2. La Noche del Rapto de las Girasoles

314 16 4
                                    

Te aseguro, mi pequeña Sheyla, que todo pronto volverá a ser como antes. ¡Ya verás como saldremos de este escollo! Sé que extrañarás jugar con las demás girasoles del jardín pero...


*la puerta del invernadero se abrió de golpe*


   ¡¡NO!! ¡¡¡ALÉJATE DE MI HIJA, SUCIO Y FEO LANZACAPULLOS!!!

   ¡¡¡NOOO!!! ¡¡NO TE LA LLEVES!! ¡¡¡NOOOOOOOOOOOO!!!


*la puerta del invernadero se cerró de un portazo*



   En la noche, unos lanzaguisantes irrumpieron en el invernadero y me arrebataron violentamente de los brazos de mi madre. Uno de ellos se había quedado a obstruir la puerta, mientras el otro me llevaba de los pétalos. Forcejeé duramente para librarme de él, incluso intenté hacerle caer en la espesa nieve mientras me llevaba... pero fue inútil, ya que solo soy una pobre girasol y no tengo la fuerza necesaria para librarme de un lanzaguisantes. Ya que vio que no ofrecía resistencia, se disculpó y empezó a llevarme de la manito. 

   En medio de la intensa nevada, se podía apreciar a lo lejos una vieja cabaña de madera. Me comentó que era un punto de encuentro donde le habían mandado reunir a las girasoles jóvenes de la villa.

   Al adentrarnos en la cabaña, me perturbé al ver a tantas pobres girasoles temblando por el frío y siendo atemorizadas por los viles lanzaguisantes que los estaban custodiando.

   El lanzaguisantes que me había raptado le hizo una seña a su superior; pero, al ver que se había quedado dormido en su sofá, le despertó con un inocuo guisante que le hizo despertar sobresaltado. Arrepentido por su basta manera de despertarlo, le dijo tembloroso que todos los girasoles jóvenes de la villa se encontraban actualmente en la cabaña. 

   Indignado por la falta de respeto, se levantó agobiado del sofá y me llevó refunfuñando en sus brazos a donde estaban las demás girasoles y me dejó caer, como si fuera una caja pesada. 

   Acto seguido, se plantó delante del lanzaguisantes y fingiendo estar de buen humor le dijo:

   —¡Al fin! ¡El último girasol de la aldea que faltaba! ¿Se puede saber el porqué de la demora, mi querido y apreciado subordinado? :) —preguntó sarcásticamente el Lanzaguisantes Plasma.

   —Eh... d-disculpe mi general, es solo que la madre de aquella girasol posee unas agallas que.... ¡uf! ¡Son dignas de una planta carnívora, mi general...! —se apresuró en decir el Lanzabayas.

   La habitación no tardó en llenarse de fuertes carcajadas prorrumpidas por los demás lanzaguisantes que se encontraban en la sala custodiando a los girasoles, causando un gran desasosiego en ellas. No obstante, al Lanzaguisantes Plasma parecía no darle gracia el hecho de que mi madre haya ofrecido una gran resistencia contra el Lanzabayas... más bien, juzgando por su expresión, parecía atónito.

   La quietud del general hizo que todos se inmutaran en tan solo unos pocos segundos desde que comenzaron a burlarse del sumiso Lanzabayas. Una sonrisa macabra se esbozaba en el rostro del Lanzaguisantes Plasma mientras se dirigía raudo y veloz a donde me encontraba yo....





#3 La Rebelión de las Girasoles - PvZ GW 悪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora