Capítulo VI: La locura en mí

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En el capítulo anterior de "En otra vida":

El equipo se preparó para dar una serenata, nunca creyeron que el novio de Theodosia estaría ahí, pero Aaron no se dio por vencido, y se ganó el amor de la chica.

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(Narra John Laurens)

Esa noche tuve una pesadilla. Aparecí en el mismo salón de baile con el que soñaba de manera muy seguida, en donde hablaba a solas con Alex y yo terminaba muriendo. Con los mismos ropajes elegantes y una música de piano de fondo.

"¿En dónde estás, Laurens?"

Mi cuerpo tembló, era la voz que me recordaba el por qué había vuelto a nacer.

–Estoy...–. En realidad nunca me había puesto a pensar mucho sobre esa situación, pero cada vez que Alexander y mi yo en tercera persona se encontraban ahí yo parecía molesto. Traté de recordar mis anteriores pesadillas, hablábamos de cambiar nuestra relación, de cosas como... de...

"¿Qué te separó de tu querido Alexander?"

–La muerte–.

La voz se empezó a carcajear, haciendo temblar las paredes y dejando caer al suelo las velas, yo también me tambalee, quise agarrarme de una mesa, pero ésta se derribó junto a mí, después un candelabro cayó sobre mi ropa y la comenzó a encender en fuego, me quité el saco y lo pisotee.

"En parte es cierto, pereciste muy joven mi querido Laurens, pero la muerte no fue lo único que los separó"

El suelo y las paredes se movieron, transportándome a la parte del salón que estaba repleta de gente. Por fin pude ver a los invitados riendo y bebiendo en las mesas, al pianista tocar una pieza, a Mulligan coqueteando con... un momento, ¡¿Mulligan?!

Bueno, era él pero al mismo tiempo no. Cuando uno sueña, por alguna razón tiende a recrear lugares, tú sabes que estás en la escuela, por ejemplo, pero no se parece en lo absoluto a tu verdadera escuela, son cosas que el "tú" de tu mente sabe y listo.

Así es, Lafayette, Mulligan y yo estábamos sentados en una misma mesa. Laurens se levantó de la silla y dijo que iría por un trago, lo seguí hasta un balcón en donde se encontró solo... ahí él... empezó a llorar.

Se retiró las lágrimas con desesperación, gimió y se quejó, tratando de no seguir llorando. Me fui de ahí, no quería comenzar a sollozar y que Alexander me despertara en la vida real ¿Por qué estaría así?, todos se veían tan felices, excepto, pues, ese yo.

Al salir del balcón el salón se comenzó a llenar de una niebla negra, pronto todo desapareció en la oscuridad, excepto dos personas...

Alexander y...

"La muerte no fue lo único que los separó"

Alexander y una mujer, ella lucía un vestido y velo blanco, de encaje, precioso, tenía el cabello lacio y largo. Alex la tomó de las manos y le dio un beso en la frente, sentí una punzada en mi pecho. Me mordí el labio, un sentimiento de amargura empezó a ahogarme. Él la cargó en sus brazos y ambos sonrieron, me abracé a mí mismo y retrocedí. Ellos se abrazaron, haciendo que mis manos temblaran... él la besó... haciéndome sentir miserable.

En otra vida (continuación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora