Capítulo 5

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Él abrió la puerta del local para mí e inmediatamente el sonido de una campanita nos recibió y no hablar del exquisito y penetrante aroma a café y galletas recién horneadas.

Me fascinó la fachada del lugar, la temática era referente a París, en la caja se encontraba una chica un poco más joven que yo, pero muy linda y amable; detrás de ella se podían observar pequeñas torres eifel y varios marcos con fotos algo viejas, al parecer era la trascendencia o historia del negocio.

La pequeña sala de estar que tenían era muy acogedora y alrededor de ésta se encontraban las demás mesas, cada una con un pequeño centro de mesa referente a París. Cada centímetro del local gritaba París, desde la caja, el mostrador y ni hablar de las paredes tapizadas con calles y ciudades famosas de Francia.

- ¿Qué te parece? - Preguntó al notar mi asombro y breve escaneo por el lugar.

- Es... realmente... - No tenía palabras para describirlo, era realmente hermoso.

- ¿No te gusta? - Algo de inseguridad en su voz.

- No seas bobo, me encanta; no encuentro las palabras adecuadas para describir su belleza, es todo. - Terminando de decir esto, mis manos tomaron vida propia, fueron en busca de las suyas.

Tomó un par de segundos para que mi cerebro reaccionara y al ver mis manos ahuecando las suyas, abrí mis ojos más de lo normal y de mi boca no salía palabra alguna, solo se abría y con la misma se cerraba.

- Lo lamento. Fue un impulso. -Dicho esto, hago el intento de retirarla al instante. Pero al parecer a él no le incomoda y antes de que pueda retirarla del todo, él vuelve a tomarla y a darle un ligero apretón.

- Me encantan los impulsos entonces - un guiño de ojo, me deja embobada por unos segundos.
A tierra, querida.

Procedemos a caminar hacia la chica que se encuentra en la caja y que según su gafete se llama "Loa", nos recibe con una cálida sonrisa, la cual no me molesta en regresar.

- Mucho gusto, bienvenidos a Cafetería "Le amore", ¿Qué desean tomar o comer el día de hoy? - Y a todo esto su sonrisa aún permanece en su rostro como la mano de Jake tomada con la mía...

Siento que mi mano comienza a sudar y trato de apartarla de él, pero para que no piense mal señalo un pedazo de pastel, para indicar que quiero probar eso.

- Oh, excelente elección, un pedazo de cheesecake. - Me aclara Loa.

- Yo quiero un flan, con fresas chocolatadas. - Dice el individuo a mi lado, con la vista perdida en un gran cartel que al parecer es el "menú".

- Perfecto - dice ella - entonces, un cheesecake, un flan con fresas chocolatadas y... ¿Qué quieren de beber?

Su vista puesta en nosotros, con sus manos apuntando en una especie de libreta. Rayos, sería bueno hacer eso mientras el profesor de química no deja de dictar y dictar, como si fuera un discurso el que da y no una clase; aunque, siendo yo, creo que solo serían un montón de garabatos que cualquiera pensaría que son jeroglíficos. Cleopatra me envidiaría, lo sé.

- ¿Qué vas a tomar, Jess?

Ese es Jake. Hago una mueca con levantamiento de hombros, indicándole que no tengo la menor idea. Entonces él decide ordenar por ambos.

- Bien, entonces nos das un "Especial de la casa" para cada uno.

Jake le sonríe y cancela a la cajera. Mientras ella termina de anotar la orden que ahora está digitalizando y haciéndola de conocimiento a un chico en la cocina.

Nos ubicamos en una de las mesas que están junto al gran tapiz y pronto mis manos comienzan a jugar con la pequeña torre que está de centro.

- Gracias por aceptar. - Sus ojos se ven esperanzados y suelta un suspiro.

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