capítulo 9

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Ella llegó al restaurante a las 20h y encontró a Peter esperando fuera como el combinado.
Lali: ¿Demore? - preguntó mientras lo abrazaba.
Peter: Un poco, - se rió - más ya estoy acostumbrado a sus retrasos.
Lali: ¡Exagerado! - dijo riendo y entrando con él en el lugar. Todo era muy bonito dentro, las mesas estaban ordenadas con toallas rojas y tenían un pequeño vaso de vidrio con sólo una flor que ella reconoció de inmediato dentro, eran lirios blancos, su favorito. En las paredes en tono de arena algunos cuadros y una inmensa cascada de agua que cae de las ventanas. La iluminación toda hecha con algunas velas que colgaban del techo dentro de pequeños potentes redondos y transparentes y para completar una música agradable y tranquila tomaba cuenta del local.

 
Peter: ¿Te gustó? - preguntó ante su mirada maravillada mientras eran conducidos hasta su mesa por el camarero.
Lali: Es realmente hermoso. - le sonrió mientras se sentaba.
Peter: La comida también es maravillosa. Estoy seguro de que le va a gustar. - examinando y menú - ¿Ya tiene en mente lo que va a querer?
Lali: Ya sí. - cerrando el otro menú y colocándolo sobre la mesa - Penne a la salsa blanca.
Peter: Dos Penne al mojado blanco entonces - dirigiéndose al camarero - y nos traiga una botella de vino tinto también.
Camarero: Sí señor. - si se retira.
Peter: Gracias.
Lali: ¿Ha venido aquí muchas veces?
Peter: Yo solía venir siempre.
Lali: ¿Por qué solía? ¿No viene más?
Peter: Me falta tiempo.
Lali: Entiendo. - dijo revolviendo distraídamente en la flor de su mesa.
Peter: ¿Le gustan los lirios?
Lali: Son mis favoritos. - sonrió.
Peter: Bueno.
Lali: ¿Y por qué? - volviendo su atención hacia él.
Peter: Ve que un día te quiero mandar flores? Ahora ya sé la que más te gusta.
Lali explotó en una carcajada: Peter Lanzani mandando flores?
Peter: ¿No entendí esa reacción, - dijo divertido - es tan difícil creer que yo compre flores para una mujer?

Lali: ¿Quiere la verdad? - él confirmó con la cabeza - Ok, usted que pidió. En mi cabeza es imposible que usted envíe flores a una mujer.
Peter: ¿Y por qué? - preguntó curioso.
Lali: Primero porque eso es un gesto romántico y usted no me parece ser así. Según que sólo se manda flores cuando se quiere o se tiene algo serio, lo que no es nuestro caso.
Peter: ¿Y si un día se volviera algo serio?
Lali: Pues Peter! Usted no puede ver una cola de falda que ya está detrás.
Peter: No exagere, sé que no soy ningún santo más tampoco es así.
Lali: Sí.
Peter: Entonces quiere decir que yo intentaría algo con cualquier mujer de ese restaurante?
Lali: No tengo dudas.
Peter: ¿Hasta eso? - preguntó apuntando discretamente a una señora alrededor de los 60 años que usaba un vestido de onza bien pegado, sandalias de salto doradas que atan casi hasta la rodilla y tenía el pelo que contrastaba con su piel exageradamente bronceada pintando en un tono de rubio que era casi blanco.
Lali miró y se rió: ¿Quién sabe?
Peter la miró incrédulo: ¡Usted no dijo eso!
Lali: Ella es una mujer ora.
Peter se unió a ella riendo: Para su propio bien voy a fingir que nunca oí eso.
Lali: Ok, ok. - dándose por vencida - Yo admito que no es ninguna mujer. - dando énfasis a la palabra "cualquiera" - Más si es razonablemente hermosa usted va detrás.
Peter: ¿Y te consideras bastante bonita?
Lali: Bonita, pero nada excepcional.
Peter: Necesitamos comprar un nuevo espejo para usted señorita. - dijo parpadeando para ella y sonriendo, Lali iba a responderle cuando fueron interrumpidos por el camarero que llegó trayendo los pedidos.

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