Círculo Vicioso

El la observaba, queriendo disculparse con la mirada. Ella le devolvio la mirada, con el dolor pintado en sus ojos color caramelo. Él la habia lastimado otra vez. La había lastimado sin razón alguna. Y ella no lo iba a perdonar. No de nuevo. 

Él comienza a decir lo mismo de siempre, que lo siente, que la ama, que no volverá a suceder. Pero no es cierto. Nunca lo es.

Ella intenta ver la verdad en sus ojos, pero siempre encuentra lo mismo. Dolor, arrepentimiento y tristeza. Amor. 

Y era lo que creía ver en esa mirada lo que la hacia perdonarlo una y otra vez, lo que le hacia pensar que de verdad lo sentía. Claro, siempre se equivocaba. Niega con la cabeza lentamente, una sola lágrima corre por su mejilla. Se acabó. Susurra débilmente, más para si misma que para él.

Él cierra los ojos, intentando retener las lágrimas que amenzaban con salir en cualquier momento. Y entonces, ella supo que acababa de perder ese juego. Lo odiaba. De verdad lo odiaba. Lo odiaba por el hecho de que verlo llorar le hacia querer perdonar todos y cada uno de sus multiples errores, lo odiaba porque él sabía eso, lo odiaba porque no dudaba que el usaba eso a su favor.

Lo odiaba, si, pero no más de lo que se odiaba a si misma por ser tan débil, tan vulnerable frente a él.

Le dice que lo siente, le dice que la ama, le da un beso que es apenas un leve roce y se va. 

Cuando esta sola nuevamente, comienza a llorar. Después de todo, todavía lo ama. Y, en el fondo, ella sabía que volvería con él tarde o temprano, porque ella sabía que le perdonaría todo, sin excepción.

Ella lo amaba, ella lo odiaba. Ella quería alejarse de él, no volverlo a ver nunca más, y aún así, ella no podía vivir sin él. Sabía que estaba mal. Sabía que le hacia daño. Pero lo amaba. Lo amaba y no pensaba alejarse de él.