Capítulo 3

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JiWon

Aunque cuando se trataba de HanBin conmigo nunca me podía permitir bajar la guardia, los días posteriores a mi aparición en su cumpleaños fueron bastante tranquilos. Demasiado tranquilos a decir verdad. Ya no me reprochaba tanto el haber estado a punto de besarlo, ni tampoco no haberlo hecho. Y eso sí que era un gran avance.

Incluso lo llegue a ver un par de veces y mantuvimos una corta conversación que, para buena parte de mi cerebro, se centró en el modo que aquella llave de cristales reposaba tranquilamente sobre su pecho.

Por supuesto, después de aquello casi eché a correr hacia mi casa dispuesto a encerrarme en mi habitación por ser un maldito peligro público para cualquiera. Pero, por si no hubiera tenido suficiente, esa misma noche no dejé de pensar en aquella concreta parte de su cuerpo.

«Creo que debería haberle regalado una esclava*, pero con lo enfermo que estoy seguramente le encontraría la parte erótica», pensé al día siguiente mientras preparaba mi café.

Definitivamente tenía un problema, se llamaba Lee HanBin y la solución empezaba a cobrar un protagonismo que sinceramente detestaba. ¿Cómo iba a jugar a ser un adolescente con él? ¿Qué mierda estaba pensando? ¿Dónde demonios estaba mi cordura, joder?

—Kim, tu madre por la línea 2— dijo YooA provocándome unas ganas enormes de tirarle el bolígrafo a la cabeza. Esa tipa era lo más grosero que me había cruzado en la vida.

—Muy amable, YooA. Eres encantadora— dije con ironía —Bruja— susurré antes de tomar la llamada —Mamá...

—¡Maldita sea, ¿cúando pensabas llamarme?!— gritó —¡¿Acaso le cuesta mucho al señor "todo lo puedo" levantar un maldito dedo para llamar a su madre?! ¡¿Sabes cómo se llama a lo que tú eres?!

—¿Mal hijo?— contesté por instinto. Y probablemente lo era. Llevábamos casi una semana sin hablar.

Gracias a todos los cielos que me alejé del teléfono a tiempo.

—¡¡¡No te burles de mí, JiWon!!!— gritó.

—No era mi intención hacerlo, enserio— me defendí al tiempo que ChanYeol entraba en mi oficina. Este al ver que me encontraba ocupado, decidió tomar asiento en una de las sillas que estaban allí.

—¿Te estas alimentando bien?— continuó mi madre como si nada. Otra de sus características: se olvidaba muy pronto de sus enfados —¿Hace frío en Seúl? Dime, ¿viste el abrigo que guardé en tu armario? ¡Di algo, maldita sea!

—¡¿Y cómo mierda quieres que te conteste si no me dejas hablar?!— protesté.

—Oh, es verdad, es verdad, cálmate, cariño.

Sin duda alguna esa era mi madre, la misma que siempre había adorado por sobre todas las cosas.

—Sabes, pierdes los nervios muy fácilmente. ¿Acaso estas estresado? Toma valeriana, dicen que es muy buena para el estrés.

—Mamá, eso es para dormir.

—Bueno, eso no importa. Tú tómala.

—Esta bien. ¿Y cómo te la estas pasando?

Me había pasado dos semanas tratando de convencerla de que fuera a un crucero por las Bahamas con unas amigas, precisamente porque esas amigas me habían atormentado para que lo hiciera. Así que ahora, mi progenitora estaba de fiesta a bordo de un trasatlántico. Y me alegraba porque, desde la muerte de mi padre hacia doce años, no había disfrutado del todo su vida.

—Cariño, esto es el paraíso— comentó —Hay maromos de dos metros y medio con una piel tostada y unos pectorales del tamaño de tu cabeza que están para comérselos— pestañeé aturdido por la información recién recibida mientras ChanYeol se retorcía de risa en la silla donde se había sentado; no sabía si le hacia más gracia mi cara de póker o el hecho de que podía escuchar a mi madre desde aquel lugar —Sandungueo por aquí, sandungueo por allá. Dios santo, si vieras el meneo que me están dando...

Naughty Love ❀ Double B [iKON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora