Sentencia Inmaculada

[No tuve elección]

Jalisco, 1945

Las tardes en la fábrica familiar eran intensas.

Pedidos tras pedidos de los zapatos en cantidades desproporcionadas salían todo el tiempo en grandes barcos de carga hacia el extranjero.

A decir verdad nunca tuve un gran interés en el negocio, no almenos desde que me impusieron ser la siguiente al mando. Si, es extraño que una mujer en estos tiempos dirija algo tan importante como la empresa zapatera más grande de México; pero desde su fundación quienes han administrado todo lo que tenga que ver con esta son las mujeres de la familia.

Después de una muy severa plática antes de que yo naciera se designó por un acuerdo escrito que la siguiente al mando sería la primogénita de el primogénito de la dueña actual.

Ósea yo, María Rivera...la "afortunada".

Pero, ¿A quién engaño? Si me dieran a elegir entre seguir mis propias aspiraciones como mis primos a manejar el negocio familiar, creo que ambos sabemos que elegiría.

Las tardes eran frescas al igual que las mañanas en Santa Cecilia; donde mi familia tenía "la Casona Rivera".

En las calles podían escucharse cientos de sonidos...perros ladrando, niños jugando, los vendedores del mercado y en un lugar muy apartado de la Casa estaba la plaza "El Parián", en donde mariachis de todas partes iban a probar suerte cantando corridos y canciones populares como "Allá en el rancho grande", "El jarabe tapatío","¡Ay Jalisco no te rajes!", etc.

El tibio aire con algunas tenues ráfagas frías entraron por la ventana de mi habitación y una casi imperceptible tonada inundó mi cerebro. Sentada al borde de mi cama comencé a rasgar la guitarra, tratando de replicar aquella dulce melodía.

Tito Guízar, "Bella ilusión".

Una emoción dulzona comenzó a ser saboreada por las cuerdas haciendo que sean ignorados gallos que soltaban los mariachis de la plaza.

Ya no había niños jugando.

Ni ráfaga de viento entrando por las maderas de la casa.

Sólo un armonioso silencio cuando todo se distorsionó a nada...

Y empecé a cantar.

Primer  amoorr,

Te perdíííí~

Bella ilusión, que se fuueee~

Vivir sin ti no es vivir,

Ser de mi ser, mejor moriirr~

Primer amooorrr~

Inquietuud, romance deee juventuuudd~

Dulce tormentoo~

Aquel momento en que juramos los dos ir de la dicha en dos,

Primer amoorr~

Mi prima Rosa entró de golpe en mi alcoba cerrando la puerta fuertemente. Se veía pálida y desorientada. Su pecho subía y bajaba rápidamente haciendo un intento fallido de guardar la calma.

- ¡Rosa! ¿Estás bien ? ¿Qué tienes?- dije posando la guitarra en la cama y acercándome.

- ¡¡María!! Yo...ah ... tus padres, van, a...ah... - tomo unos momentos para reponer el aire y dijo más calmada.- ¡Tus padres! ¡Ellos quieren enviarte lejos al Sur!-

- ¿Qué? ¿de qué estas hablando?-

- Estaba pasando por uno de los pasillos junto al comedor y escuché que tus padres estaban hablando con un tal Antonio Estrella sobre ir a un internado en el Sur contigo!