Soldado de la nada.

El joven Gavriil, caminaba entre las estepas blancas del continente Ugmur. Estaba exhausto, llevaba ya 2 días sin comer. Sus dedos, ya casi azules. Su ropa agujerada y su cara dura cual hielo. Caminaba junto a otros 19 hermanos de batalla, errando hacia un campo de reservas, muy bien defendido, donde, después de un esfuerzo sobre-humano, tendrían un respiro al fin. Medio kilómetro les esperaba. Cada paso los torturaba, sus pies estaban negros, Gavriil, había perdido 4 dedos de los pies por el frio. El viento prácticamente les cortaba la cara y los empujaba con poco esfuerzo. La nieve les tragaba las piernas, alargando enormemente las marchas. Más allá de todo, los 20 soldados llevaban su rifle y espada sin quejas pesimistas. Todos caminaban, exhaustos, pero caminaban.

Después de otra hora marchando, notaron falta de nieve y árboles. Estaban cerca. Caminaron unos pocos metros en subida, y no demasiado lejos divisaron al fin el Fuerte Kramov. Los soldados caminaron lentamente, sin gesto alguno ni esfuerzo aparente, incluso sabiendo que los esperaba un merecido respiro. La caminata hasta las puertas del fuerte se inclinó hacia arriba nuevamente, esta vez solo un poco. Los últimos 300 metros hasta la puerta estaban llenos de trincheras. Alrededor de 25 unidades más llegaban caminando entre estas. Algunas unidades compuestas de 20 soldados, otras de uno solo. Los hombres caminaban con las ultimas energías restantes. Su esfuerzo era desmedido. Poco a poco Gavriil veía el fuerte crecer, y miraba también a los soldados en las trincheras. Muchos riendo, otros mirando a los condenados caminar, otros comían, otros se acercaban y ayudaban a los que no podían caminar más y para cuando se dio cuenta, entró a Kramov. Tras entrar, vio cientos de soldados formando y marchando hacia el otro portón. Los destruidos errantes fueron atendidos por un Teniente. Este les guió hacia la cocina general. Un minuto después, las puertas se abrieron de par en par y los soldados cayeron rendidos en las mesas y asientos. Había carnes, vegetales, pastas, postres, frutas, de todo sin ninguna duda. Gavriil deseaba otro par de manos para tomar más comida y llevársela a la boca. Cada soldado formaba unas 3 veces, comiendo su ración en segundos. Una y otra vez se les sirvió a cada soldado. Así, en unas 3 horas, la comida se comenzó a agotar, cosa que no resulto problema debido a que los soldados se les dio buen número de provisiones. Además, se les brindo atención médica, les equiparon uniformes y munición, y hasta vinieron mujeres a recibirlos como héroes. La unidad "Aur", donde Gavriil servía, reía después de luchar extremamente durante una semana. Después de 4 días de dormir, comer, emborracharse y disfrutar de Kramov, la Compañía Ulkan, en pocas palabras aquellos que habían llegado recientemente, fue ordenada moverse hacia un fuerte enemigo: Jufel.