Capítulo 19

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—¡Akira!, ¡Bájate de ahí o te caerás! ¿Qué crees que haces encima de la mesa?—Mikoto reprendió con fuerza a su alumno más inquieto por quinta vez en ese día.

—Akiko rompió mi juguete por eso yo le quité su muñeca, es una niña mala.

Mikoto suspiró, no tenía paciencia para soportar a sus alumnos, con desgana se acercó a Akira y le ayudó a bajarse.

—Akiko, Akira...hagan las paces en éste momento o tendré que castigarlos.

Ambos niños se miraron con recelo pero se dieron la mano.

—Lo siento Akira...

—Está bien—dijo el pequeño—¿seguimos siendo novios?

La niña sonrió con alegría.

—Sí, vamos al patio a jugar.

Automáticamente ambos olvidaron el incidente y salieron con el resto de sus compañeros como si nada pasara. Mikoto los observó con tristeza, ojalá la vida adulta se solucionara tan fácilmente.

Habían pasado dos meses desde el día en que ella y Fugaku decidieron separarse y no volvió a saber de él, le dolía el corazón cada vez que terminaba su horario laboral, sabía que él ya no estaría esperándola recostado en el poste de luz. Intuía que él la evitaba y en el fondo se lo agradecía, sabía que él lo hacía para no causarle el dolor de tener que verlo caminar al lado de Rinko.

Los preparativos de la boda de Kushina iban a toda velocidad, los padres de la chica estaban anonadados ante la noticia pero no pudieron hacer más que apoyarla, conocían el temperamento de su hija y sabían que si se oponían sería peor, sólo los tranquilizaba el hecho de que Minato era un buen partido, tenía un futuro prometedor y parecía ser alguien responsable y honesto.

Mikoto evitaba estar cerca de ellos porque su felicidad la lastimaba, veía en ambos los sueños que había tenido con Fugaku pero que otra vez estaban destruídos, ahora se habían transformado en astillas de vidrio que le pinchaban por dentro con cada respiración. A pesar de todo intentaba ayudar a su prima pero evitaban hablar demasiado de la boda y sobre todo del problema que se avecinaba, ella sería la dama de honor de Kushina mientras que Fugaku sería el padrino de Minato, eso significaba que estarían cara a cara nuevamente.

—Al menos si me pongo a llorar podré decir que estoy emocionada por la boda—se dijo Mikoto mientras se retiraba de la escuela.

El viento soplaba anunciando la llegada del invierno, se ajustó el cuello del abrigo y continuó caminando con la vista hacia el suelo para evitar ver cualquier cosa que le recordara a Fugaku.

—¡Ay!—Mikoto chocó con alguien y cayó de espaldas en el suelo—Lo siento mucho, no miré por donde iba.

El hombre le tendió la mano para ayudarle a levantarse.

—Sigues tan despistada como siempre Mikoto.

La chica subió la vista sorprendida ante esa voz amable, no podía ser...

—¿Satoru?—dijo Mijoto sorprendida mientras se sacudía el polvo de la ropa.

—El que viste y calza.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—Me transfirieron al Hospital Universitario de Kawagoe por un mes, uno de mis colegas sufrió un accidente y necesitaban un médico supervisor para los practicantes, ya sabes que no somos muchos los neurólogos calificados.

—Sí que no me esperaba verte por aquí.

—Yo tampoco sabía que estabas en ésta ciudad, no hemos tenido más contacto desde...bueno tú sabes, desde el día en que rompimos el compromiso.

Amor...LOCO amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora