Capítulo 7

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HanBin

Si decidía despertar, sabía que inmediatamente después recordaría mi comportamiento tan absurdo e infantil y me arrepentiría hasta sentirme incluso miserable. Había hecho y dicho cosas que realmente no pensaba que sentía. A las que, definitivamente, no debería de haber recurrido por la retorcida necesidad de herir a JiWon.

Sin embargo, resultó que no hacía falta ver la luz del día para saberme despierto, y aun fingiendo que seguía dormido, lo recordé todo. Tras el espantoso dolor de cabeza que tenía, me vi siendo tan solo un mero adolescente caprichoso.

Me retorcí en la cama, saboreando el contacto de las sábanas contra mi piel desnuda. Lo recordé a él siendo el hombre del que estaba profundamente enamorado. Sus brazos levantándome del suelo, sus manos desnudándome y después secando la humedad. Sus miradas, tímidas y poderosas al mismo tiempo. La duda de su voz... No, no era duda... Era flaqueza, afilada y absoluta. La misma que ahora me indicaba que él me deseaba, pero también que lo tenía prohibido.

Lamentablemente aquello debía llegar a su fin. Ninguno de los dos podía seguir atrapado en algo que estaba destinado a no empezar. Él porque nunca abandonaría sus introversiones, y yo porque siempre trataría de luchar contra ello.

Al levantarme descubrí que tras el sentido común de JiWon, también habitaba esa fuerte tendencia a protegerme, en todos los sentidos. Junto a un desayuno bien preparado, estaba el dinero suficiente para regresar a casa, mi uniforme seco y bien doblado y una nota escrita de su puño y letra que me daba los buenos días acompañados de una carita feliz.

Empecé a llorar.

No quería deshacerme de aquel sentimiento.

Me gustaba amarle.




JiWon

Entre más miraba el reloj, más lento pasaba el tiempo. Me estaba costando horrores concentrarme en el trabajo. Era inevitable pensar en que HanBin seguramente todavía estaba en mi cama.

Me había pasado toda la madrugada observándolo mientras dormía. Apenas se había movido, pero cuando lo hacía algo en mí ansiaba que despertara por completo y me mirara entre la penumbra. Quizás de esa manera me habría sentido menos intimidado por el hecho de tenerlo allí conmigo.

Tuve tiempo incluso de imaginarnos como una pareja. Pero HanBin y yo jamás tendríamos la ventaja de poder experimentar una relación normal. Tendríamos que escondernos siempre que quisiéramos estar juntos, por lo menos hasta que él cumpliera la mayoría de edad. Y, aun así, eso no nos aseguraba una completa tranquilidad en nuestra relación. Entonces llegué a la conclusión de que, por increíble que fuera, la edad de HanBin no era lo que me detenía. SeoJoon nunca estaría de acuerdo.

Suspiré y me pellizqué el entrecejo.

Al principio creí que aquella visión de HanBin entrando en mi oficina era pura fantasía. Sin embargo, cuando él se ruborizó al mirarme, supe que a mí me iba a pasar lo mismo y ese era un hecho demasiado real. Lo disimulé agachando un poco la cabeza.

—¿Puedo pasar?— preguntó tras haber dado unos golpecitos en la puerta que permanecía abierta.

—Claro. Cierra— le pedí y él se movió tímido mientras yo me levantaba de mi asiento.

Tragué saliva y me preparé para lo que sea que fuera a decir. Esa mañana, el uniforme le sentaba especialmente bien.

—¿Has desayunado?— pregunté estúpidamente. Tenía que controlar la situación.

—Tomé un café— respondió él.

—Eso no es desayunar.

Ese no era el tema de conversación que de verdad queríamos mantener. Bueno, el que seguramente él quería... porque yo estaba en un punto muerto.

HanBin se retorció las manos y contrajo los brazos mientras se movía lentamente.

—JiWon...— suspiró y enseguida dudó —No es bueno seguir negándolo, yo...— dudó —Te quiero.

Cerré los ojos. Esa era la primera vez que lo había dicho en voz alta. También era la primera vez en que, siendo consciente de que estaba enamorado de él, asumí que lo amaba hasta el borde de la locura.

—Binnie...— resoplé nervioso.

—No, déjame terminar. Por favor— me interrumpió suplicante —Lo he intentado evitar, de verdad que lo he hecho, pero... es imposible dejar de hacerlo— el rosa de sus mejillas encendió todo su rostro y su mirada se humedeció —Aun así he entendido una cosa. Lo principal de un sentimiento como este es desear que la otra persona sea feliz, aunque no sea a tu lado...

Mierda. Estaba empezando a entender lo que HanBin había venido a decirme y no me gustó la sensación precipitada y ácida que empezó a desarrollarse en la boca de mi estómago. Saberme lejos de él, iba a ponerme las cosas muy difíciles.

—He venido... para decirte... que... se acabó— volvió a dudar y yo odié escuchar su voz. Esa vez cuando nos miramos, el suelo casi pareció moverse bajo nuestros pies, y sé que ambos sentimos lo mismo —No me creerás si te digo que te querré toda mi vida, que te buscaré en todos los hombres que se crucen por mi camino. Seguramente ninguno de ellos terminará de estar a la altura... pero ese será mi problema, no permitiré que te afecte.

"¿Por qué no dejas de hablar? ¿Por qué no te vas y hacemos como si esto no estuviera sucediendo?", pensé.

—Sólo necesito que me lo pidas, de verdad, porque así lo sientes y no porque es lo que debes hacer— aquella fue la señal que me indició que HanBin no había creído nada de lo que había dicho la noche anterior.

Mi única respuesta fue el silencio absoluto. Incapaz de apartar la vista de él mientras apretaba los dientes y notaba una fuerte quemazón en la garganta. Un niño de dieciséis años, sin darse cuenta, acababa de condicionar toda mi vida con sus palabras.

—O podemos dejarlo aquí— continuó al ver que jamás le contestaría —Confiar en que serás lo suficientemente amable dejando de darme pretextos para seguir queriéndote. De cualquier forma vas a herirme, así que, por favor, elige una de ellas ahora mismo.

Me mordí el labio, tomé aire y me incliné hacia delante antes de caminar hacia él. HanBin se tensó en cuanto asimiló que sólo nos separaban unos centímetros.

—En todo lo que has dicho, no he escuchado nada de lo que tú deseas— susurré —Olvidando lo que está bien o mal, lo que yo quiero o dejo de querer.

Él hizo una mueca. No quería llorar, pero sus hermosos ojos no pensaban lo mismo.

—Tú no me dejas desear, JiWon. Tú prohíbes cada una de mis emociones.

—Y si te dejara hacerlo, ¿qué harías?

—Te preguntaría por qué demonios quieres saberlo. Eres el único de nosotros dos que no quiere ver lo que puede pasar— ante eso, no podía hacer nada si no reducía mi cobardía a cenizas —Debes darme una respuesta. En verdad la necesito.

—No puedo...— gemí —Y tampoco quiero.

—Tampoco vas a explicarme porqué, ¿cierto?

Hubo más silencio.

Esa vez fue HanBin quien se alejó de mí. Se marchó sabiendo que, una vez más, yo no haría nada por impedirlo.

***
Pues bien ya sólo nos quedan dos capítulos para terminar esta historia corta ☺️
Gracias por leer y por dejar sus estrellas ⭐️

Naughty Love ❀ Double B [iKON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora