Abro lentamente mis ojos gracias al pequeño destello de sol que entra por la ventana, tengo dolor de cabeza y mi garganta duele, mi cabello está hecho un lío y siento arder mi entrepierna al sentarme.
Me estiro un poco y unos grandes pies me hacen caer al piso.
Mierda... ¿Qué?
Asomo mi cabeza levantando mi mirada y lo que veo me hace quedar congelada en mi lugar.
¿Qué hice y por qué mierda no me acuerdo de nada?
No recuerdo nada, solo sé que trajimos algo de alcohol y hablamos.
Tomo con cautela ropa de mi clóset y entro rápidamente a la ducha.
Mierda, mierda.
¿Qué me pasó?
No suelo ser impulsiva en este sentido a menos que deseé algo.
¿Lo deseaba?
¿No lo deseaba?
¿Fue solo el alcohol, o algo más?
Mierda, estoy tan confundida.
Salgo y noto que aún está dormido, me pongo un top corto, un short alto y unas zapatillas para ir al supermercado y comprar algo para el dolor de cabeza; no lo quiero despertar, es más ni le quiero ver la cara, me avergüenzo tanto que cuando vuelva ya tendré palabras para decirle, por el momento solo quiero acabar con el dolor de cabeza que me está matando.
Tomo las llaves y salgo, el supermercado no está tan lejos de aquí, entonces iré caminando, con mis gafas de sol para que no se noten las ojeras que se me forman.
Tres cuadras después ahí estoy, haciendo la fila.
Una vez llega mi turno agradezco por lo que compré y salgo, tomé mi pasta adentro, pues no era la gran cosa; además necesito que empiecen a hacer efecto lo más pronto posible; así tendré más paciencia para aclarar todo con Fernando.
Camino, camino, y solo mi cuerpo se encuentra en esta calle, mi mente está en que haré.
¿Qué le diré a Fernando?
¿Qué pasará con Juan?
¿Qué pasará con mi relación y mi amistad?
Maldita yo del pasado.
—¿Por que tan sola?—Una voz ronca y gruesa hace que me detenga en seco.
No soy capaz de mirar hacia atrás, tampoco me puedo mover.
Esa voz...
—¿Que....que dices?—Tengo que estar soñando, esto no puede ser.
Veo la sombra del hombre caminando hasta estar a solo centímetros de mi.
—¿Estuvo buena la fiesta?—Preguntó con sarcasmo.
Negué.
—¿Qu.....que rayos haces aquí?, ¿Cómo saliste de la clínica?.—Mis piernas tiemblan, mis ojos están más abiertos como las puertas del infierno por lo que hice anoche.
Lo miré a los ojos a través de mis lentes.
—Te dije que saldría—Tomó mis gafas y las quitó—Todo lo hice por ti, perdón no haber podido llegar anoche, ocurrieron imprevistos.
Esa risa.
No conocía mucho a Jacobo pero no tenía que ser muy inteligente para saber que tras esa risa no había nada divertido.
—Jacobo, no.—Me alejé de él.
Por cada paso que daba, Jacobo daba dos, hasta que mis nalgas chocaron con una pared, y Jacobo estaba tan cerca de mi, como siempre, evadiendo mi espacio.
—Allí no te puedo tener todos los días como deseo.—Su voz sale en su susurro, como si hubiera pensado en voz alta.
Ni siquiera fuera de la clínica parece un chico normal; su atuendo, sus expresiones faciales, su forma de mirar y reír...Todo te hace clic en la cabeza para tener precaución con él.
Todo en Jacobo te hace sentir tan atraída como alarmada.
—Jacobo, la clínica es tu mejor opción, debes medicarte—Lo miré a los ojos unos segundos.
No creo que exista alguien en el maldito mundo que pueda sostenerle la mirada a Jacobo.
—No imaginas lo mucho que me cuesta estar debajo de este maldito sol—Confiesa irritado—Mis ojos no se acostumbran.
Tenía sentido, probablemente hace demasiado tiempo Jacobo no salía de la clínica y si no lo hacia era por alguna razón.
Él no debía estar aquí.
—Jacobo...
Los ojos se Jacobo se quedaron en mis labios.
—Vine por ti.
Sentí tanto miedo, sentí tantas ganas de correr pero su cuerpo acorralándome no era de ayuda.
Sentía casi las lágrimas salir de mis ojos.
—No...Por favor, lo que sea que estás pensando hacer, no lo hagas.—Imploro mirándolo con miedo, pero a él parece no importarle.
Mira hacia la esquina de la calle asegurándose de que no venga nadie.
Aprovecho su desconcentración, lo empujo con toda la fuerza que tengo y corro, corro por mi vida, lo más que puedo, pero el es mucho más ágil y logra tomarme bruscamente del brazo.
—No me temas, porque entre más corras más disfrutaré mi cacería—Habla mientras entierra su nariz en mi cabello inhalando con fuerza y cerrando sus ojos.
Tienes que ser ágil, Ana.
Tienes que serlo por primera vez en tu vida.
Empujo a Jacobo de nuevo, él me toma de la mano pero logro zafarme ya que esta se desliza gracias a la crema hidratante.
Maldita sea, amo esa maldita crema en ese momento.
Corro, y siento que sus pasos se detienen, pero no aprovecho para disfrutarlo, tengo que cruzar una calle más y estaré a salvo, a lo lejos veo la entrada de mi casa, puedo lograrlo.
Pero antes de poder cruzar un auto se atraviesa en mi camino.
—¿De quién huyes?—Pregunta el hombre del auto.
No logro decir nada, quedo estática en mi sitio.
—Bienvenida a bordo—Jacobo para nada agitado a comparación de mi, toma mi brazo y de un empujón hace que entre al auto que va conducido por Alejandro.
No.
No.
No.
¿Les dieron vacaciones a estos maniáticos?
—¿Por qué ese cabrón está saliendo de tu edificio?—Pregunta Jacobo con la mandíbula tensada.
Fernando no nos logra ver porque las ventanas del coche son polarizadas, iba a gritar cuando de repente Jacobo tapa mi boca haciendo que salga solo un pequeño gemido.
—¡Arranca!—Ordena Jacobo a Alejandro.
Luego de unos minutos con el auto en marcha Jacob me acuesta en sus piernas, y suelta sus manos de mi boca.
—¿Qué hicieron?¿Cómo salieron de la clínica?—Susurro mientras lágrimas de dolor caen sobre mi rostro.
—Los asesinamos.—Jacobo habla con tanta normalidad que me hace dar escalofrío.
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AnyiLi 🌻
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Obsesionado por ti ©️
Mistério / SuspenseTe ví por primera vez en una fotografía, quien diría, quien diría Anastasia que me enamoraría tan perdidamente de tí, que asesinaría a todas esas personas por intentar entrometerse entre los dos, tú estás por encima de todo y todos Ana, yo soy tuyo...