería uno de los momentos que más extrañaría.

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"Pequeña estrella, espero que estés brillando solo para mí", escuchaba Marinette en cada una de las entrevistas que Gabriel proporcionaba.

Fueron 2 largos años en su ausencia; después de confundir sus sentimientos y sin dar explicaciones, Marinette dio por finalizado sus estudios con Gabriel. No se sentía pletórica de ese sentimiento que le daba vitalidad, antes con su actitud risueña y encantadora siendo ahora una diseñadora infeliz.

—Tal vez debería verte Gabriel...

Un "tal vez" no confirmaba nada, era desconfianza lo que la hacía dudar y recordar la razón de su alejamiento. ¡Lo amaba! Aunque el destino les haya denigrado su relación, la mente podía adaptar su sucio rol: de olvidar quien alguna vez fue su amor.

Far away

"Quisiera estar contigo incluso si vuelvo a nacer"


                                   Génesis

Far Away || ᴏs ɢᴀʙʀɪɴᴇᴛᴛᴇ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora