Evanescente *[KaiXing]

Árbol y luna mágica.

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Ok, hace un momento estaba gritándose con su amigo y ahora, estaba tirado en un amplio campo verde que estaba seguro, jamás haber pisado.

— ¡JongIn, deja de llorar y ayúdame a saber donde estamos! — ah sí, también estaba YiXing, su reciente ex mejor amigo.

Se levantó con el cuerpo muy adolorido, intentando encontrar alguna señal de vida pero solo veía un bosque a un par de metros y mucho, mucho verde. Parecía como otro mundo.

¡Dios, tenía que almorzar con SuHi en dos días! ¿Cómo había llegado ahí?

—Definitivamente no sé dónde estamos. —hablo, el moreno, mirando de reojo a su amigo.

YiXing restregó sus ojos, que lucían rojos e hinchados. JongIn sintió una pizca de remordimiento.

—No podemos quedarnos aquí de todos modos. —el azabache bajo su fleco hacia sus ojos, habito que tenía cuando no quería que lo vieran a los ojos. —Andando, JongIn.

— ¿Qué? ¿A dónde?

—A buscar algún indicio de donde estamos. —YiXing comenzó a caminar, con el característico sonido de constipación que todo mundo tenia después de llorar.

JongIn torció los labios. —YiXing...

— ¡Veo algo! —exclamo el azabache, regresando para tirar en sus rodillas a JongIn.

— ¿Q-Qué haces? —se quejó el castaño, mirando como el chino se ponía enfrente de él a modo de protección.

—Quieto, JongIn.

El moreno iba a volver a quejarse cuando vio a lo lejos como dos hombres que venían en caballos se acercaban a ellos. Su primera impresión fue que eran muy varoniles y guapos antes de ver que traían arcos, flechas y ¡una espada!

— ¡Alto, alto, alto! ¡No estamos armados! —grito, alzando las manos.

YiXing suspiro, sin dejar de fruncir el ceño o su pose de protección. —Estamos perdidos, no sabemos cómo llegamos aquí.

Uno de los altos hombres sonrió de lado. —Ciertamente lucen muy extraños. ¿Cómo entraron a nuestro terreno?

— ¡Les estamos diciendo que no tenemos idea de cómo llegamos aquí! —grito JongIn, recibiendo un zape por parte del chino.

— ¿Cómo se llama este lugar? —pregunto, mirando al de cabello rubio.

—EXO. —respondió el rubio, mirando a YiXing directamente. —Sus nombres.

—YiXing, él es JongIn. —respondió el chino, tensándose cuando el rubio bajo del cabello y se acercó a ellos.

—Bien, digamos que les creemos. Tienen que venir con nosotros. —guardo su espada, señalando a YiXing para que subiera sus brazos y pudiera inspeccionarlo. Lo mismo hizo con JongIn. —Tu amigo subirá con el mío, tú vendrás conmigo. —ordeno, atándole las manos al moreno con una cuerda dorada que no le habían visto sacar. —Precaución. —contesto ante sus miradas.

JongIn fue jalado por el sonriente pelirrojo como si pesara menos que una pluma cuando pesaba más que el mismo YiXing. El rubio cabalgo con él frente a su pecho, dejando que el pelirrojo y JongIn los siguieran a un par de metros.

Tras un buen par de minutos cabalgando, llegaron a una aldea de esas que habían visto en postales y libros de historia. ¿Cómo era posible? Se supone que dichas aldeas habían existido muchísimo antes de que ellos nacieran.

—Espera, ¿Qué año es este? —pregunto con un mal presentimiento.

—1300. —respondió el rubio.