capítulo 2

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Eugenia: Usted sabe que está equivocada y que no fue con eso que sus padres soñaron para su futuro.
Lali: Puede que no haya sido con eso más ya no están aquí, no importa lo que soñaron o dejaron de soñar. Yo sé cuidarme, ya soy muy grande y sé lo que estoy haciendo Eugenia. Por la noche agente se ve, me encanta saber en qué bar van. - y apagó el teléfono sin ni darle la oportunidad de responder, no quería pelear con ella, al menos no ahora.

En el caso de que se trate de una persona que no sea de su agrado, no se le ocurrirá. Era una construcción antigua que se destacaba de los demás edificios de la calle, todos con un toque moderno más ninguno con el encanto que aquella casa poseía. Presumía que allí había una piscina en el jardín de las tantas veces que lo vira caminando de sunga por la casa. ¿Cómo una persona sola puede vivir en un espacio tan grande? Se sentiría totalmente abandonada si vivía allí, si bien por más que él viviera solo era difícil verlo pasar la noche sin una acompañante. Con ese pensamiento en la cabeza ella entró cerrando la puerta del balcón, estaba a la hora de almorzar.

Ya eran casi 21h y ella todavía se estaba arreglando para encontrar con Eugenia, no le importaba la hora, cuanto más tarde llegaba menos tiempo tendría que pasar por allí. Tomó la bolsa y salió, iba caminando, el bar estaba a sólo tres cuadras de su casa. Caminaba distraída y sola, completamente sola, era impresionante como las calles quedan muertas los domingos, todos en sus casas con sus familias, viendo algún programa de televisión para después dormir y empezar todo de nuevo. "Era con eso que ella no se conformaba, esa rutina," trabaja, estudia, casa ", y sin embargo nadie parecía incomodado, vivió sus 23 años viendo a los padres trabajar sin tener al menos un tiempo para sí mismos, sin tomar unas vacaciones o una segunda luna de miel. No quería que su vida fuera así y ella no lo sería. Dividida con esos pensamientos no percibió a un hombre que se acercaba, debía tener cerca de 1,95 cm, cabeza raspada, piel clara y ojos negros. Tentó andar más rápido cuando se dio cuenta de su presencia, ya era demasiado tarde.

"Va pasando la bolsa Doña" - ella no conseguía quitar los ojos del arma que él cargaba y apuntaba en su dirección en todo momento - "Anda la bolsa"

¡Sí, la bolsa! más claro, por ella podía llevar todo lo que quisiera mientras salía con aquella arma de su frente. Le extendió la bolsa más él la tiró por el brazo tapando su boca con la mano, que diablos! Ya temblaba de los pies la cabeza, su corazón parecía salir por la boca de tanto miedo y sudando frío, intentaba controlar más era imposible estar controlada con un arma en la cabeza. "¿Quien esta ahí?" - él preguntaba y ella no oía nada, estaba demasiado aterrorizada para concentrarse en algo - "No sirve, sé que hay alguien ahi" - sí, había alguien allá más allá de los dos, ahora ella podía no sólo oír cómo ver también.

"Solta a la chica cara" - la persona se acercaba cada vez más, ella quería gritar para que él se iba, tal vez si no hubiera aparecido el ladrón sólo habría llevado sus cosas y la dejada allí en la calle sin nada, ahora tenía un arma en la calle, la cabeza y muriendo de miedo.

"¿Quién crees que es para querer darme orden playboy?" - ¿no iba a aparecer nadie más allí? Con la suerte que ella probablemente no.

"Yo, nadie, más sé que usted no querrá quemarse por pequeña cosa, porque si usted matan ella sólo sale de aquí si es directo a la cárcel" - parecía estar tan seguro de lo que hablaba que estaba empezando a irritarla, como ¿alguien podía quedar tan tranquilo en una situación como aquella?

"¿Cree realmente que va a conseguir arrestarme?" - se rió, esa risa la hizo estremecerse. Resolvió pensar en cómo soltarse, era lo mejor que tenía que hacer, todas las clases de autodefensa debían servir para algo. Soco no daba, él la apretaba fuerte y mantenía sus brazos presos también, entonces sería patada, era eso. Aquel papo de los dos no iba a terminar bien y ella era muy joven para morir, sin pensar dos veces pateó entre sus piernas. Él la soltó sorprendida, ella corrió más pronto oí un disparo. El tipo que apareció allí fue hacia el ladrón y después de algunos golpes y patadas el bandido salió corriendo, más su arma seguía allí, en las manos de quien la había salvado.

Él se acercó, la calle era oscura y con todo lo que estaba sucediendo Lali todavía no había observado su cara, ahora a su lado ella estaba segura de que era su vecino. ¿Cuál era su nombre al final? ¿Qué hacía allí? Varias preguntas se formulaban en su cabeza más a la hora ella sólo conseguí agradecer.

Lali: Gracias.
Peter: Usted no debería salir por ahí de noche sola sabía?
Lali: Seguro, gracias una vez más. - ella lo miró sin entender
Peter: No tienes que, ahora si yo fuera tú ir a casa, suerte que él dejó la bolsa, así que puedes tomar un taxi.

Lali: No necesita, voy a pie, vivo cerca. - sólo ahora se había dado cuenta de que estaba en el suelo, se había jugado cuando oyó el tiro y permanecía allí, levantó y golpeó los jeans a fin de sacar la suciedad.
Peter: Y cuando llegue a casa de una manera en la cara, está todo sucio - se rió y se fue.

Lali quedó allí una idiota, parada en medio de la calle, él no había siquiera preguntado su nombre, y aún la dejó sola de nuevo, y si el ladrón volviese para vengarse? En cierta época iba a otro de sus encuentros, claro que él no iba a perder una transa a causa de una niña que él ni conocía y fue asaltada en la calle. Resolvió volver a casa de Taxi, cuando percibió que sus piernas estaban bambas. Se llamó a Euge e inventó una excusa cualquiera, no quería dejarla preocupada, tomó otro baño y se quedó en la sala. más tarde ella vio cuando él llegó esta vez con una morena tan hermosa como la pelirroja de la noche anterior, más era incluso un cafajeste. Me gustó mucho más café. Desligó la luz y se fue a la habitación, su lado voyeur no estaba aflorado hoy después de todo lo que pasó.

Pieza del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora