Intermedio

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—¡Abuelo! ¡Qué asco! ¡Tus hermanos eran horribles! 

—¡Ramón, no interrumpas a tu abuelo!

Ahora Ramón ya no era el único atento a la historia del abuelo. Aquella historia tantas veces repetida pero nunca antes escuchada. La madre de Ramón, Rosa, también se había sentado a escuchar.

—Abuelo, ¿por qué nunca antes nos habías contado lo que sentiste tras la ida de tu padre?

Entonces la abuela de Ramón entró de nuevo en el salón.

—Siempre lo hace. Una y otra vez la misma historia, ya me tiene harta.

—Mamá, es su vida, no va a contar la del vecino... —protestó Rosa—. Además, es muy bonito escuchar como poco a poco te vas enamorando de la abuela... —dijo mirando a Anxo.

Anxo ya volvía a estar distraído, mirando a aquellos políticos que salían por la televisión.

—Abuelo, continúa, por favor —le pidió Rosa—. Abueeelo. —dijo ella moviendo su mano por delante de su cara para que desconectase de la tele.

Él dejó de ver la tele para mirarla a ella.

—¿Por dónde iba? —dijo con su voz temblorosa.

—Ibas a cumplir trece años.

—Ah, cierto...

Memorias de un ancianoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora