Capítulo 6

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-No deberías andar por aquí a estas horas.- La voz de un chico con capucha retumbó en los oídos de Dylan. La calle estaba desierta a esas horas de la noche, y solo se podía distinguir la silueta del muchacho gracias a la leve iluminación de las farolas.

-¿Y eso por qué? Nadie puede hacerme daño ya, ni siquiera tú.- La boca del encapuchado se tensó y cerró los puños con fuerza, dejando sus nudillos blancos.

-Quizá no puedo matarte, pero sigo pudiendo darte una paliza.- Respondió el encapuchado, sin mover ni un músculo.

-Ay, pobre angelito, a pesar de todo sigues con tus aires de superioridad... Hazte un favor y márchate, porque yo sí que puedo hacerte daño. 

-Me iré en cuanto sepa que no vas a volver por aquí. 

-Oh, pero verás, he hecho una amiga. Calíope. Supe que era ella en cuanto la vi, es única. 

-No te acerques a ella, Dylan. Sea lo que sea que intentes hacer, no va a funcionar. No si puedo evitarlo.

-Es cuestión de tiempo viejo amigo. No te imaginas las ganas que tengo de que veas lo que he planeado. 

-Jamás debí dejarte escapar.

-¿Tú me dejaste escapar? Querrás decir que no fuiste lo suficientemente competente como para cogerme.

-Si sigues con esto, no me vas a dejar más remedio que llamarlos. Sabes que vendrán, vendrán a por ti.

-¿Me estás amenazando? Por favor, angelito, los dos sabemos que no te harán caso, eres un exiliado, ya no les importas.

-Puede que eso sea cierto, pero estoy seguro de que no podrán resistirse a venir. No sé cómo has conseguido esconderte tanto tiempo, pero no durará para siempre, puedes estar seguro.- Las palabras del chico enfurecieron a Dylan, pero éste, en vez de demostrarlo, le regaló una sonrisa amenazadora.

-Cuando me encuentren, ya no habrá nada que puedan hacer.- Dicho esto, Dylan se dirigió a su moto y se marchó a gran velocidad. 

-Maldita sea.- Se quejó el encapuchado, desapareciendo acto seguido en la oscuridad.

...

*Un laberinto de rosas rodea a Calíope, algunas blancas, otras rojas y amarillas. Son hermosas, pero sus espinas la arañan cuando camina por los pasillos. Gira a la derecha y luego a la izquierda y camina hasta que un muro de zarzas le bloquea el paso. -"Si me das la mano, podemos salir juntos".- Calíope se gira y reconoce a un muchacho de pelo castaño y ojos café. Dylan. -"Calíope, dame la mano y podremos salir. Tu madre te está esperando."- Sus palabras hacen que la joven se acerque a él y le de su mano. -"Bien, vamos."- Caminan y caminan, giran a un lado y después al otro hasta que vislumbran la salida del laberinto. Calíope intenta soltarse de Dylan, pero al hacerlo, Dylan la agarra más fuerte. -No puedes soltarte, todavía no.- Así que andan hasta la salida y al pasar sus puertas, Cristal Jones aparece. -Calíope, deberías haberte quedado. Deberías...- .*

*Suena el despertador*

Una somnolienta Calíope acerca su mano al despertador para apagarlo.

-¡Pero si hoy es sábado! Maldito cacharro...- Dice quejumbrosa.

Se vuelve a tirar en la cama, pero no antes de mirar su móvil. Tiene 5 llamadas perdidas de Jules y 3 mensajes nuevos.

*Mensaje de "Jules <3": -Oye Cali, ¿dónde estás? Llámame cuando leas esto.*

*Mensaje de "Jules <3": -Cali, no sé dónde estás, pero espero que sea en casa. Por favor, llámame cuanto antes, me tienes preocupado.*

*Mensaje de "Lucía Morales" : -Oye, Calíope, ¿A qué hora te vienes? Tengo que recoger un poco por la fiesta de ayer, pero a partir de las 17:30 puedes venir. Avísame cuando leas esto.*

Realmente, no le apetecía nada llamar a Julian y menos aún ir a la casa de Lucía, tenía una resaca desproporcionada para lo que había bebido. Sin embargo, buscó a su mejor amigo entre los contactos y lo llamó.

-Cali, ¡por fin! ¿Se puede saber dónde te metiste ayer? Te estuve buscando por todas partes y encima no contestabas al teléfono, creía que te había pasado algo.-Sonó la voz de Julian a través del teléfono.

-Lo siento Jules, no me encontraba bien y tú estabas con Lucía, así que me fui.

-Dios Cali, ¿cómo se te ocurre irte andando sola a esas horas de la noche?

-No me fui sola... un chico me acompañó.

Escuchando lo alterado que estaba su amigo, Cali decidió omitir el detalle de que ni siquiera había vuelto andando, sino en moto.

-¿Qué? ¿Qué chico?

-Dylan.

-¿Dylan Ross?

-No, Dylan O'Brien.

-¿Qué? ¿Y ese quién es?

-Pues un chico que conocí en la fiesta.

-Osea que te fuiste a casa con un tipo que acababas de conocer. ¿Me estás vacilando? Por favor, dime que no le diste tu dirección a un desconocido.

-No, no. Solo me acompañó hasta el parque de la esquina.- Miente.

-Ah, bueno... En fin, supongo que da igual. ¿Estás bien verdad?

-Sí, estoy perfectamente Jules.

-Genial, pues hablamos luego ¿vale?

-Sí, adiós Jules.

-Bye, Cali.

*Fin de la llamada*

Ya solo quedaba escribir a Lucía para acordar una hora a la que ir a su casa y aunque en esos momentos nada le apetecía menos, la escribió.

*Mensaje de "Calíope Jones": -¿Te parece bien a las 18:15?*

*Mensaje de "Lucía Morales": -Perfecto.*

Y a las 18:15 como habían acordado, Calíope se presentó en la casa de Lucía. Llamó a la puerta y cuando ésta se abrió, Cali no pudo disimular su sorpresa.

-Dylan.

-¿Calíope? ¿Qué haces aquí?

-Ee, venía a buscar un pañuelo que creo que me dejé.

-Pues no creo que lo encuentres.

-¿Por qué?

-Porque esta es mi casa.


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⏰ Última actualización: Sep 02, 2018 ⏰

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Fugitivos de la Muerte. El Misterio del Acuerdo MortalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora