Capitulo I. "Me pasan cosas"

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Disclamer: Todo lo relacionado con Harry Potter no me pertenece sino a JK Rowling, a excepción de los personajes que no son mencionados en los libros, éstos son de mi autoría.

En ningún momento se pretende violar derechos de autor ni lucrar con esta historia.

***Esta es la idea Original, el fanfic de 5SOS "Efimero" (de mi autoría) fue adaptación de esta historia***

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CapituloI. "Me pasan cosas"


Solo basta un momento, un parpadeo, un descuido para que tu vida cambie en un instante. Eso lo he aprendido a la mala. Mi madre, tan joven, tan bella y tan amorosa... un instante bastó para perder todo eso cuando se interpuso entre el Avada Kedavra, que iba directo hacia mí, y le diera de lleno en su pecho. Un parpadeo y mi padre ya no estaba frente a mí sino al lado de Voldemort cuando lo llamó en cuanto retornó. Un descuido y Potter ya la había invitado a su reunión con el profesor Slughorn. Un segundo de vacilación me costó para estar encerrado en Azkaban. Solo un día bastó para aceptar que estaba enamorado de ella.

Sucedió en el penúltimo curso de Hogwarts. Fue una tarde de noviembre, era domingo y había salida a Hogsmeade. No me uní a la salida de mis amigos. Estaba bastante cansado de escuchar las conversaciones triviales de Blaise, siempre hablando de Pansy. Que un día sí la quería y al otro día la odiaba. También estaba harto del repentino interés de Daphne hacia mí. Su presencia era peor que la spattergroit. Que no sé cómo sería eso, pero supongo que es algo horrible.

Necesitaba estar a solas, reflexionar en lo que pasaría ahora que Voldemort había regresado. Fui al único lugar en donde me sentía realmente tranquilo y libre. El bosque prohibido. No me sorprendió encontrar a Luna Lovegood, suele visitar este lugar. Por alguna extraña –y a mi parecer, retorcida– razón le encantaba estar frente al claro, alimentando a los Thestrals. Los cuales, por cierto, le recuerda en cada momento el por qué puede verlos, por desgracia, a mí también.

-Hola, Theodore – me saludó – bienvenido.

Tomó un poco más del alimento que traía en una bolsa y lo arrojó hacia la criatura, sin siquiera molestarse en girar para comprobar que, efectivamente, era yo quien había llegado hasta su lado. Había algo en ella que me desconcertaba y no era precisamente su mirada distraída, sus pies descalzos (¡Porqué demonios estaba descalza!), sus aretes de rábano o su conversación que siempre incluía una nueva criatura de dudosa existencia.

Por una milésima de segundo me olvidé a qué iba a ese lugar y eso bastó para caer en desgracia. Tal vez exagero, pero así lo siento ahora mismo.

-¿Por qué lo haces? – pregunté.

En verdad quería saberlo, ¿Por qué esa actitud masoquista hacia esas criaturas? ¿Por qué el caminar descalza? ¿Por qué esos aretes de rábano?

Ella me envió su mirada distraída, era la primera vez que me veía –y a la vez no– directamente. Dio un par de pasos y ya estaba a un palmo de mí. "Muévete" me dije una y otra vez –no toleraba el contacto físico en ese entonces– y aun así, no me moví. Tal vez fueron sus ojos azules, quizás las diminutas pecas que adornaban sus mejillas, probablemente esa sonrisa ladeada. No lo sé. Ella me dio un suave apretón en mi mano derecha, solo tardó un segundo en hacer esa acción. Segundo en el cual mi corazón latió más rápido de lo necesario, en mi estómago hubo una lucha de troles (o esa fue me impresión), sentí un calorcito desconocido en mis mejillas, incluso me sentí mareado.

-¿Y por qué no? – respondió.

Se giró y volvió a alimentar a los Thestrals.

Y ahí me quedé, parado como un idiota, incluso minutos después que ella se fuera. No pude quitarme esa mirada azulada de la mente. Ese día hubo algo que no supe explicarme, algo que me cambió, que me hizo sentir diferente, no ser yo mismo. Y detestaba no ser yo mismo.

Los días siguientes fueron los más horribles de mi vida. Me pasaban cosas que no comprendía, ella estaba en todo lo que pensaba, soñé despierto con su mirada. En una ocasión, ella venía caminando con su mirada distraída hacia mi dirección y entré en pánico. Me metí en el aula más cercana para evitarla. Esa acción me costó una detención con el profesor Slughorn, todo por haberme negado a salir del aula y así encontrarme con... ella.

Me sentí frustrado, nada tenía sentido. Anterior a ese incidente podía andar como si nada pero ahora con solo verla me sentía asustado, temeroso, huía literalmente de ella. Evitaba estar cerca de esa mirada azulada porque no quería sentirme como lo hice ese día, y aun así, me sentía igual o peor... por no mirarla.

Al bosque prohibido dejé de ir, ese lugar estaba maldito. ¡Fue el causante de todo!

-... a la lunática... - mi cerebro se conectó a la realidad al escuchar a Blaise.

-¡No! – Daphne rompió a carcajadas - ¿Potter y la lunática? Entonces, ¿son novios o algo así?

-¡¿Qué?! – grité. Todas las miradas se posaron en mí, me sentí extraño, fingí demencia y así lentamente las miradas de mis amigos dejaron de verme.

-Pansy está de testigo – Blaise siguió con la conversación.

-Entonces, Potter y la lunática irán juntos al baile que dará Slughorn, wow.

Gruñí.

Un odio desconocido comenzó a formarse y dirigirse hacia el "elegido", no solo le bastó con denunciar a mi padre por el ataque hacia el ministerio, sino que ahora invita a ella, seguramente quiere que le envíe esa mirada distraída tal como lo hizo conmigo.

Estúpido, Potter.

-¿Estás bien, Theodore? – parpadeé un par de veces, Pansy se encontraba frente a mí, ninguna señal de los demás.

-¿Sabes? Si no te conociera diría que al fin sucedió eso.

-¿Eso? – fruncí el ceño.

Ella sonrió y se fue dejándome más confundido.

Fui el último en salir del Gran Comedor, con las manos en los bolsillos pensando en lo que podría significar "eso", que según Pansy, ya me había sucedido. No tardé mucho en descifrarlo, solo bastó un segundo de distracción para chocar con alguien... y no cualquier "alguien". Era ella.

Estaba frente a mí, con su mirada distraída, con las mismas pecas, con sus aretes de rábano, con los mismos pies descalzos - ¿mismos pies descalzos? Estoy grave – ahí estaba ella.

-Lo siento – sonrió con pecas en sus mejillas.

Me quedé mudo, me faltó la respiración y aun así, mi corazón palpitó rápidamente, los troles volvieron por el segundo raund. Ella ya se había ido y seguí ahí de pie, como idiota, nuevamente.

Jamás me detuve a pensar en estar enamorado. Hasta ese entonces, había tenido solo un par de besos con Daphne y fue porque ella me lo pidió. Y solo eso. No me había interesado nadie. Hasta ese momento. Cuando me topé con su mirada azulada, con sus diminutas pecas, con sus pies descalzos, con su sonrisa. Entonces lo comprendí, supe qué era lo que me ocurría. Ella era la culpable, ella era la responsable de lo que me ocurría.

Ella me disparó sin piedad con su flecha enamorada*.


(*) Referencia a la canción de chiquitas "Mi chica adorada".

Gracias por leer!

Besos

Pislib n_n

Solo un día || Harry Potter || Theodore Nott/Luna LovegoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora