|E|R|R|O|R|

31 7 4
                                    


Regreso a casa para ver como te va, pero al no encontrarte me pongo a pensar.

Puedo recordar con claridad como era todo antes de lo ocurrido. Sigo sin poder olvidar las veces en las que nos escabullíamos hacia el techo, mientras que tu bromeabas sobre nuestro intento de sigilo ninja para que nuestros padres no se despertasen; cuando llegábamos ahí nos sentábamos a un lado del otro para evitar que el frió entre nuestros cuerpos se colase y veíamos sonrientes el nacimiento del sol.

Cuanto desearía que eso vuelva a pasar pero lamentablemente eso no ocurrirá, porque el vil capricho de la vida tuvimos que dar.

En mi mente se encuentra grabada la melodía de tu risa con esas dulces sonrisas; Mis favoritas eran cuando me equivocaba y tú me ayudabas sin dudar. Al igual en las veces en que la tristeza me acompañaba en mi andar y aparecías tú con la alegría, que me animaba sin cesar. No puedo olvidar nuestras pláticas nocturnas que hacíamos junto a la oscuridad, mientras veíamos en el cielo a las estrellas bailar.

¿Dónde estarás? Me pregunto al mirar tu habitación vacía y al no poderte encontrar, un gélido suspiro de mis labios logro escapar. Miles de preguntas acerca de tu paradero logro formular, pero al oír a la puerta cerrarse sé que estas se responderán.

Oigo el sonido de pies subir peldaño a peldaño en un lento caminar y al oírlas tan cerca, giro para ver quien será.

¿Acaso es nuestra madre o serás tú? No importa y una sonrisa se forma en mi rostro, pero al verte esta se desvanece.

¿Quién eres tú? Me pregunto sin dejar de mirarte ¿Por qué tu rostro es pálido? ¿Por qué hinchados tus ojos están? ¿Y tu sonrisa a donde se ha ido?

Rina...

¿Acaso tu nombre no significaba alegría?

Interrumpo mis preguntas al ver como en tu cama, te tiras.

«Omid, te extraño...» Pudiste formular mientras tu voz quebrándose como un fino cristal está, al mismo tiempo invisibles lágrimas de mi lograron escapar.

Tú caes a lado de la tristeza y yo me desmorono junto a la desesperación, me acerco para intentar abrazarte pero sé que eso imposible será.

Muerdo mi labio y pronuncio tu nombre pero se que no me escucharas y con un finado corazón lastimero, te veo desahogar.

¡Por luzbel! Sabía desde antes que a ti... querida hermana, te afectaría mucho...

el día en la llama de mi vida se quiso apagar.

Sin titulo ingeniosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora