•Infierno•

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Esto es injusto. Ella no merecía terminar así, nunca.

Sufrir de todo el tiempo por lo que sus ojos debían ver. Tener tanto miedo hasta el punto de no poder controlar su cuerpo. Sentir un dolor continuo tan terrible que desgarró su garganta hasta hacerla sangrar. Destrozarse los oídos en un arranque de desesperación por no volver a escuchar.

La vió hacerse daño una y otra vez, gritar y llorar.

Él la había llevado hasta ese punto, al punto sin retorno. No había perdón, sólo castigo.

Fue un idiota, imbécil. Un verdadero hijo de perra. Sabía que los dioses le habían dado la espalda a la humanidad y que ahora sólo quedaban los dulces y suaves susurros de aquellos a quienes, se supone, no deben escuchar y aún así hizo caso omiso a todo ello y la llevó al Pozo de Lázaro para salvarla.

Una absurda leyenda decía que, quienes se mantenían en contacto con sus aguas podría alcanzar una larga vida, casi eterna, quien tenía una herida mortal podría curarla sin secuelas y al muerto traerlo a la vida con una sola condición.

Un engaño, eso era. Sólo era el señuelo de un hambriento demonio. Muy tarde lo notó. Pero debía salvarla, debía darle la vida que ella merecía.

Nunca debió pedirle que le acompañara. Era su misión en solitario, él había optado por trabajar así, ¿por qué tuvo que contarle sobre la misión? De haberse quedado callado ella aún seguiría bien, aún seguiría disfrutando de la vida.

Perderlo... puede que sea un gran golpe a su sensible corazón pero está seguro que luego podrá superarlo, para eso está el idiota de Deku o el sujeto de lentes o el molesto grupito de amigos que tiene.

Pero ya es tarde. Muy tarde. Ahora sólo puede intentar querer siempre alcanzar su mano y fallar y ver cómo se la arrebatan frente a sus ojos.

Ver que miles de manos la toman y hunden sus dedos en la piel y crean más heridas mientras es arrastrada y llevada a un abismo.

Verla en el jardín de su casa, cuidando las flores que ella misma sembró, y que la tierra se abra entre sus pies y caiga a un mar de lava.

Ver que ella, aún con sus heridas, le suplica a un Katsuki que no es él. Se aferra de su pierna suplicándole que no lo haga, que lo ama llorando, y el Katsuki sólo la mira con indiferencia hasta que le ve hacer una mueca y suelta una fuerte explosión en el rostro de Ochako.

El corazón de Katsuki no daba más y sabía que esto nunca, nunca terminaría, éste era su castigo por ser ingenuo. Castigo por sólo pensar en él y no medir las consecuencias de sus actos.

Éste era su castigo: verla morir una y otra vez hasta la eternidad.

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Notas de la autora:

Ya salí con otra cosa xD

Hice una mención del Pozo de Lázaro porque amo su historia~ ❤️ aunque la modifiqué sólo un poquitiiiiiiiito.

Me inspiré con el vídeo de la historia de Varus... Hueon! Qué video más hermoso ❤️ triste pero hermoso.

Bueno. Nos leemos~ ❤️

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⏰ Última actualización: Aug 27, 2018 ⏰

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