no hay mucho

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Las lágrimas caen de mi mejilla, llegan al final de la mandíbula, y caen hacían el precipicio, como a veces suele ser la vida.
No hay mucho, cada día con poco miedo, otros con ésta soledad.
Completa mi día, llena de felicidad mi vida por favor. Qué te necesito

Cartas de mi antiguo yo. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora