-No deberías andar por aquí a estas horas.- La voz de un chico con capucha retumbó en los oídos de Dylan. La calle estaba desierta a esas horas de la noche, y solo se podía distinguir la silueta del muchacho gracias a la leve iluminación de las farolas.
-¿Y eso por qué? Nadie puede hacerme daño ya, ni siquiera tú.- La boca del encapuchado se tensó y cerró los puños con fuerza, dejando sus nudillos blancos.
-Quizá no puedo matarte, pero sigo pudiendo darte una paliza.- Respondió el encapuchado, sin mover ni un músculo.
-Ay, pobre angelito, a pesar de todo sigues con tus aires de superioridad... Hazte un favor y márchate, porque yo sí que puedo hacerte daño.
-Me iré en cuanto sepa que no vas a volver por aquí.
-Oh, pero verás, he hecho una amiga. Calíope. Supe que era ella en cuanto la vi, es única.
-No te acerques a ella, Dylan. Sea lo que sea que intentes hacer, no va a funcionar. No si puedo evitarlo.
-Es cuestión de tiempo viejo amigo. No te imaginas las ganas que tengo de que veas lo que he planeado.
-Jamás debí dejarte escapar.
-¿Tú me dejaste escapar? Querrás decir que no fuiste lo suficientemente competente como para cogerme.
-Si sigues con esto, no me vas a dejar más remedio que llamarlos. Sabes que vendrán, vendrán a por ti.
-¿Me estás amenazando? Por favor, angelito, los dos sabemos que no te harán caso, eres un exiliado, ya no les importas.
-Puede que eso sea cierto, pero estoy seguro de que no podrán resistirse a venir. No sé cómo has conseguido esconderte tanto tiempo, pero no durará para siempre, puedes estar seguro.- Las palabras del chico enfurecieron a Dylan, pero éste, en vez de demostrarlo, le regaló una sonrisa amenazadora.
-Cuando me encuentren, ya no habrá nada que puedan hacer.- Dicho esto, Dylan se dirigió a su moto y se marchó a gran velocidad.
-Maldita sea.- Se quejó el encapuchado, desapareciendo acto seguido en la oscuridad.
...
*Un laberinto de rosas rodea a Calíope, algunas blancas, otras rojas y amarillas. Son hermosas, pero sus espinas la arañan cuando camina por los pasillos. Gira a la derecha y luego a la izquierda y camina hasta que un muro de zarzas le bloquea el paso. -"Si me das la mano, podemos salir juntos".- Calíope se gira y reconoce a un muchacho de pelo castaño y ojos café. Dylan. -"Calíope, dame la mano y podremos salir. Tu madre te está esperando."- Sus palabras hacen que la joven se acerque a él y le de su mano. -"Bien, vamos."- Caminan y caminan, giran a un lado y después al otro hasta que vislumbran la salida del laberinto. Calíope intenta soltarse de Dylan, pero al hacerlo, Dylan la agarra más fuerte. -No puedes soltarte, todavía no.- Así que andan hasta la salida y al pasar sus puertas, Cristal Jones aparece. -Calíope, deberías haberte quedado. Deberías...- .*
*Suena el despertador*
Una somnolienta Calíope acerca su mano al despertador para apagarlo.
-¡Pero si hoy es sábado! Maldito cacharro...- Dice quejumbrosa.
Se vuelve a tirar en la cama, pero no antes de mirar su móvil. Tiene 5 llamadas perdidas de Jules y 3 mensajes nuevos.
*Mensaje de "Jules <3": -Oye Cali, ¿dónde estás? Llámame cuando leas esto.*
*Mensaje de "Jules <3": -Cali, no sé dónde estás, pero espero que sea en casa. Por favor, llámame cuanto antes, me tienes preocupado.*
*Mensaje de "Lucía Morales" : -Oye, Calíope, ¿A qué hora te vienes? Tengo que recoger un poco por la fiesta de ayer, pero a partir de las 17:30 puedes venir. Avísame cuando leas esto.*
Realmente, no le apetecía nada llamar a Julian y menos aún ir a la casa de Lucía, tenía una resaca desproporcionada para lo que había bebido. Sin embargo, buscó a su mejor amigo entre los contactos y lo llamó.
-Cali, ¡por fin! ¿Se puede saber dónde te metiste ayer? Te estuve buscando por todas partes y encima no contestabas al teléfono, creía que te había pasado algo.-Sonó la voz de Julian a través del teléfono.
-Lo siento Jules, no me encontraba bien y tú estabas con Lucía, así que me fui.
-Dios Cali, ¿cómo se te ocurre irte andando sola a esas horas de la noche?
-No me fui sola... un chico me acompañó.
Escuchando lo alterado que estaba su amigo, Cali decidió omitir el detalle de que ni siquiera había vuelto andando, sino en moto.
-¿Qué? ¿Qué chico?
-Dylan.
-¿Dylan Ross?
-No, Dylan O'Brien.
-¿Qué? ¿Y ese quién es?
-Pues un chico que conocí en la fiesta.
-Osea que te fuiste a casa con un tipo que acababas de conocer. ¿Me estás vacilando? Por favor, dime que no le diste tu dirección a un desconocido.
-No, no. Solo me acompañó hasta el parque de la esquina.- Miente.
-Ah, bueno... En fin, supongo que da igual. ¿Estás bien verdad?
-Sí, estoy perfectamente Jules.
-Genial, pues hablamos luego ¿vale?
-Sí, adiós Jules.
-Bye, Cali.
*Fin de la llamada*
Ya solo quedaba escribir a Lucía para acordar una hora a la que ir a su casa y aunque en esos momentos nada le apetecía menos, la escribió.
*Mensaje de "Calíope Jones": -¿Te parece bien a las 18:15?*
*Mensaje de "Lucía Morales": -Perfecto.*
Y a las 18:15 como habían acordado, Calíope se presentó en la casa de Lucía. Llamó a la puerta y cuando ésta se abrió, Cali no pudo disimular su sorpresa.
-Dylan.
-¿Calíope? ¿Qué haces aquí?
-Ee, venía a buscar un pañuelo que creo que me dejé.
-Pues no creo que lo encuentres.
-¿Por qué?
-Porque esta es mi casa.
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Fugitivos de la Muerte. El Misterio del Acuerdo Mortal
Ficção GeralLa muerte viene a buscarnos tarde o temprano, pero ¿y si pudiéramos huir de ella? Calíope era una chica normal, un poco solitaria pero siempre acompañada de su mejor amigo Julian. Sin embargo, tras la llegada de Dylan, su mundo cambia para siempre...