Cuando nos conocimos

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[Año 2013] Narra Junior:

Era un día como cualquier otro. Me levante para tomar el desayuno junto a mis hermanos Dante y Romeo, y mi tío, Diego. Hace tiempo que no hacía esto. Sentí que cuando cumplí mis 16 años muchas cosas cambiaron en mi, una de ellas fue madurar bastante (pero no lo suficiente).
La campana del colegio tocaba las 7:15 am . Todos entraban a sus respectivas aulas.
No era un chico muy estudioso sinceramente me costaba prestar atención y me aburría fácilmente.
La única clase que me gustaba era la de educación física.
- Bueno chicos, formen fila que armo los grupos.- repetía el profesor sin dejar de mirar la lista. - Hoy vamos a jugar con los más grandes, a partir de ahora las clases van a ser así.- agregó.
Nosotros no teníamos mucho contacto ellos, ya que la mayoría tenia 18 años cumplidos. Nose porque al profesor se le dio por mezclarnos a todos a mitad del año.
-Vamos a jugar así, los de 4to vs los de 6to.-
dijo pensativo. - no importa que sean mas grande les tengo fe a mis muchachos.- nos miró victorioso.

Amaba el fútbol, siempre me gusto jugarlo. Yo era el 14, mi número favorito. Lo elegí la primera vez que jugamos y quedo fijo para mi.
El juego había empezado. Los de último año no eran tan malos como creíamos, dentro de todo jugaban limpiamente.
Uno en particular llamo mi atención: el 9.
Era amable con los demás, pero a mi era como la tercera vez que me miraba de mala gana o me sacaba la pelota bruscamente.
No le di importancia y seguí jugando. El juego finalizo con la ultima sacada de arco del equipo contrario, en la que yo iba a agarrar la pelota pero este chico me empujó hacia la izquierda hasta tirarme al piso y así tener el control el.
Cai de boca raspando fuertemente una de mis rodillas. El chico me miró burlón. Lo mire furioso.
-Blas que haces?!!-le preguntó uno de sus compañeros alterado.
-El juego es así, o dominas la pelota o perdes, cagones.- respondió este con poca paciencia
-. Bueno se terminó el juego, listo, cada uno a cambiarse y a las aulas.- prosiguió el profesor para evitar más líos.

Me levante para ir derecho al baño a lavarme la herida. Facundo y Damian, mis mejores amigos, me siguieron para ayudarme.
-. Es un imbecil el wacho, nose que le pintó .- dije con bronca mirándome como mi rodilla sangraba.
- No entiendo, lo conoces?- preguntó Damian confundido
- Nunca lo fiche en mi vida.-
Ambos se miraron extrañados y prosiguieron a traerme vendas y desinfectantes.

De caminó a casa me costaba un poco caminar ya que la herida dolía. Iba despacio escuchando música cuando una bicicleta pasa casi atropellándome, haciendo que mi equilibrio se pierda y llegue a sostenerme de la pared.
Mire hacia adelante: era este chico, Blas.
Miro para atrás riéndose y siguió hasta doblar en la esquina.
Pero la peor parte me la lleve cuando me di cuenta que dejó su bicicleta en la casa de al lado. Era mi vecino.

"Provocando al enemigo"-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora