capítulo 8

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Ella estaba con la cara a centímetros de distancia del suyo, las respiraciones se confundían y Peter podía sentir su aliento dulce llamándolo para un beso. Los labios de tocar con urgencia, sus manos exploraban su cuerpo, centímetro por centímetro. Ella apretaba su nuca y la raspaba a veces mientras la lengua paseaba por su boca y mezclaba sus gustos formando uno solo. Se separaron del beso sin desgarrar los cuerpos, él levantó trayendo ella consigo y fue caminando hasta el cuarto. En el trayecto lo que no faltaron fueron manos bobas, amasos en la pared y objetos derribados sin la mínima importancia. Peter empujó la puerta con el pie y Lali entró todavía agarrada en él, tenía sus manos en su espalda por dentro de la blusa, dando ligeros apretones que le hacían temblor. Continuaron caminando hasta que ambos cayeron en la cama, él que estaba encima aprovechó para subir su blusa con las manos, ellas resbalaban blandas y firmes por la barriga de Lali hasta alcanzar sus senos sobre el sujetador. Ella dejó escapar un gemido bajo, los senos eran su punto débil y por la forma en que él la acariciaba parecía saber de eso. Después de haberse librado de la blusa él la hizo arquear el cuerpo y con las manos ágiles abrió el rostro del sujetador jugando al lado de la cama y dejando sus senos libres para ser tocados de la forma como él quería, tomó la mano hasta uno y el se apretó fuerte, pellizcando el pezón ya duro de excitación, el otro él aspiraba con la boca y mordisque siempre que sea posible. Lali estaba enojado con aquello, gemía su nombre y enterraba las manos en sus cabellos haciendo presión en su cabeza contra sí. La boca de Peter empezó a recorrer el camino deseado, de los senos que ya estaban levemente enrojecidos bajó por la barriga, él pasaba su lengua por el ombligo le causando leves escalofríos, las manos buscaban el botón de sus pantalones vaqueros que cuando se encontró fue rápidamente abierto. Ella apretaba la sábana soltando de los bordes de la cama.

Peter se puso la mano lentamente dentro de sus bragas, sintiendo cuánto estaba excitada. Sin demora se libró de sus ropas y la miró con deseo viendo en su cara que sin duda alguna ella sentía lo mismo que él. Su pequeña mano se deslizó hasta su miembro y lo masajeaba mientras se endurecía cada vez más en sus manos. Ella lo veía delirar y estaba cada vez más excitada con eso. Cuando el deseo de hacerla suya fue mayor que cualquier otra cosa y las caricias son lo satisfacían más él la penetró de una sola vez, haciendo que ambos gimen alto y juntos. Los cuerpos rozaban uno en el otro mientras el movimiento se aceleraba. Manos recorrían cada parte a ser descubierta y las lenguas se encontraban en un ritimo perfecto. No tardó en llegar al punto máximo del placer. Él dejó el cuerpo caer sobre ella y en esa misma posición se adormeceron juntos.

Tres meses pasaron, el movimiento en la casa de Peter había disminuido considerablemente, él y Lali salían a veces, más no siempre la noche terminaba entre cuatro paredes. Ellos estaban aprendiendo a conocerse ya disfrutar de la compañía el uno del otro. Se auto-titulaban como "amigos con privilegios" ya que no tenían una relación seria más siempre que querían intercambiar besos y hacer algo más.
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En ese momento Lali se estaba arreglando para cenar con él y Eugenia estaba en su casa.

Eugenia: ¡Yo juro que no entiendo eso sabía!
Lali: Teniendo en cuenta que usted ya me habló eso unas mil veces entonces yo sabía sí. - irónica.
Eugenia: Es serio Lali, ustedes están saliendo juntos a más de tres meses y no ruedan nada serio, ni "quedantes exclusivos" son uno del otro.
Lali: Las cosas están bien de esa manera y la gente no va a cambiar eso. - dijo mientras calzaba su sandalia.
Eugenia: ¿Y por qué no?
Lali: ¡Por qué no Eugenia! Más que nada, él tiene la vida de él y yo la mía, nada a ver eso de enamorarse. Yo no soy igual a ti que sueña con casarse de blanco en la iglesia, cuidar de la casa y tener una penca de hijos gritando en su oído todo el día.
Eugenia: Bueno, yo desisto de entenderlo. - ella se levantó de la cama de Lali y se dirigió a la puerta de la habitación - me voy, Nico va a pasar allí en casa de aquí a poco. - saliendo más volviendo enseguida - Cuando todo eso no suceda no diga que no te avisé, mi parte ya lo hice, si no quieres seguir mis consejos ahí la decisión es tuya.
Lali: Puede dejar que yo no te voy a decir eso. - fue hasta la amiga y le dio un abrazo, aun siendo tan diferente ella la consideraba como una hermana, la conocía desde niño y fue la única persona que le quedaba después del accidente de sus padres ya que su familia era toda de otro país - Vaya y aproveche con Nico.
Eugenia: Puede dejar. - se separa del abrazo y finalmente se va de la casa de Lali.

Pieza del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora