No olviden comentar >:'v Demuéstrenme que no me estoy peleando con la PC en vano.
Me quedé gélido allí con la boca abierta al ver a Jean frente a mí, porque en mi primer vistazo se me asemejó demasiado a un chico atractivo, sin embargo luego de saber que era ella comencé a notar detalles que antes no había notado, como que tenía pechos –pequeños pero los tenía–, o que sus caderas eran amplias, e incluso que su mirada –muy seductora en verdad– era la de una mujer, con sus largas y tupidas pestañas. Sus rasgos eran femeninos pero, dependía mucho de cómo actuaba o los gestos que hacía, podía verse muy varonil.
—¿Qué, quieres que vuelva a besarte? —dijo con una sonrisa de lado que me hizo tragar saliva y mirar hacia los costados sin saber bien qué decir. Luego se rio y me lanzó un golpe con su puño hacia el hombro—. ¡Estoy bromeando! Ya déjame entrar que hace frío y no traje suficiente abrigo.
Me hice a un lado para que pudiera entrar y noté que llevaba una gran mochila a la espalda colgada de un solo hombro, pero no bien me dio la espalda me tomé del hombro con un gran gesto de dolor, sentí que me ardía y fue inevitable quejarme con un «auch» al frotarme, y Alex comenzó a reírse al ver mi gesto adolorido.
En verdad golpeaba muy fuerte, más que Chrissy, incluso más que Eric enojado...
La vi besuquear a mamá en las mejillas y conversar con ella animadamente, le agradecía por venir y Jean parecía estar gustosa con esa invitación. ¿Cómo rayos mamá pudo reconocerla en la calle? No se parecía en nada a la Jean que yo recordaba, y no fui el único, cuando mamá la presentó con los demás Eric me miró con un gesto extrañado, con esos códigos de mirada que teníamos desde niños.
Me acerqué rápidamente hacia a mi amigo para poder susurrarle:
—¿No me habías dicho que la habías visto?
—Eso fue hace tres años, Al, a mí también me sorprende...
—Me besó, hermano, no entiendo un carajo —le dije con un gesto torcido.
Eric solo se encogió de hombros y giramos para ver a esa chica que se sentó a la mesa junto a mamá luego de correr la silla, pero no se sentó de forma «normal», sino que dio vuelta la silla para poder sentarse de piernas abiertas contra el respaldo y apoyar sus brazos en este, como probablemente haría yo para conversar con Eric.
—¿Eric? —dijo ella de repente al verlo y abrió sus ojos con sorpresa.
—¿Jean? —respondió él, imitando su tono de voz.
—Nunca fuiste bueno para los chistes —escupió ella y luego lo miró de arriba hacia abajo—. Pero mira que has crecido, enano. Te pusiste bien bueno, ¿eh?
—No más que Al —se rio Eric y ella giró para verme.
—Al siempre fue atractivo, tú eres sexy. Es muy diferente.
ESTÁS LEYENDO
Pequeños sorbos de té
RomanceÉl la conoció. La odió. Se volvió su amigo. La unió con su mejor amigo. La amó. Y se arrepintió de haberlos unido...