Un descuido embarazoso.

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Leía el manga con calma, totalmente relajado. Le habían dejado la casa sola: sus padres habían ido a celebrar su nuevo aniversario de casados y sus hermanos habían asistido a diversos compromisos. Osomatsu al pachinko, Karamatsu a comer con Chibita, Ichimatsu a recoger nuevos gatos, Jyushimatsu a su entrenamiento y Todomatsu a su trabajo de medio tiempo. Al fin podía tener paz, silencio absoluto y una lectura pacífica. Muchas veces no lograba seguir el hilo del manga, por más que fuera algo tan poco profundo como solía serlo el hentai.


¿Existe alguien quien pueda concentrarse en dos pechos gigantes aplastados contra la ventana de un auto si todos a su alrededor están haciendo escándalo?


Choromatsu no era de esas personas, pero ahora por fin podía gozarlo. Gozarlo como se debía. Estaba gozándolo tanto, tanto que llegó a sentir como algo en su entrepierna comenzaba a querer levantarse. Su respiración se agitó con levedad y sus mejillas se colorearon del tono de las cerezas. Su boca en forma de triángulo llegaba a asemejarse a una pequeña puerta que pedía que le metieran alguna llave.


Estaba tan concentrado en como la protagonista de su manga separaba las piernas para su novio y en como bajaba su propia mano a su semi erección que no se dio cuenta de que alguien entraba a la casa y comenzaba a subir las escaleras con rapidez.


Fue por eso que cuando Jyushimatsu azotó la puerta corrediza casi lo mata del susto.


—¡Hustle muscle!—Y sin decir más se tiró encima de su hermano mayor, con quien rodó hasta chocar con la pared. El manga que antes había estado sosteniendo terminó en el piso, pues aunque al comienzo había intentado no soltarlo, acabó por hacerlo ante las fuertes volteretas que estaba dando con Jyushimatsu. No quería que esa valiosa posesión suya se dañara ya que le había costado mucho dinero comprarlo... y tampoco quería que el menor viera el porno ilustrado que estaba por hacerlo masturbarse.


Le dolía la espalda luego de tantos giros y fue por eso que no se levantó inmediatamente a recoger el manga. Sin embargo, su mente seguía funcionando rápido, así que acabó por desesperarse al ver que su hermano lo tomaba entre sus manos.

—¿Qué estas leyendo, Choromatsu-niisan?—preguntó risueño, abriendo una página al azar ya que el punto en el que estaba el contrario se había perdido. Choromatsu solo alcanzó a ponerse de rodillas y estirar su brazo cuando Jyushimatsu se alejaba un poco, curioso y levemente sonrojado.

—¡Jyushimatsu, no leas eso! ¡Devuélvemelo!—ordenó, pero el menor hizo caso omiso y se sentó de forma repentina, pasando las hojas. El más grande pudo ver desde su lugar que las páginas que había escogido el destino para ese momento eran en las que la protagonista rogaba a su pareja que se corriera dentro de ella.

"¡Embarázame, Takumi-kun! ¡Ahh! ¡Quiero un bebé tuyo!"

El silencio que se adueñó de la sala se podía cortar hasta con una pequeña aguja. Choromatsu de pie, tenso, enrojecido hasta las orejas y totalmente avergonzado mientras que Jyushimatsu pasaba las hojas despacio, solo que en sus mejillas el rubor había desaparecido.

Choromatsu no podía comprender esa capacidad suya de mantenerse sereno mientras leía lo que él hasta hace unos minutos estaba leyendo, lleno de comentarios groseros y vulgares... y ni hablar de los fluidos. Pero fue mucho peor cuando Jyushimatsu cerró de golpe el manga y se levantó sin decir nada.

—¿J-Jyushimatsu?—preguntó, avanzando dos pasos pero sin atreverse a más. Vio como el menor dejaba el manga en el sofá y luego como tomaba un almohadón. De una cereza pasó a hacerle competencia a la nieve, porque su rostro palideció como nunca ante la posibilidad de ser asfixiado.

No estaba siendo dramático... cualquiera mata por un manga porno.

—J-Jyushimatsu, por f-favor... podemos pensarlo bien, hablemos...—El más pequeño se acercaba con un semblante sombrío, con el almohadón en sus manos. Pese a que sus mangas siempre eran mucho más largas que sus brazos, Choromatsu podía observar perfectamente como sus dedos se clavaban en el almohadón—J-Jyush-...

No pudo terminar la frase porque el de amarillo literalmente saltó desde donde estaba para caer encima de él, tirándolo al suelo. Jyushimatsu había pasado una pierna a cada lado de su cadera y ahora le levantaba la ropa. Choromatsu sintió como su corazón se agitaba como loco al ver eso, los nervios lo domaron y solo atinó a tomar asustado las muñecas del menor... cuando se dio cuenta de que éste le estaba colocando el almohadón en el vientre.

—J-Jyushimatsu...—murmuró, con esfuerzo y respirando agitado, porque tener al menor sobre su entrepierna no estaba ayudando mucho a su salud mental—¿Qué estás haciendo...?

Los ojos dorados del más pequeño se hundieron en su mirada con esa pizca de ternura que se entremezclaba con una de inocencia.

—Juguemos a tener un bebé, nii-san. Tú serás la mamá, así que debes tener panza.

—¿Q-Qué? ¿Te volviste loco? ¡A-Además, los hombres no pueden embarazarse!—replicó indignado. Jyushimatsu ladeó la cabeza apenas, mirándolo con esa sonrisa característica que tanto lo definía.

—Si no aceptas, le diré a todos, incluso a Osomatsu-niisan, que ibas a masturbarte con un mang...

—¡E-Está bien, está bien! S-Seré la madre, ¡pero salte de e-encima!—gritó, empujándolo con levedad. Cuando por fin estuvo libre, tomó el almohadón y lo acomodó bien sobre su vientre, cubriéndolo con su sudadera. Se puso de pie y observó al contrario—L-Listo...

Los ojitos de Jyushimatsu brillaban y estaba tan idiotizado por lo que el mayor había accedido a hacer que se quedó en silencio.

—¿Q-Qué te pasa?—Inquirió Choromatsu con vergüenza, pero sin dejar de fruncir el ceño.

—¡Choromatsu-niisan se ve muy bien como una madre!—halagó, acercándose a abrazarlo. Choromatsu se sorprendió tanto por ese gesto que se quedó paralizado.

—I-Idiota...—musitó, una vez que recordó su voz.

...y luego correspondió a su abrazo. 


Drabble hecho para el concurso de la página Suirikumatsu. 

Tema: Embarazo.

Palabras: 982.

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