Capítulo XL: La pérdida

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La Doctora Foster hace todo lo posible, todo lo que está a su alcance para salvar la vida de ese hombre. Sus esfuerzos parecen en vano, pero ella no puede rendirse tan fácilmente. Su paciente es un GP, si lo deja morir David podría matarla a ella.
Penélope quiere secar el sudor de su frente pero no puede. Ella va sujeta a la camilla donde transportan al paciente, sobre la cual Michael y Colin oprimen todas sus fuerzas para llegar lo más rápido posible.

Deben lograr entre los tres que Eric Conners siga con vida hasta llegar al quirófano. Las manos de Penélope Foster están haciendo presión, con la ayuda de varias gasas, en la herida de bala que llevaba su paciente en el abdomen. Mientras doblan el pasillo, ella observa como las gasas no son suficientes, y cómo sus guantes comienzan a teñirse de un color rojo oscuro producto de la hemorragia incesante de Eric. No tienen mucho tiempo, su paciente está muriendo.

—¡Los signos vitales están muy bajos! —se queja Michael observando el monitor conectado a la camilla. En ese momento, Eric pierde el pulso.

—¡Traigan ya mismo el carro! —grita Penélope. Enseguida, las enfermeras del pasillo se acercan con el carro rojo que contiene el desfibrilador. Colin conecta la máquina rápidamente y le entrega a la doctora ambos aparatos para despertar el corazón de Eric.

Las manos de la Doctora enseguida toman el control. Michael era quien ahora estaba cubriendo la hemorragia de Eric, y espera la señal para apartarse.

—Carga a doscientos —le pide a Colin. El enfermero obedece rápidamente, como lo han enseñado a actuar —. Despejen.

Un golpe eléctrico impacta el pecho de Eric, pero no da resultado puesto que su pulso sigue muerto. Mientras la doctora se retira intentando pensar, Michael hace las compresiones de pecho. Ya no necesitaba recibir la orden, él ya sabía que eso era lo que no debía dejarse de hacer cuando el paciente perdía el pulso.

—Uno de epinefrina y carga a trescientos —pide histérica. Sin embargo, la doctora actúa con tranquilidad para salvar la vida de Eric.

Colin obedece y le da la señal a Penélope.

—Despejen.

Michael se retira de las compresiones de pecho, un poco agitado por el esfuerzo, y otra corriente eléctrica golpea el pecho de Eric nuevamente. Sigue inconsciente, pero luego de pocos segundos su pulso vuelve a la normalidad.

—Sigue bajo —dice Colin, mientras retira el carro del camino y vuelve a empujar la camilla.

—¿Puedo ayudar? —aparece su interno Bobby. La situación no estaba para ponerse a enseñar medicina a un novato, pero al menos le vendrían bien dos manos extra. Ella vuelve a cubrir la hemorragia de Eric con nuevas gasas y mira al novato seguirla mientras mueven la camilla hacia el quirófano.

—Consigue el expediente de Eric Conners y consigue su tipo de sangre. ¡Rápido!

La camilla se sigue moviendo gracias al empuje de Michael y Colin, los más fuertes enfermeros para mover a Eric y a la Doctora en la misma camilla. Ella no se podía despegar de él, no podía dejar que la hemorragia se siguiera descontrolando.

Doblan el pasillo y finalmente llegan al quirófano. Enseguida dos enfermeras se acercan y, ya esterilizadas entran al quirófano junto a Michael y Colin. Toman el lugar de la doctora para cubrir la hemorragia, mientras lo preparan para su operación.

Rápidamente Penélope entra al área de esterilización y arroja toda su ropa manchada de la sangre de Eric. Con solo acercar sus manos el jabón sale por si solo y el agua comienza a correr en las grandes canillas que tiene a su disposición. Toma la esponja y refriega ambas manos para eliminar cualquier virus que pudiera contaminar el ambiente estéril del quirófano. Michael y Colin se acercan para realizar los mismos pasos.

Soldiers - Eric/DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora