Isabel había traído un altavoz para poner la música a tope mientras que el resto preparaba con las mezclas con fantas y cocolas que habían comprado. Mientras me servía un vaso de ron con coca cola alguien me agarró por la cintura. Sus manos se deslizaron por mis brazos lentamente hasta alcanzar mi vaso. Lo cogió y se lo bebió. Ello me enfureció, me pareció una grosería de su parte. Antes de que pudiera darme la vuelta para ver quién era me apartó el cabello hacia un lado y me besó la nuca mientras me susurraba: -Vente luego hacia la parte trasera del garaje, dónde se encuentran los sofás. Te aseguro que allí nadie nos molestará.
El simple hecho de realizar locuras me atraía al igual que lo prohibido. Aunque no pude observar quien era decidí seguir sus pasos. El efecto del alcohol estaba haciendo efecto ya que no era consciente de mi entorno sino de mis deseos y mi insaciable curiosidad. Al llegar puede comprobar que el garaje estaba desierto y en medio del sofá gris se encontraba aquel desconocido. Se levantó y me miró intensamente con esos ojos marrones.
-Veo que al final has venido, entonces es cierto que te encanta lo prohibido. Soy Jaime, amigo de Álvaro. Creo que hemos coincidido en algunas copas. Te propongo divertirnos y conocernos. Sé que estás en una especie de lío con mi amigo, pero no me importa, tampoco es que estéis saliendo. Si aceptas te garantizo que esto quedaría entre nosotros- dijo con firmeza y seguro de sí mismo.
El color rosa de su aura desprendía rayos amarillos transmitiendo confianza y autoestima. Incluso su presencian llenaba toda la sala. Antes de lanzarme bebí el resto del vaso y luego lo tiré. Caminé lentamente hacia él y cuando le tuve de frente lo empujé con fuerza
-En principio tenía planeado pasar la noche con Álvaro... pero bueno qué se le va a hacer. Te confieso que tu propuesta me ha sorprendido gratamente, sobre todo tu valentía para lanzarte a pesar de mis lazos. Sería imposible rechazar tal propuesta. Solo te puedo ofrecer esta noche, aunque estoy abierta a futuras quedadas- confesé mientras me sentaba encima del joven y le agarraba su cabello oscuro.
El rostro del joven se aproximó a mi rostro, sus carnosos labios amenazaban con destrozar mis delicados y suaves labios. Finalmente, nuestros labios se sellaron a la vez que nuestras lenguas realizaban un baile sin fin. Se podía apreciar su determinación y su fuerza en el arte de besar, cada vez que su lengua partía mis labios con fuerza buscando mi lengua. Sus besos se convirtieron en mi nuevo vicio. Por otro lado, sus grandes manos se deslizaban por mi cuerpo lentamente explorando cada rincón secreto. No podía resistirme a su forma de tocarme. Sus manos recorrieron mis piernas hasta llegar a la zona prohibida. Aunque el deseo me gritaba que continuara mi corazón imploraba que pusiera freno para no sobrepasar la delgada línea entre la ética y la moral. Aquellas travesuras cometidas pos sus labios nublaron mi mente y mi cuerpo. Agarró mi cintura con ambas manos y empujó mi cuerpo sobre el suyo. Su cuerpo se irguió y se pegó al mío mientras sus labios marcan un camino de besos por mi cuello. Sus actos me guiaban marcando los pasos que debía dar. Ello implicaba que este hombre controlaba y que tenía experiencia. Tampoco es que yo no supiera, sino todo lo contrario.
Mi manó se deslizó por su cabello simultáneamente la otra mano partió con el fin de descubrir aquel territorio virgen. Palpé sus musculosos brazos y el pack de abdominales perfectamente esculpidos. Ese cuerpo había sido creado para ser observado y apreciado como se merecía. Le desabroché los botones de su camisa blanca con rayas azules hasta dejar al descubierto su cuerpo con la piel aceitunada y los músculos definidos. El calor se fue apoderando de nuestros cuerpos. Ello me impulsó a besarle con más fuerza y desesperación. Nada podría frenarme, mis labios se movían por voluntad propia moviéndose desde sus labios, descendiendo su cuello hasta llegar hasta sus abdominales. Con cada beso y caricia su cuerpo temblaba ligeramente. Recorrí el mismo camino en sentido contrario, es decir, desembocando en sus labios. Me encantaba que el joven me dejase libertada para moverme a mi antojo por su cuerpo. Tanto su cuerpo como el mío se acoplaba y combinaba a la perfección.
-Se ve que sabes lo que haces porque tus movimientos... ¿Soy el primero de esta noche? -preguntó con ansias Jaime.
-Los dos somos conscientes de que somos expertos en este ámbito así que para que te voy a mentir diciendo que no. No obstante, soy muy selectiva con los chicos que escojo. No me mezclo con gentuza, sino que deben cumplir ciertos requisitos. Entre ellos se encuentra que no sean boquerones ni horteras. Es muy importante que sean pijos y que vistan bien.
-Yo también soy exigente con las mujeres con las que he estado. Es imprescindible que sea guapa y sexy. Doy prioridad al físico antes que a la personalidad. No me importaría repetir esta noche más veces- repuso con la voz firme y clara. –Solo si te estás divirtiendo y pasando un buen rato.
Me abalancé sobre su cuerpo y devoré sus labios puesto que no deseaba contestar a su pregunta. Lo estaba disfrutando, pero no sabía hasta qué punto me compensaba quedar otro día. El joven respondió a mis deseos transportándome a mundos paralelos llenos de éxtasis. Repentinamente...sonó la puerta, pero actuamos como si no la hubiéramos escuchado y continuamos. Puede observar por el rabillo del ojo que habían entrado varias personas y se dirigían hacia nosotros. Uno de ellos me agarró del brazo separándome de Víctor. Al voltear la cabeza vi a Álvaro. Este me miró con el rostro enfurecido. En ese instante sentí pánico y miedo. Pensé que me iba a golpear, pero en lugar de ello me gritó con enfado: - ¿Qué hacéis? ¿Por qué Rocío? Antes me dijiste que ibas a pasar la noche conmigo y ahora me vienes con esto. Encima te has liado con uno de mis mejores amigos. Ni siquiera has pensado que esto podría herirme. Ingenuo de mí creía que te importaba y que me dabas prioridad sobre otros chicos.
Jaime se levantó del sofá para dirigirse hacia su amigo. Permanecí sentada en el sofá puesto que no me daba la gana demostrarle a Álvaro que sus palabras no habían surtido efecto. Le observé con enfado. Tomé la decisión le levantarme e irme hacia ellos.
-No me vengas con esas chorradas porque yo nunca te he dicho que fueras el único ni el más importante. Te avisé desde el principio que lo nuestro iba a ser lío abierto y que acabaría tarde o temprano. Así que eso me da pleno derecho a estar con el tío que yo quiera. Además, te dije que quizás pasaba la noche contigo, pero no te lo aseguré. No puedes reprocharme mis acciones ya que soy libre de hacer lo que quiera. Tu amigo fue quien vino y me propuso pasar la noche. Me importas y te aprecio, pero ni te veo ni te veré como algo serio- confesé con desagrado y amargor en la boca. –Márchate ya no deseo continuar con lo nuestro. Esta es mi despedida.
Álvaro y Jaime abandonaron el garaje con pena y tristeza. No les permití pronunciar ninguna palabra. Aquel suceso había estropeado la noche y me enfurecía más y más. Unas manos delicadas me abrazan con cariño.
-Rocío deberías ser más amable con los demás. Tienes que ponerte en la situación de Álvaro. El pobre ha pasado la noche buscándote y resulta que estabas liándote con uno de sus amigos. Se ha llevado tal palo. Cuida tus palabras y se más dulce – replicaron Isabel y Elena.
Les devolví el abrazo. Ellas eran mi único apoyo y siempre han estado acompañándome. Por eso las quería con locura.
-Me da igual que le haya dolido. Espero que no monte ningún circo hoy en la fiesta. Vamos a volver con el resto.
Nos encaminamos hacia el bullicio y les eché a la calle puesto que estaba cansada y eran las siete de la mañana. Al siguiente día tenía que ayudar a mi madre con la mudanza. Álvaro no se movía del sitio. Le cogí del brazo y le arrastré hacia la puerta. Abrí la puerta y exclamé: - ¡Vete fuera ya mismo! No te atrevas a hacerme esto de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
La Reina Del Ajedrez.
RomanceQué sucede si tu mundo se desmorona por las circunstancias de la vida... Si te ves obligada a mudarte a una nueva casa y empezar de cero en otro colegio dejando atrás tu vida, tus recuerdos, tu infancia... Rocío debe debe abandonarlo todo y adentr...