Un abrazo

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Durante las primeras guerras toda la gente que sobrevivió estaban dispersas, enojados unos con otros por miedo a colaborar y ser traicionado o que el mismo traicionada haciendo daño, la moral estaba por los suelos y la duda y el sentimiento de supervivencia ante todo afloro de manera que la desconfianza arrastraba todo tipo de males. Henry caminaba a través de la calles, edificios demolidos e infraestructuras dañadas, la gente hambrienta y desgastadas por la guerra, cada quien se escondía en su propio refugio pensando en si sobrevivirían para el día de mañana, Henry miraba y oía, pero pasaba de largo esperando que nadie lo notara, gritos de una mujer a la cual posiblemente la estaban violando o torturado provenian desde la lejanía, balasos en periodos de constantes que se sentían desde más allá de las toscas barricadas hechas por los sobrevivientes a los bombardeos, acostumbrado, Henry buscaba a alguien cercano a el para no sentirse solo, aún sabiendo que no era buena idea salir a explorar a causas de los peligros que acechaban todo el tiempo, no podía saber si en algún momento le caería una bala perdida, si caería en una trampa que reventara alguna de sus extremidades o de lleno lo matara, o hasta ser devorado por una de esas bestias que era muy escurridizas para cualquier ser humano, porque de ellos debían tener cuidado, en si todo peligro debía ser sorteado con cautela, cada paso en falso podía terminar en una muerte horripilante. Lastimosamente las gentes ya no tenían fe, y si la tenían, eran obtusos obsesionados e incrédulos por algun tipo de mentalidad de rebaño, o quizá hasta lobos disfrazados de ovejas entre personas que no le deseaban mal alguno a nadie. Por desgracia siempre ocurría algo malo, pero la costumbre se volvió, por muy malo que fuera, cotidianidad para Henry, simplemente no le importaba, el solo pensaba en sobrevivir costará lo que costará y asegurar a los suyos en el camino sucediera lo que pasará. No había moral, y menos en un mundo de locos perdidos entre gente que tienen que matar o robar para sobrevivir. Un joven que caminaba por un callejón destartalado y deteriorado fue encañonado por un tipo encapuchado, poniéndole el revólver en la nuca, sin vacilar, ni nervios ni compasión, lo mató para llevarse su mochila que tampoco traía muchas cosas útiles, todos se daban cuenta pero nadie hacía nada, era prácticamente un desenfreno sin límites que no dejaba a nadie salir de ese circulo de violencia, aún así no podian hacer mucho ya cada quien portaba sus propios problemas. De vez en cuando se podía notar algún apice de esperanza al ver la camaradería entre dos personas compartiendo alimento o tratando a los heridos y enfermos, gentes que se ayudaban mutuamente por un bien común, pero efímeros y eclipsados por la realidad que los atañe. El miedo llega a ser considerado común entre los años que ha durado viviendo cualquier ser vivo que se mantiene al filo de sus capacidades, muchos creen  poder salvarse solos pero sin cooperación y compromiso no se puede, tan dispersos que la única opción es enfrentarse cara a cara con la muerte dejar a la suerte todo lo que ocurra, que pase lo que tenga que pasar pensó Henry, una sobre el borde de un canal seco por donde antes había fluido el agua hacia sectores habitados, ahora solo servían de barrera como despojos de los tiempos civilizados, observando el horizonte con temor, extrañeza, y un poco desesperanzado, el escenario no eran más que escombros, ruinas por doquier, no quedaban muchas opciones más que seguir adelante y ver que encontraba. 

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⏰ Última actualización: Aug 28, 2018 ⏰

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