Venus Byers -Stranger Things

ᶜᴴᴬᴾᵀᴱᴿ4; ˢᴴᴼᵁᴸᴰ ᴵ ˢᵀᴬᵞ ᴼᴿ ˢᴴᴼᵁᴸᴰ ᴵ ᴳᴼ?

⚠️¡Aún no pongan la canción!⚠️
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Capítulo 4; ¿Debería quedarme o debería irme?

Venus' P.O.V.:

   Mi alarma comenzó a taladrarme la cabeza como casi todas las mañanas

Ya eran las 7:00, hora de levantarse.

   Me gustaría decir que me levanté como cualquier otra persona normal, pero en realidad me caí de la cama al querer apagar el despertador con los ojos cerrados *inserte facepalm aquí*.

Al querer levantarme del piso me golpeé la cabeza con el borde de mi mesita de luz. Mierda, que estoy pendeja.

   Una vez que me levanté del piso, me dirigí al baño aún sobándome la cabeza en donde me había golpeado. Me lavé los dientes y tomé una ducha.

   Volví a mi cuarto y, después de revolver todo mi armario, por fin me vestí.

Mis zapatillas que usaba para la escuela se habían embarrado ayer a la noche, así que agarré unas de Will y me puse unos calcetines que encontré por ahí tirados desde quien sabe cuando.

Preparé mi mochila y me fui a la cocina.

En la cocina estaba Jonathan preparando el desayuno y mamá estaba sentada en la mesa, temblando. Se notaba aún peor que ayer y, al perecer, no durmió nada.

No me gusta verla así. Madre soltera con tres hijos... y debo admitir que a veces yo soy un poco quilombera.

Ella hace todo lo posible para cuidarnos. No se merece esto.

-Mamá, ya está el desayuno.- dijo Jonathan aún sin darse cuenta de mi presencia.

-Buenos días.- dije yo.

-Buenas días.- me contestó.

-Mamá... ¿Dormiste algo anoche?- le pregunté sentándome en la silla junto a ella. Ella se sobresaltó un poco, ya que no me había notado, estaba como perdida.

-Hola, cariño. Lo siento, no te ví.- dijo ella. -Buenos días, ¿Como dormiste?-

>>Mal.<<

-Yo pregunté primero, mamá.-

Ella no me contestó y Jonathan trajo los platos con el desayuno.

-No, no. Cuidado con el cartel.- le decía mamá a Jonathan mientras corría unos papeles de la mesa. -No puedo comer.-

-Mamá, tienes que comer algo.- le dijo Jonathan.

-Escucha, la tienda de las fotocopias abre en media hora.- le indicaba a Jonathan. -Necesitamos unas 200 o 300 fotocopias...-

-Esta bien.-

-¿Cuánto cuesta?-

-Mamá...-

-¿10 centavos?-

-¡Mamá! Yo me encargo.-

-Está bien...-

Yo a todo esto me mantenía callada mientras comía mi desayuno, que eran huevos revueltos con tostadas y un café.

-Si quieren yo voy, me queda de camino a la escuela.- propuse.

-No, no, claro que no. Tu irás directo a la escuela y me llamarás cuando llegues para avisarme que estás bien.- me dijo mamá.