P.D.V Paula
La gente normal duerme hasta tarde los sábados, disfrutando y liberando todo el estrés acumulado en la semana, pero lamentablemente ese no es mi caso. ¡Exacto¡ Me encuentro alas nueve de la mañana un sábado en una tonta clase de piano.
El profesor trata de que yo y mis otros compañeros aprendamos la estúpida escala de Do, ¿pero cómo aprender algo que no quiero aprender?, la mejor manera de perder estas aburridas clases era pidiendo permiso para ir al baño, cosa que a menudo hacia y esta vez no era la excepción. Alce mi mano para q el profesor pudiera verme y en cuanto me presto atención le pedí el permiso, permiso que claro me coincidió.
Camine hasta el baño y me di cuenta de que el lugar estaba tan vacío y era tan depresivo todo aquí, me entro un escalofrío inmenso así que mejor seguí con mi camino.
Me coloque frente al espejo y saque de mi bolso mi pequeño estuche de maquillaje y comencé a retocarlo, comencé a tararear una canción, desconocía su nombre pero claramente me la sabia, sin pensarlo dos veces comenze a menear mis caderas al ritmo de mi tararear, pero algo me hizo parar en seco. Una puerta de algún baño se había cerrado con demasiada fuerza. Provocandome algo de miedo e incomodidad.
Un poco más calmada me acerque al espejo y me concentre de nuevo en mi maquillaje,mientras arreglaba mi labial pude observar como algo se movía dentro de la sombras, me gire para ver qué ocurría.
-¿Hay alguien ahí?- pregunte, aunque era algo tonto puesto que claro esta nadie tiende a responder esa pregunta.
Cerré los ojos tape mi oídos al momento en que la puerta se comenzaba a cerrar de golpe, una después de otra. Abrí levemente mi ojos y pude ver a dos hombres vestidos de negro acercandose, uno hizo una seña con la mano y lo sigue te que recuerdo es un golpe en mi cabeza.
(...)
Mi cabeza dolía y estaba cazi segura de que en cualquier momento estallaria, me prepare mentalmente para cualquier cosa que pudiera suceder. Com mucho esfuerzo y dolor abrí mis ojos, trate de tallarlos con mis manos pero esta se encontraba atadas en mi espalda. No tenia ni la remota idea de donde estaría, y eso sin duda era lo que más me aterraba.
-¿alguien me escucha? - pregunte, sin obtener repuesta alguna.
La habitación estaba demasiado oscura, no podía distinguir nada así que trate de hacer lo mejor para visualizar algo.
Lo que parece ser una puerta se abrió dejando entrar un poco de luz, aunque no lo crean mi corazón se aceleró, me emocione al ver un pequeño rayo de luz.
-¿hay alguien ahí? - pregunté.
La puerta se cerró con fuerza y la oscuridad volvió a reinar en la habitación.
-bueno, creo que has despertado ya-hablo alguien.
-donde estoy? ¿Que hago aquí?
-en estos momentos estas en el país de nunca jamás, en donde no envejecer as y vivirás feliz por el resto de tu vida--Dijo la persona de la que aún no había visto nada.
-¿que quieres? - pregunte ya harta de sus repuestas tan sacarcasticas.
-ser el rey del mundo, pero no se puede.
-quiero irme- dije - ahora, quiero irme ahora,¡devuélveme ala escuela o llévame a mi casa! - grite enojada y al borde de las lágrimas.
- con la pena cariño te aconsejo que no me alces la voz nunca, puesto que te ira peor - dijo suavemente - ¿tienes hambre?.
- no - exclame - solo quiero largarme.
No recibí respuesta alguna ante aquello y cerré mis ojos con cansancio, estaba aterrada, tenia frío y claro que tenía hambre, mi estómago comenzaba a sonar, pero no probaría nada que me ofrecieran.
Abrí mis ojos ya que sentí un poco de luz y al abrirlos me encontré con dos caras enmascaradas de negro,, cubrían la identidad de aquellos evidentemente hombres. Uno tomó mi mandíbula con brusquedad y medio abrió mi boca, mientras el otro acercaba una cuchara con lo que fuera eso, aunque no se viera nada comestible, me hicieron comer a la fuerza, claro llore ya que el agarre en mi mandíbula era demasiado brusco y dolía demasiado.
Al terminar mi "Comida" los dos hombres salieron de aquel lugar, habían olvidado un pequeño detalle apagar la luz así que pude visualizar mucho mejor el lugar. Para ser un área evidentemente de secuestro no estaba nada mal.
Cada minuto que pasaba tardaba más que el anterior y eso comenzó a molestarme, estaba desesperada necesitaba salir. No se como pero de alguna extraña manera me comenzó a dar demasiado sueño pero no podía dormirme, moría de frío y no había nadie a quien pedirle ayuda.
-¿alguien? ¿Hay alguien aquí? - grite más fuerte que las veces anteriores.
La luces se apagaron y sentí un escalofrío recorrer toda mi espalda al escuchar cercanía de la voz.
-¿que ocurre?
-muero de frio- dije.
-¿acaso la niña pequeña tiene sueño pero necesita su mamita? - dijo en forma de burlona.
-por favor--pedi
- lo siento cariño, tendrás que morirte de frío, mañana veremos si sobrevive.
- eres un animal incapaz de sentir compasión por alguien - grite furiosa
Recibí una cachetada de su parte
- te he dicho que no me alces la voz.
Sin más, no volví a escucharlo así que deduje que había salido de la habitación. Acomode mi cabeza hacia un costado, sabía que al despertar me dolería, pero al parecer pasaré una noche en una incomoda y diminuta silla.
Aún no. Me dormía cuando vi abrirse la puerta, por ella entraron dos hombres e imagino que dedujeron que dormía, puesto que simulaba estarlo, y eso les dio confianza de quitarse aquella máscara que cubría sus rostros.
¡Mierda!
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Enamorada De Mi Secuestrador [Parte 1]
RomanceA los diecisiete años de Paula, lo último que ella se imagina es que la secuestren y lo que es peor aún enamorarse de su propio secuestrador. Esta es la historia un tanto complicada de Ana paula De León. Golpes, besos, secretos, romances, misterio...