Compras

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Hoy Rachel fue a hacer las compras de la semana. Para salir de la zona residencial donde se encontraba su departamento tenía que cruzar algunos callejones algo vacíos y obscuros.

Unos 10 metros detrás de Rachel una sombra de un hombre esbelto la acechaba. Rachel sintió su presencia y tomo su bolso, cualquier extraño que quisiera asaltarla bien podría recibir un lindo "Bang" por su parte.

Los pasos se acercaban a ella lentamente. Ésto le hizo recordar lo que había sucedido hace unos meses atrás.

-

Rachel había ido de compras, Zack había enfermado hace un día, por lo que no podía salir.
Era muy raro cuando él llegaba a enfermarse, él decía que se sentía inútil y trataba de hacer todo con normalidad, aunque su cuerpo le gritaba que descansara. Por lo que Rachel le tenía que amenazar para que se estuviera en reposo por lo menos un día.

Ese día Rachel había comprado en el supermercado un pequeño obsequio para Zack, no era la gran cosas, pero sabía que a él le encantaría.

En su caminata de regreso a casa escuchaba pasos apresurados hacía su dirección.

— (Hoy no traje mi pistola)

Rachel comenzó a caminar rápidamente, lamentablemente para llegar a su hogar tendría que pasar por un callejón estrecho y obscuro. Cuando entró en el, los pasos se detuvieron.

— (¿Se abran rendido?)

— Hey, pequeña, ¿Qué haces aquí tan sola?

— ... – Rachel se giró, frente a ella se encontraban dos hombres robustos.

— ¿Quieres venir un rato con nosotros? – uno de los hombres tomó su muñeca, apretándola fuertemente.

— ... Suéltame.

— Como si fueramos a hacerlo. Dime, muñeca, ¿Qué traes en esa bolsa tuya? ¡Déjame ver! – El otro agarró la bolsa que Ray siempre cargaba consigo, dentro estaba el obsequio se Zack, por lo que ella se alteró.

— ¡Suelta eso, es mío! – Ray dió una patada en la cara al hombre que la sostenía de su brazo, haciendo que la soltara. Ray avanzó hacía el otro hombre, mirándolo con esos ojos azules, llenos de locura y sed de sangre, asustando un poco al otro.

N-no creas que esa estúpida cara nos asustará, eres solamente una mocosa.

— Si. – Una vez más el hombre tomó a Rachel, esta vez tomándola por detrás para evitar otro golpe e impidiendo que ella se soltará.

— ... ¡No, no, devuélveme mi bolso! ¡Déjalo!

— ¡Aaah! – el grito de un cuarto llamó la atención de los tres. El hombre con el bolso de Rachel se desplomó en el suelo. Y una vez la nube de polvo, que se había creado gracias a la caída, se esfumó Rachel y el otro hombre pudieron ver lo que había sucedido.

El hombre se encontraba tendido en el suelo y sobre el un joven con vendas y un cuchillo. El otro soltó a Ray inmediatamente para tratar de ayudar a su compañero, sin embargo le fue imposible: el joven había sido más rápido y había puesto el cuchillo muy cerca de su cuello.

— ¿Debería matarlos a ambos?

N-no... P-por favor...

— Hasta donde yo sé, ustedes estaban intentando acabar con la hermosa vida de esta mujer, que es mía, ¿Por qué debería perdonarles la vida? – Zack acercó aún más el cuchillo, apretándolo ligeramente para que el hombre sintiera el frío filo.

L-lo sentimos m-mucho... Por favor... ¡No me mate!

— Ja... Como si un "lo siento" fuese a ser suficiente, gordo.

Y así Zack clavó por completo su cuchillo, asesinando limpiamente a aquél hombre. La caída del primero provocó que el hombre tumbado en el suelo despertará y viera a su compañero muerto, inundado en el miedo lo único que pudo hacer antes de su inevitable muerte fue lanzar hacia Rachel su bolso.

— Estúpidos. – Zack lanzaba a un contenedor de basura los ahora cadáveres.

— ¡Zack! ¿Estás bien? Aún estas enfermo.

— Estoy bien, ¿¡Por que mierda sales sin tu pistola!? – Él tomó de los hombros a Rachel y la sacudía. – ¿¡Por qué no corriste a la casa, eh!?

— Es que... Mi bolso...

— ¿¡Y te vas a morir por el estúpido bolso!? ¡Puedes comprar otro, joder!

— No es eso... Es solo que..  dentro había un regalo para ti. – Rachel abría su bolso, sacando una pequeña caja con moño.

— ... Tonta

-

Rachel suspiró recordando todo aquello. Soltó su bolso y se giró hacía donde yacía la sombra.

— Zack... No tienes que ocultarte, puedes ir conmigo.

— ¡C-callate!

Zack y Ray: Nuestros Días Juntos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora