Capítulo 32

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estamos a punto de aterrizar en la casa de Javier, creí que llegaríamos a su oficina y de ahí iríamos hasta su casa en vehículo como pasó cuando nos fuimos pero no, esta vez estamos llegando a su casa, Diana y Santiago se ven demasiado cansados y debe ser la costumbre a utilizar estas cosas pero a pesar del ruido y el movimiento están por quedarse dormidos, solo reaccionan cuando tocamos el suelo.

-muy bien ya estamos en casa -dice Javier y baja primero para ayudarles o ayudarnos porque después de ellos me ayudó a bajar a mí, algunas personas se acercaron a ayudar a Santiago y a atenderlo así que Javier y yo nos quedamos completamente solos, caminando en su inmensa y preciosa casa.

-necesitamos descansar un poco ¿no crees? -me dice mientras entrelaza su mano con la mía.

-por supuesto que si, estoy muerta lo único que quiero es llegar a mi cama y poder dormir hasta mañana -le digo y comenzamos a reír.

-oye, son las 3 de la tarde tú si que quieres caer en coma y no dormir -ríe burlándose de mí -¿quieres quedarte a descansar en mi casa? -me pregunta.

-no Javier, no quiero causar molestias

-no, escucha no es ninguna molestia es un favor para mí, así descanso un poco antes de ir a dejarte a casa.

-pero no está tan lejos de aquí, puedo pedir un taxi para que tú descanses por eso no te preocupes ¿si? -trato de hacer que acepte.

-quiero ser yo quien te deje en casa, por favor solo será un rato -me ve con la misma cara de cachorro triste con la que lo conocí aquella noche en la fiesta.

-esa cara no va a funcionar conmigo, oye convences a todos cuando lo haces pero a mí no eh. No me lo tomes a mal pero prefiero irme a casa -saco mi móvil para pedir un taxi.

-eres la única con la que no funciona... oye, oye ¿qué es lo que estás haciendo? -pone su mano sobre mi móvil.

-voy a llamar un taxi, tú tranquilo puedes irte a descansar ya si quieres no creo que demoren en llegar acá

-¡de ninguna manera! aún cansado soy yo el que te irá a dejar a casa y no un desconocido, vamos sube al coche -ahora es uno distinto, supongo que es porque el de él, lo dejó en la oficina cuando nos fuimos. Espero unos segundos parada fuera del vehículo con una sonrisa estúpida en mi rostro.

-vamos Sam, sube -me vuelve a decir y esta vez se inclina a abrir la puerta del copiloto así que camino y subo como me lo pidió y cuando lo hago, él está recostado sobre el volante y me sonríe pero puedo ver cansancio en sus ojos.

-bien, vamos entonces a la casa de la señorita -enciende el motor.

-está bien, voy a quedarme a descansar un momento en tu casa pero solo porque veo en tu rostro que si estás cansado ¿está bien? -él aplaude con sus manos cuando me escucha.

-¡lo sabía! mis encantos tienen que funcionar contigo -apaga el motor y sale feliz para abrir mi puerta -abajo señorita, le voy a mostrar mi casa.

-ya la conozco, estuve aquí en la fiesta ¿ya lo olvidaste? -le digo orgullosa.

-no, claro que no lo he olvidado pero no la conociste toda -vuelve a decir.

-pero ¿que no estás cansado como para un recorrido? -lo veo a los ojos.

-bueno puede ser después de descansar un momento -ríe y me encamina por su casa hasta la parte de los dormitorios y entramos a uno que creo es el de él.

-puedes acomodarte sin ningún problema, yo solo voy a hacer algo y vuelvo -dice y camina hacia otro lugar.

-¿cómo? ¿v-vamos a dormir los dos aquí? -me giro a verlo seguramente con una cara extraña -claro solo falta que haga una estupidez para que yo me convenza que busca lo mismo que todos -pienso mientras él está en el que supongo es su armario.

-no, claro que no, solo quiero brindarte la mejor comodidad y claro que es mi habitación... aunque si tú quieres me puedo quedar sin problema -dice sarcástico y se acerca a mí, se acerca demasiado a mí y deja tan solo unos cuantos centímetros entre nuestros rostros, mi corazón comienza a latir con fuerza como si se quisiera salir de mi pecho y la cercanía hace que mis ojos se cierren sin intención.

-descansa linda -acaricia mi mejilla y deja un beso muy tierno en mi frente, yo sigo con mis ojos cerrados y solo los abro cuando él ya se está alejando, enserio pensé que este sería nuestro tercer beso.

-después de que lo tonta se me pasa, me acomodo en la cama que es demasiado suave, este hombre si que duerme como un Rey ¿cómo no podría descansar bien así? ahora que estoy recostada recuerdo que dejé en la otra casa de Javier mis flores, me siento mal por hacerlo pero obviamente no las iba a cargar de un lado hacia otro en el hospital así que libero mi conciencia de toda culpa.

Ahora que estoy de vuelta, tengo que ocuparme de muchas cosas que tengo pendientes, hablar con mi jefe es una de ellas, ir a mi cita médica, realizar algunos pagos entre otras cosas, espero mañana ocuparme de todo porque he perdido mucho tiempo hasta ahora, entre pensamiento y pensamiento voy observando cada rincón de la habitación y la curiosidad de explorarlo con más profundidad me mata así que me pongo de pie y lo primero que hago, es ver que no haya nadie cerca de la puerta, luego paso a ver el armario de Javier que por cierto es muy grande, creo que es más grande que el mío y seguramente tiene mucho más ropa que yo, lo que si puedo asegurar es que se ve demasiado ordenado y elegante, aunque para consolarme pienso que cuentan con personas a su servicio que se encargan de todo esto, así que no tengo porque sentirme mal porque el armario de un hombre esté mejor ordenado que el mío, en su sanitario hay un espejo enorme y todo igual de ordenado, cerca de la gran ventana de su dormitorio hay un escritorio un poco pequeño en el que tiene fotografías de niño, hay varias en las que supongo está con su familia y luce tan feliz, tan tierno... tan hermoso.

En las mesas de noche hay cuatro cuadros, dos de cada lado, una fotografía junto a Diana y a Santiago del lado derecho y un cuadro volteado hacia la pared, aunque me da curiosidad de que fotografía está ahí decido respetar y dejarla tal cual.

Del lado izquierdo, hay una fotografía de él junto a su madre viéndose de cara a cara con mucha ternura y una sonrisa enorme en sus rostros, ver esta provoca en mi sentimientos, tantos como para hacer que unas cuantas lágrimas quieran salir de mis ojos, la siguiente también está volteada, solo que esta volteada hacia abajo del mueble y tampoco intento verla, si están así es porque seguramente le trae recuerdos que no siempre quiere ver, aunque me gustaría saber que hay en esas fotos y por que razón las tiene así, trato de contenerme y mejor me recuesto para descansar, ya he husmeado demasiado por aquí. Después de unos cuantos minutos de escuchar el silencio en la casa y miles de pensamientos rodear mi cabeza el sueño es más fuerte que yo.

Nunca Fui Tan Feliz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora