One-shot

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Las bombas caían en los pueblos cerca de donde se encontraban los protagonistas. Uno en el tren, mirando con horror por la ventanilla, siendo acompañado por los demás pasajeros, y el otro en su casa, parado en la puerta, viendo a lo lejos el lugar donde una bola de fuego gigante llamaba la atención de cualquiera.

Dos semanas pasaron de eso, y el de fuego estaba angustiado, ya sabía que la mayoría de sus amigos y vecinos estaban bien aunque las bombas fueron en un pueblo alejado, pero no había sabido nada del joven doctor que había ido a completar sus estudios a un pueblo no tan alejado al norte.

Tres golpes dieron en su puerta, logrando que Grillby fuera a esta, esperaba cualquier cosa, desde un vecino hasta un militar del bando enemigo. Pero lo que recibió fue toda una sorpresa, el cartero.

Claro que lo conocía, había recibido algunas cartas antes, pero no acostumbraba a recibir cartas sin enviar una primero. La recibió con gusto y despidió amablemente al hombre mayor.

Se sentó en su sofá, mirando el sello que cerraba el sobre, no lo reconocía de donde era y no recordaba a nadie de sus conocidos que le allá enviado una carta con un sello así. Cuando la dio vuelta, sus ojos se abrieron y empezaron a humedecerse, de felicidad, por fin recibía algo de ese hombre que no había vuelto.

La abrió con desesperación dejando caer el sobre y viendo esa letra que tanto reconocía. Una letra clara y delicada.

"Querido Grillby:
Me alegro que esta carta te allá llegado, porque significa que estás bien. Me encuentro a salvo, por suerte mí tren llegó a su destino, pero el puente fue destruido y no hay otra ruta para volver con ustedes, creo que el único método es en avión pero en esta época solo se permiten vuelos militares o para envíos.

Estoy muy preocupado por ti, quisiera poder regresar a mí hogar y volver a esa vida monótona que ahora extraño, poder verte en las tardes a disfrutar simplemente juntos, tal y como hacíamos.

Por favor necesito una respuesta, para saber que tu corazón sigue latiendo como el mío.

Tu amigo:
Gaster."

Su corazón latió fuerte, aunque ya tranquilo por saber que la vida de su amigo no peligraba, seguía emocionado por él.

Quería contestarle lo más pronto posible, para que él sintiera lo mismo, esa emoción tan agradable, quería transmitirsela a su amigo.

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Gaster estaba algo intranquilo en su hogar, por ahora provisional en ese pueblo mucho más avanzado que el suyo. Un departamento pequeño, suficiente para una sola persona que estaba de pasada.

Termino sus actividades diarias y bajo para revisar su buzón, quería saber si le habían enviado algo de su escuela para asistir y entregar la tesis, pero también quería saber si el joven de fuego le había contestado. No había cartas de la escuela, pero si había una carta, con un claro sello que reconocería aún si agonizara.

Ni siquiera espero a subir, se sentó en los mismos escalones a leerla, desesperado de que sea de Grillby y no de algún vecino que le contesto por amabilidad, pero leer el nombre al inverso lo tranquilizó. Esa letra desprolija y gruesa que lo caracterizaba.

"Querido Gaster:

Que tu corazón siga latiendo aumento el ritmo del mío.
Tu carta me devolvió la paz y la alegría, quisiera poder tener entre mis brazos de nuevo para que sintieras el golpeteo en mí pecho, cuando esos rayos de calor al atardecer nos miren.

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