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Una Nayeon distraída caminaba por los pasillos de el más grande y prestigiado instituto de Corea del Sur, tratando de dar con el casillero que ese año le habían asignado. Los rayos del sol se filtraban entre las cortinas delgadas y blancas, lo que hacía que Nayeon entrecerrara los ojos mientas caminaba rápidamente. Mala idea.
Pues, minutos después de estar en el mismo pasillo, observando con dificultad los números de las casillas, un carraspeo hizo que se sobresaltara y se diera media vuelta, sobresaltada.
Desconcertada miro al chico que se encontraba frente a ella. Alto, cabello castaño y mirada seria y profunda. Muy profunda.

─ Con que, ¿husmeando en mi casillero, eh? ─habló el más alto, haciendo que Nayeon levantara una ceja.
─ En realidad no, s-solo buscaba el mío ─dijo con dificultad, ya que aquellos ojos se habían posado en los suyos, mirándola fijamente.
─ ¿Te pregunte? ─cuestionó, arqueando una ceja─. Como sea, ahora sabes que este no es el tuyo. ¿Qué esperas? Ándate ─ordenó. Nayeon asintió asustada y lo rodeó, saliendo casi corriendo de aquel pasillo.

Nayeon se encontraba, una vez más, corriendo. Más bien, ¿huyendo?
Pues si, ese chico alto de nombre desconocido la había asustado. Y siendo ella tan penosa, no le dio de otra más que asentir y salir corriendo. Pero, ¿quién era realmente ese chico?

─ ¡Unnie! ─una voz femenina y un poco chillona hizo que la dientes de conejo dejara de correr por su vida y se devolviera unos cuantos pasos atrás, quedando frente a la chica─. ¿Qué te sucede?, ¿por qué corres así?
─ ¿E-Eh? ─Nayeon preguntó agitada, moviendo repetidas veces su cabeza─. ¡Oh!~ Eh, nada importante ─mintió la mayor, poniendo sus dos manos en sus pequeñas y un poco delgadas rodillas.
─ ¿Segura? Te vez asustada, unnie ─dijo la menor, preocupada.
─ Estoy bien Sana,~ no te preocupes por mí ¿ya? ─dijo Nayeon, haciendo sonreír a Sana, quien asintió automáticamente.
─ ¿Estás lista? ─cuestionó la rubia, tomando las manos de Nayeon.
─ Ah~ ─Nayeon sonrió─. No ─finalizó, borrando su sonrisa y entrando en un rápido pánico.
─ ¡Tranquila! Es tu segundo año acá, ¿cómo puedes estar nerviosa? ─preguntó, sin entender.
─ Ehm... En realidad no lo sé, tal vez porque siempre he sido así ─habló una sarcástica Nayeon, extendiendo sus dos brazos y bajándolos con frustración─. Desde pequeña he sido así, no me sorprende que hasta el día de hoy siga siendo igual de nerviosa y penosa y... Todo lo que termina en osa ─dijo burlándose de sí misma.
─ Ah, unnie. Estarás bien, confía en mí ─Sana posó su mano en el hombro de su contraria y le dedico una sincera sonrisa, esas que solo a Nayeon le hacían sonreír.

Y una vez más, Nayeon confió en su amiga.
Y una vez más, Nayeon se encontraba enfrente de todos los de su aula, mientras ellos la miraban fijamente, ella intentaba no morirse de nervios y comenzar a llorar por ello.

─ Vamos, señorita Im, preséntese ─ordenó su nueva profesora.
─ ¿H-Huh? Esta b-bien ─Nayeon asintió, tratando de sonreír y no sudar.

Nayeon aclaró su garganta y le echo un vistazo a su hoja. Una hoja de cuaderno arrancada y de media cuartilla. En ella, se encontraba escrito todo - o todo lo que sabía - sobre ella, enmarcado con plumones rosa y púrpura. Escrito con bolígrafo negro.

─ H-Hola, mi nombre es Im Na Yeon y soy nueva, a-al igual que ustedes, e-n esta clase. M-Me gusta dibujar, c-cantar y tocar varios instrum-mentos. Soy m-muy nerviosa y nada buena c-c-c-con las presentaciones. Espero hacer m-muchos a-a-amigos ─Nayeon dejó de leer y levantó la mirada, observando cómo todos se encontraban serios.

Menos una persona, quien se encontraba riendo. Se estaba burlando de el pánico que a Nayeon le había agarrado. Y, casualmente, esa persona era el chico del pasillo.
Nayeon bajo la cabeza.

─ Señor Kim, ¿qué le parece tan gracioso? ─interrumpió aquella risa la maestra, con el ceño fruncido─. Acérquese, usted es el siguiente.

El señor Kim rodó los ojos y se paro de su asiento bruscamente, caminando entre el pasillo de bancos, mientras todas las miradas - tanto chicas como chicos - se posaban en éste.

─ Ah, ¿puedo comenzar? ─preguntó el castaño, mirando de reojo a la maestra.
─ Adelante ─la profesora le abrió el paso─. Señorita Im, puede irse a su lugar

Nayeon asintió y camino entre la fila tres, parando dos blancas antes de acabar su caminata. Al lado de ella se encontraba Sana, quien, en cuanto Nayeon tomó asiento, masaje o su hombro y le sonrió, repitiendo palabras como "lo hiciste bien, ¡felicidades!".

─ ¿Qué hay? Soy Kim Tae Hyung y, soy nuevo en esta clase, supongo. Eh, no se metan conmigo ─habló tranquilamente, inclinando su cuerpo hacia atrás.
─ Hmm, váyase a sentar ─ordenó la profesora, el chico asintió y con gusto se fue a sentar─. ¡Siguiente!

Kim Tae Hyung.
Kim Tae Hyung.
Kim Tae Hyung.
Kim Tae Hyung.

Nayeon escribía en sus cuadernos lo que en la pizarra se encontraba, pero no podía dejar de pensar en aquel nombre que tenía el chico. ¿Un chico tan malo podía poseer un nombre tan lindo? Desde ese momento, Kim Tae Hyung se convirtió en su nombre favorito.

boys in luv.  |  ¡ bangtwice !Donde viven las historias. Descúbrelo ahora