Contarás conmigo siempre

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- ¿Todo bien? – preguntó Francisco mientras conducía

-Sí – respondí desganada

Francisco volteó a verme y luego tomó mi mano, la llevó a sus labios y le dio un pequeño beso. Llegamos a casa, me abrió la puerta del auto y la de la casa.

- ¿Quieres pasar un rato? –

-No, tengo que volver a terminar la cotización –

- ¿Aún no lo acabas? Francisco la tienes que entregar mañana a primera hora y te interrumpí – le dije

-Nada de eso, para mi es un placer atenderte –

-Perdóname, de verdad – dije suspirando

-Nada de eso pequeña – dijo poniendo su mano en mi mejilla

Me acarició por unos segundos y me acercó a él lentamente

-Yo siempre estaré para ti cuando me necesites, te protegeré de cualquiera que quiera hacerte daño, contarás conmigo siempre –

Me di cuenta de que nos encontrábamos a una distancia mínima, no había apreciado lo guapo que era Francisco; esos ojos, su nariz, la boca, el cabello.

-Ven – dijo ya sobre mis labios

Dejé que pasara. Dejé que me besara.

Sus labios eran cálidos y sus besos muy sexys e intensos.

-Perdón, no pude resistirme – me dijo y acarició mi cabello lamiéndose los labios – A dormir, que si mi tía y abuela se entera nos matan a ambos –

-Claro, nos vemos – le dije

-Bye –

Me di la vuelta, respiré hondo, volví hacia él lo tomé del cuello y volví a besarlo. Francisco me tomó de la cintura y me besó delicadamente. Me separé de él y unió nuestras frentes.

-Perdóname – le dije

-Puedes hacerlo cuando quieras – me dijo

-Lo tomaré en cuenta –

Le guiñé un ojo y entré a casa.

-¡Ay Dios mío! ¿Qué hice? – dije a la nada – Pero que rico besa – 

Así fue ║ Leon GoretzkaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora