my mom say don't.

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Cansado.

Si YoungJae tuviera que definir como se siente ahora mismo, se sentiría muy cansado.

Lo habían echado del trabajo, su mascota murió gracias a una intoxicación, su madre pasaba mucho tiempo fuera de casa, sus notas no eran las mejores, su padre había tomado riendas propias y decidió rehacer su vida, por supuesto sue YoungJae, no sentía ningún tipo de remordimiento ni odio hacia el. Ya no aguantaba.

Estaba sólo.

Se sentía vacío, ni una sola gota de motivación, nada hacia que quiera seguir adelante. Todo, todo era motivo para llevar a YoungJae a creer, que no tenia nada que hacer en esta vida.

Decidió salir un rato, después de darle un ultimo trago a su café que, con pereza, decidió prepararse. Su rostro hizo una mueca al sentir lo frío que éste se encontraba. Había olvidado por completo la hora de desayunar, ya que, su mente había decidió jugarle en contra, trayendo de vuelta esos recuerdos que tanto se había empeñado en olvidar.

Salió de casa y a pasos lentos, dió rumbo a lo desconocido.

No hacía mucho que había decidido comenzar a depender de si mismo, alquilando pequeño departamento en el centro de la ciudad.

Que horror.

Pensó al darse cuenta de que, había vuelto a a trazarse con la renta.

Dejó salir con lentitud el aire de sus pulmones, sintiendo el frío viento de invierno, el cual, se había encargado de enfriar, que valga la redundancia, y torturar las eternas noches que, por desgracia suya, le tocaba vivir en soledad.

Coco, recogeme ya.

Sus ojos se hicieron pequeños al recordar a su amada mascota, la niña de sus ojos. Aquella blanca perrita que se había empeñado en conseguir y criar. Aquella que con solo un ladrido lograba que su humor mejore. Ese pequeño animal que le daba más color a su vida.

Soltó una frágil sonrisa, completamente nostálgica al recordar aquellos tiempos, donde lo único divertido y reconfortante de volver a casa, era sentir las patitas de Coco golpear contra sus piernas buscando atención

Limpió sus ojos al sentir como lágrimas cayeron sin avisar. Repitiéndose a sí mismo, que su mascota está en un lugar mejor, y que ya no sufre. 

¿No piensas seguir las sesiones?

Recordó la pregunta de su madre. ¿Debería? Sentía ahogarse cuando entraba a esa consulta, tenía en claro que quizás sea buena idea seguir intentando, pero era agotador. Después de unas seis sesiones de hora y media, sentía cada vez más grietas en su corazón, el doctor sólo le hacia recordar todo lo malo. Era mejor olvidarse de ello, o eso creía el. Además, aquel señor de unos cuarenta y tantos, solo veía el símbolo del dólar en sus ojos, lo único que quería, era dinero, el cual YoungJae le daba con dolor, ya que luego no le alcanzaría para sus necesidades básicas, pero que a ese médico, le sobraría.

Sonrió triste al recordar su primer amor. Oh ¿Cómo olvidar aquel que término por arruinar su vida? Después de infidelidades, una detrás de otra, que su corazón había perdonado sin pensarlo dos veces. Aquel que se encargó de pisotear cada sueño que YoungJae tenía.
Se odiaba por haber caído tan fácilmente por los encantos que aquel tipo tenía.

Que rápido pasa el tiempo cuando no tienes con quién compartirlo.

Pensaba al ver el reloj sobre su muñeca.

Sus manos temblaban gracias al helado viento de la tarde/noche.
Suspiraba y fregaba sus brazos buscando calor.

No quería volver a casa.

Sorbió su nariz al sentir su garganta hacerse un nudo, y como su corazón se contrajo.

No otra vez.

¿Aún seguía teniendo lágrimas? ¿Después de casi deshidratarse? Se aseguraba asi mismo que ya había llorado lo suficiente, pero ¿Por qué lo haría otra vez?

Sus delgadas manos cubrieron su rostro, suspiros entre cortados que salían de sus pálidos y rotos labios, eran amortiguados por las palmas de éstas.

-¡Mira, mami!

La voz de un niño, llamó su atención, pero no se permitió levantar la mirada.

-¡Ese chico está llorando!- Se burlaba de el mientras carcajadas salían de su garganta.

-Los niños no lloran ¡Es un marica! ¡Maricón!

Gritaba llamando la atención de varias personas a su alrededor, ya que no sólo lo decía en voz alta, sino que también era apuntado con su dedo. YoungJae sintió vergüenza al escuchar no sólo las horribles y exageradas carcajadas del niño, sino también, las risas con disimulo de las demás personas que lo rodeaban.

La madre del niño miró con desaprobación a YoungJae y empujando levemente la espalda de su hijo, se retiró de allí.

¿Que tan malo era que un niño, con solo varías palabras insignificantes haga sólo quiera llorar aún más? Sabía que los niños no lloraban, o eso le había dicho su madre en toda su infancia. Pero él es débil, un chico de mente frágil y cansada; quién pedía a gritos internos, ser exiliado de este mundo.

La noche haba caído más rápido de lo que había esperado.

Las luces en las calles y tiendas daban un detalle más pintoresco, junto a la blanca nieve que adornaba el suelo.

Suspiró decidido.

Subió a un puente, por el cual debajo pasaban autos, una autopista transitada.

Corrió su pelo de sus ojos, dejando su frente al descubierto. Un escalofrío recorrió su cuerpo al mirar hacia abajo.

Que alto.

Murmuró sobando sus ojos. Acarició el frío metal del barandal y trepandose, logró quedar parado sobre éste, sosteniendose de una columna. 

A la cuenta de tres.

Dijo soltando su agarre de ese frío metal.

Uno...

Soltó quebrantado. Una fugaz imagen de su cachorrita llegó a su mente.

Dos...

Sollozo ese número al pensar en el rostro de su madre al recibir la futura noticia.

Tres.

Dijo cerrando sus ojos, guiando su cuerpo hacia delante.

Frunció el ceño algo ansioso.

Tarda más de lo que pensaba. ¿Y por que no sentía dolor?

Pensó al darse cuenta de que no había dolor en su cuerpo.

Un momento.

Pensó

-O-oye.

La voz curiosa de un chico hizo que abra sus ojos. Sintió una presión en su muñeca. Guió su vista hacia ésta, logrando ver como la mano de aquél curiosos chico, la sostenía impidiendo su caída.

Con sorpresa miró al chico, ojos muy oscuros, al igual que el casco que traía colgando en su ante brazo. Su cabello peinado hacia atrás y una mueca adornaba su rostro.

-No lo hagas.

Suplicó sin intenciones se soltar su mano, al contrario, tiró de ésta,  haciendo que YoungJae vaya hacia delante y caiga de pie justo en frente del el.

No fue hasta entonces, que sintió el motor de una moto detrás de ambos.

Thunder. ijb+cyjDonde viven las historias. Descúbrelo ahora