Pieza del destino

Capítulo 4

Hoy ella no iba a escapar de salir con Eugenia, ya había dado mil excusas desde aquel día y ahora no tenía más que huir. Y en el caso de que se trate de una de las más importantes,
Al llegar allí fue exactamente como se imaginaba, yo con el novio, un grupo de amigos conversando entre sí y ella perdida en sus pensamientos, se levantó para tomar una copa, aquello estaba un aburrimiento! Imagina la sorpresa cuando llegó al mostrador y chocó con Peter.

Peter: Hola - él vestía pantalones vaqueros, zapatos y una blusa de botón. Increíble que no estuviera acompañado.
Lali: Hola - sonrió por educación.
Peter: ¿Se divierte?
Lali: En realidad no. -He hecho una cara fea y se rió.
Peter: ¿Puedo saber el motivo?
Lali: Estar de vela no es algo que me guste. - dijo pidiendo una cerveza.
Peter: Puede quedarse conmigo si lo desea. - ella lo miró sorpresa, primero por la invitación y segundo por el hecho de que ninguna mujer estuviera allí agarrándose con él.
Lali: No necesita, no quiero estorbar sus planes. Además, no sabes mi nombre.
Peter: Bueno, no tengo ningún plan más estoy aceptando sugerencias. - él parpadeó para ella que tardó un poco para registrar ese hecho - En cuanto a su nombre, es sólo usted me habla.
Lali: Lali - le extendí la mano sonriendo - Ya que usted insiste - se sentó al lado de él y su bebida finalmente llegó, ella no estaba con ganas de volver a la mesa.

Pasaron la noche conversando, él no era arrogante ni presuntuoso como ella pensaba, en realidad era muy divertido, una gran compañía. Beber, bailaron y en medio de eso todo cuando ya estábamos un tanto como "alegres" se besaron. Dios mío, ¿qué beso era ése? Ahora ella entendía porque todas las mujeres que frecuentaban su casa salían de allí sonriendo igual bobas, si el beso ya era así, imagine el sexo!
Él apretaba su cuerpo en el suyo, besaba su cuello y susurraba en su oído.

Cuando se dio cuenta los dos ya se estaban agarrando en el asiento trasero de un taxi.

 
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En el caso de que se trate de una de las más importantes de la historia de la humanidad, no hay que olvidar que, las sensaciones que le proporcionaba eran increíbles y la dejaban cada vez más excitada.
Acostada sobre el piano sintió sus manos ágiles tirando pieza por pieza de su ropa, besos eran depositados en todas las partes de su cuerpo. "Dígale de lo que le gusta niña" él susurró en su oído haciéndole suspirar, ella nada dijo, apenas lo tiró para más cerca pegando sus bocas. Abrió los botones de su blusa lentamente, haciéndole escupir cuando arañaba su pectoral y mordía sus hombros. En unos minutos él también estaba desnudo, masajeaba a su miembro con las manos y le besaba el cuello. Él exploraba su cuerpo y apretaba sus senos con voluntad, cuando percibió estaba nuevamente acostada sobre ese piano y él la penetraba con fuerza, a tiempo que no transaba de aquella forma. Él continuaba haciendo movimientos de va y viene cuando ella comenzó a dar algunas ligeras reboladas alternas, los sudores se mezclaban y el olor de sexo impregnaba la sala. En pocos minutos ambos llegaron al ápice, para finalmente poder repetir todo de nuevo. Día siguiente
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El sol entraba por la ventana y su cabeza se dolía, ella se llevó la mano a los ojos para protegerse de la claridad. Poco a poco se acordó de todo lo que había ocurrido la noche anterior. Miró alrededor y se vio acostada en la cama de él, cama que observaba por la ventana noches seguidas. Nunca había pensado en estar en ella algún día, todo bien que Peter era bueno y tenía un óptimo desempeño sexual, más ella no hacía su tipo ni tenía tanta experiencia como él. Levantó enrollada en la sábana blanca que la cubría y fue a buscarlo. Pasó por la sala registrando las ropas en el suelo, tardó un poco para asimilar las cosas. Ella había transado con su vecino sobre su piano, y no sólo una como tres veces. Continuó caminando, esta vez observando el interior de la casa que era mucho más increíble de lo que podía imaginar. Oyó un ruido desde el jardín, caminó hasta la inmensa puerta de cristal y se inclinó hacia la batidora observándole nadar. Él pronto reparó su presencia allí.
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Peter: ¡Buen día!
Lali: ¡Buen día!
Peter: ¿No quiere entrar? - dijo la llamando a la piscina
Lali: No está obligada. - negó con la cabeza, en realidad ella estaba muriendo de hambre - Voy a casa si no le importa.
Peter: Sí, sienta la voluntad. - y empezó a nadar de nuevo
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"Idiota" murmuró consigo misma y salió de allí, recogiendo sus ropas y volviendo a la habitación, cuando se vestía él apareció.
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Peter: ¿Estás seguro de que te vas?
Lali: Absoluta.
Peter: Quédate y disfruta el domingo, mañana empieza todo de nuevo.
Lali: No para mí, mi vida es un eterno fin de semana. - dijo mientras cerraba el sujetador.
Peter: ¿Por qué dice eso? - entró y se sentó en la cama.
Lali: No trabajo, no estudio, todos los días son como domingo para mí.

Peter: Entiendo, entonces porque no me ayuda a aprovechar el día ya que por lo menos tengo que trabajar mañana. - él sonrió malévolo
Lali: ¿Y yo sería su diversión?
Peter: ¡No te imaginas!

Después de esa irrecusable propuesta ella pasó el resto del día con él. Piscina, sexo, conversación, sexo y más sexo. Un domingo para nadie poner el defecto.