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Flashback

-Vine tan rápido como pude ¿Que necesitas?

-¿Te acuerdas de mi prima?

-¿Cuál de todas? Tienes muchas primas.

-Una bajita, algo rellenita de caderas y con un enorme par de...

Hace una gesto con ambas manos simulando la silueta de un par de pechos.

-¿Pelo castaño largo, ropa negra y mirada deprimente?

-Si ella, ¿Te agrada?

-Algo, pero que la estoy viendo ahora mismo un cuchillo en la mano, me da algo de miedo.

-¿Qué?

Se da la vuelta solo para encontrarse con la chica que acabo de describir solo que no tiene el cuchillo que mencione. Sean está algo asustado, ella solo resopla y pasa de nosotros para subir las escaleras, segundos después escucho un portazo.

-Realmente crei que tenía un cuchillo en la mano.

-¿Por qué?

-¿No la viste? Es una rarita.

-No dijiste hace poco que sus padres habian muerto.

-Si.

-Entonces no deberías tratarla así.

-Lo sé. Hey Andrew ¿le harias a tu buen amigo Sean un favorcito?

-¿Qué quieres?

-Voy a salir un par de horas y mis padres se fueron de viaje ¿La cuidas mientras no estoy? ¿Y me prestas tu auto? El mio da pena.

-Sean...

-Sabia que podia contar contigo, eres el mejor.

Me quita las llaves de la mano y sale corriendo por la puerta.

-¡Hay comida en la nevera!

Suspiro, ese idiota me las va a pagar. Termino por resignarme y como estoy casi como en casa me dispongo a comer algo ya que con las prisas no pude cenar.

Estoy en la cocina cuando la prima de Sean aparece silenciosa, al verme ella se sorprende y da la media vuelta para irse, pero al dar solo un paso oigo como su estómago gruñe.

-¿Quieres que te prepare algo?

Ella parece sorprendida de que le hable.

-Puedo sola, gracias.

No puedo evitar mirarla, la verdad no es que sea muy rellena de caderas solo que Sean está acostumbrado a las anorexicas de la escuela, pese a las ropas anchas puedo notar que esconde un buen trasero, y las piernas las lleva descubuertas exihibiendo su palida piel y tampoco estan nada mal... ¿Que estoy pensando? Es la prima de mi mejor amigo.

De pronto la veo estirarse en vano para alcanzar algo del estante de arriba. Por instinto me muevo a ayudarla y tomo la caja de cereal que era el objetivo y cuando bajo la mirada para entregarsela noto tres cosas: primero esta sonrojada; dos la tengo totalmente acorralada contra el mueble y tercera sus ojos... Son lo más triste que he visto en toda mi vida.

-Aquí tienes.

-Gracias, pero yo podia sola.

Esa respuesta mató toda la ternura que pudiera sentir por la chica.

-De nada entonces.

Me aparto de ella y sigo preparándome mi sandwich.

La chica desaparece con la caja de cereales pero vuelve al rato, abre el refrigerador, se agacha buscando algo y mis ojos no pueden evitar ir en esa dirección para contemplar, a la vez de comprobar que tenía razón: que buen trasero se guarda esa niña.

.
.
.

-¿Estas bien?

Ella no dice nada, solo se dedica a mirarme con esos ojos que amo, me muevo un poco y veo como los cierra  con fuerza y cubre su boca para no gritar.

-Vamos a seguir en otro momento ¿Vale?

Con cuidado me retiro de su interior pero ella cruza sus piernas en mi espalda con fuerza hundiéndome nuevamente en ella.

-No tienes que hacer esto si no quieres, puedo esperar a que...

-Quiero seguir.

-¿Segura?

Ella asiente con la cabeza, no puedo evitar besar su frente.

-Te amo.

-Y yo...

Ella Volvió Donde viven las historias. Descúbrelo ahora