Capítulo 10

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Me levanto de la cama con algo de pesadez aunque ya tenga más movilidad en el cuerpo.

La herida aún tiene sus puntos pero ya estoy completamente recuperado, o al menos eso me digo, y vivo diciéndole a Melisa aunque siempre me responda rodando los ojos y tratándome como  a un inválido.

Esta última semana no se despegó de mi ni un momento y me encantó, siempre cuidandome, durmiendo a mi lado, y tratandome con cariño y devoción.

Me levanto de la cama, me saco la remera y me quedo viendo mi reflejo en el espejo del armario de mi cuarto, tocó la superficie de la herida, tocó los puntos y el relieve de la piel.

Este último tiempo tuve al señor Ferrami mortificandose por lo ocurrido con Steven, disculpandose todo el tiempo y echándose la culpa, creyéndose responsable de lo que ocurrió ese dia, pero yo sólo bromeaba sacándole interés a la situación al decirle que no fue la única persona sercana a él que casi me mata, que la primera fue Melisa, ese tipo de bromas desviaban la tensión de las conversaciones pero muy en el fondo sabía que por poco y casi no la cuento.

Tomo agua oxigenada, pervinoc, gasas y cintas hipoalargenicas. Mojo unos algodones con agua oxigenada y comienzo a limpiar la herida, hago lo mismo con el pervinoc y luego me pongo unas gasas nuevas, las aseguró con sinta blanca y queda todo perfecto. Veo mi reflejo y sonrió al saber que dentro de unos días me sacarán los puntos, pero me desalienta la idea de saber que me quedara una sicatriz. Me vuelvo a sentar en la cama, suspiro...

<<Maldito Steven>>

Hace unos días la mandaro a Melisa a testificar contra Steven, su testimonio fue muy convincente pero aún así le dieron libertad bajo fianza al maldito, al menos hasta el día de su juocio y que un juez lo encierre.

Pero tiene prohibido acercarce a los Ferrami y a mí por una orden de restricción, aún así, eso no le quitó todo los temores a Melisa, aún teme de que vuelva y me haga daño, pero yo estoy más asustado por ella, Steven es un tipo muy peligroso, pero no dejare que a Melisa le suceda algo.

Veo a Melisa entrar por la puerta de la habitación, esta en ropa interior con una camisa mia, me mira con reprocho al ver las gazas viejas sobre la cama. Le sonrió ampliamente.

-Me limpie la herida y me puse gasas nuevas.

-Lo se, lo veo- Se cruza de brazos -Pero no quiero que lo estés haciendo sólo- Bufo al oírla.

-No seas exagerada, ya estoy bien cariño.

Ella camina hasta mí y me da un beso en los labios, toma las gasas sucias y las desecha, la veo de espalda a mí, veo sus minúscula prenda roja debajo de mi camisa blanca.

-¡Ay!- Dice al recibir una nalgueada mia, voltea rapido y yo le sonrió picaramente.

-Vez, ya estoy bien- Tomo se su mano y la acerco -Si mi morena y sexy enfermera me diera algo de cariñito me recuperare más rápido.

Ella se sienta encima de mis piernas, comienzo a acariciar sus muslos, desabotono la camisa dejando a la vista sus lindos pechos, ella me da cortos besos en los labios.

-No lo creo bebe- Dice -No creo que estés en condiciones para hacer el amor.

Comienzo a besar su cuello, le doy pequeñas mordidas y clavo mis uñas en sus nalgas.

-Hace mucho que no lo hacemos, te extraño demaciado- Susurro.

Veo sus ojos cerrados y siento su respiración...

Sonrió, parece disfrutar de mis besos, podría decir que los besos en el cuello son su talon de Aquiles, ella pone su mano sobre mi erección y comienza a acariciar mi pene sobre la ropa.

La venganza de Alex [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora