Capítulo 6.

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Nos fundimos el uno en el otro. No era mi primera vez pero si la primera vez que lo hacía con alguien a quien quería de verdad, y la experiencia fue intensa en todos los sentidos, tanto emocionales como físicos. Fue lento, con calma, paladeamos el momento como el que está disfrutando de un buen libro. No quedó centímetros de piel sin explorar por qué nos dedicamos a mimarnos en todo momento. No fue raro, no fue extraño pese a conocernos desde siempre, fue natural, como algo que sucede sin más.
Nos dormimos completamente desnudos, abrazados, como si fuésemos novios o algo similar y lo más triste de todo es que teníamos fecha de caducidad. Pronto el miedo que había tenido tras la pesadilla desapareció y me sumí en un sueño profundo enredada en Nick.

Cuando desperté estaba sola en la cama, no había ni rastro de Nick, me froté los ojos y entonces el recuerdo de la noche anterior me golpeó con fuerza, eso y que estaba como dios me había traído al mundo asique más evidencias que eso ninguna. Me toqué la cara ligeramente y estaba ardiendo, no estaba enferma ni mucho menos, estaba acalorada de solo pensar en lo que había pasado entre nosotros. Me levanté de la cama y me puse la ropa interior, al menos la parte inferior, me coloqué el camisón y decidí bajar al piso inferior. Una vez lo hice, entré en la cocina y ahí estaba Nick. Estaba de espaldas, canturreando mientras preparaba el desayuno, llevaba unos pantalones de chándal gris y una camiseta blanca, parecida a que yo tenía en mi maleta de la noche que habíamos dormido juntos, solo que esta estaba más fina. Parecía notablemente contento o esa fue mi impresión, a mi sin embargo me comía la vergüenza. Hice un ruido con uno de mis zapatos sin querer y se dio la vuelta mientras se chupaba el dedo pulgar, después ensanchó una sonrisa.
-¿Cuanto llevas ahí?.
-Acabo justo de llegar.-La voz me salió a trompicones, caminé hasta donde él estaba y miré lo que tenía preparado, me daba vergüenza mirarle de forma directa.-.... vaya ¿te vas a comer todo esto tú solito?.
Se me puso por detrás me rodeó la cintura y puso su barbilla en mi hombro.
-En realidad pensaba llevártelo a la cama, ya sabes cómo en las películas esas que tanto te gustan.-No pude evitar reírme.
-Siento haberte fastidiado la idea.
-¿Quien dice que lo hayas echo? Siempre podemos hacer como que sigues dormida y yo subo con todo este banquete a la cama.
Su mejilla ligeramente raspaba mi mejilla y de vez en cuando sus labios rozaban el lóbulo de mi oreja, si no fuera por que le conocía demasiado bien pensaría que el arte de poner nerviosa a una chica le salía de forma natural. Pero le conocía demasiado bien, le había visto tontear con todas las chicas habidas y por haber desde que cumplimos quince años. Me sabía todos sus trucos, aún así nada de eso impedía que me pusiera frenética y más cuando los usaba en mi.-¿Estás bien Leah?.
-No lo sé.-Dije al fin.
-¿Te arrepientes de lo que pasó anoche?.
-¿Te arrepientes tú?.-Murmuré y soltó una carcajada que hizo temblar mi cuerpo entero. Se elevó y se separó ligeramente, me giró y ahí fue cuando nos miramos fijamente. Me separo el pelo de la cara con ambas manos y suspiró.
-Sé que puede parecer extraño, por que bueno... nos conocemos desde siempre y puede resultar casi raro, pero no.-Sentenció.-... no me arrepiento. Lo de anoche fue increíble.-Le di un manotazo en el estómago. Se había acostado con tantas chicas que decir eso era ridiculo.-... lo digo en serio, además no me acuesto con todas.-Le miré enarcando una ceja.-... tengo una fama terrible lo sé.
-Nick, te conozco desde siempre, no me mientas.-Me reí, pero le miré y vi en sus ojos que era cierto lo que decía.-¿Estás de coña no?.
-Me he acostado con cuatro chicas en toda mivida.-Me quedé ligeramente pasmada. Sacudió la cabeza.-... pero no desvíes el tema... ¿te arrepientes?.
-Pues claro que no me arrepiento.-Cambió su expresión y ensanchó una sonrisa. Me agarró en volandas y me subió en la encimera, ya parecía ser una costumbre que me subiese encima de todos los muebles pero era tan alto que casi que era lo mejor.-... es que.-Hice una pausa y pasé una de mis manos por su pelo.-... me he criado contigo, ¿no es raro que no nos resulte raro?.-Soltamos una carcajada y me besó sin yo esperármelo.
-¿Sabes? Estás muy sexy por la mañana.-Ronroneó contra mis labios. Pasó una de sus manos por mi cintura.-¿Que tal está tu pie?.-Murmuró mientras me besaba el cuello.
-Me duele algo menos, de todas formas necesito algún calmante por que lo tengo algo hinchado.
-Pues creo que en el botiquín no vi mucho más salvo lo habitual ¿quieres que vaya al pueblo a por algo?.
-Podríamos ir los dos, ya sabes, dando un paseo.
-¿No deberías moverte lo menos posible? Quizás si andas sea peor.
-Ya, puede ser si, pero necesito despejarme un poco, ya sabes respirar aire puro de la montaña y todo ese rollo que nos sueltas año tras año cuando venimos.
Puso los ojos en blanco.
-Vale, está bien, tú ganas.
Me agarró de la cintura y volvió a bajarme.-Pero ahora, sube ahí arriba, hazte la dormida y espera a que yo suba con todo esto, después te despertaré, desayunaremos y quizás te dé los buenos días como es debido.
Me puse como un tomate y se echó a reír.
-Sube antes de que me arrepienta y decida hacerlo aquí.-Me intentó atrapar pero le esquivé y me fui como pude hacia arriba riéndome.

Dangerous Love. [Noah Centineo and Lana Condor.] 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora