04

195 36 2
                                    

El teléfono no dejaba de sonar, el chico con pesadez buscó su teléfono y contestó la llamada

—Diga

—¿Alan?

—¿Si?

—Aquí está, mmmm... ¿Alfredo? Su primo, está muy, muy borracho, nos dio este número, pues nos dijo que usted podría venir a recogerlo, de verdad está muy mal

—Maldición... ¿Podría darme la dirección?

Navarro apuntó la dirección que le dijeron, tomó las llaves de su camioneta, le avisó a su abuela que saldría y fue hacía la dirección anotada, al llegar se estaciono, entró y el lugar estaba casi vacío, observó a su primo con un vaso en la mano y su cara contra la madera. No era la primera vez que lo veía así o que le llamaban, pero ya se estaba hartando de eso.

—¿Alfredo, es en serio? —habló al ya estar frente a él

—¡Primo! —balbuceó palabras nada entendibles

—Vámonos

—¡Hey! La cuenta —dijo un chico y le entregó un papel

Sacó su cartera y pagó, con mucho esfuerzo, ayudó a su primo a ponerse de pie y caminar hacía la salida, el chico iba diciendo palabras nada entendibles ni congruentes, lo metió al automóvil, le puso el cinturón de seguridad y manejó hasta la casa de los Leyva, estaba enojado y se puso aún más enojado cuando vomito

—¡Mierda Alfredo, la lleve a lavar hoy, no mames! —expresó muy enojado

—Perdón

Al llegar a la casa, lo bajó con la misma dificultad que había tenido momentos atrás. Entraron a la casa y lo dejó en el sofá

—Es el colmo José, son las 5 de la mañana y tú dejaste solo a Israel. Es un niño y está a tu cargo

—Shhh, lo vas a desper... —hipó— tar

—Es la última Pacheco, si me vuelvo a enterar que lo vuelves a dejar solo no me va a importar y peleare su custodia

—No—trató de levantarse, pero no puedo.

—Date cuenta, lo estás dañando, necesita cuidados, necesita que estés con él, no necesita a un hermano alcohólico

—Yo lo cuido—balbuceó.

—No lo haces, sólo lo dañas, te lo advierto de nuevo, una más y te lo voy a quitar, no me importa que Israel no quiera, este no es un ambiente para él y un juez me dará la razón.

Salió de ahí y volvió a su casa, el enojo no disminuía, quería mucho a sus primos, sabía que Greta había dañado a Freddy, trató de darle su apoyo, sin embargo él no quiso, prefirió seguir en el alcohol, muchas veces le ofreció a Israel que se fuera a vivir con los Navarro, pero él no aceptó, pues decía que él no abandonaría a su hermano, él no lo soltaría como lo habían hecho los demás.

Me soltaste| f.lDonde viven las historias. Descúbrelo ahora