:[AYLEEN WAY]:
Con mis dedos presionando mi sien me levanté paulatinamente de mi desarreglada cama, con un tremendo dolor de cabeza que me punzaba los sentidos salí de mi habitación hacia la cocina. Tal parece que anoche me caí de la cama ante el extremo sueño que tuve, Nathan apareció en mi habitación para besarme y luego marcharse sin decir palabra alguna, algo que ya lo tengo muy claro. Abrí el refrigerador para buscar que comer y no había algo delicioso a simple vista, regresé a mi habitación para llamar a Isabelle. Tomó un tiempo para que Isa me contestara ya que es muy temprano y es lógico que siga dormida.–¿Isabelle podemos desayunar? - pregunté una vez que atendió mi llamada.
–¿Pasó algo? - somnolienta y un poco alarmada cuestionó.
–¿Por qué tendría que pasar algo? - quería sonar serena.
–Porque no solemos desayunar. ¿No podemos esperar? Tengo bastante sueño, ¿qué horas crees que son? Mi reloj marca las 8 de la mañana con 10 minutos.
–¿Podemos simplemente vernos en local de las arepas venezolanas? - dije de una vez para que se enterara que para mí era necesario verla ya.
–Está bien. Llego en 30 minutos.
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Luego de un baño de aproximadamente 15 minutos, más otros 15 para alistarme y añadiéndole los 20 minutos de camino, ya estaba empujando la puerta del local para entrar. El aire acondicionado del lugar me sorprendió provocando escalofríos debido a que hoy el sol estaba más enojado que nunca.
Divisé a una Isabelle medio molesta y con una sonrisa falsa por hacerla esperar 20 minutos más de lo acordado, me acerqué en pasos de dos en dos y cuidadosamente para hacer un poco cómica la escena, pero eso no era suficiente para tener contenta a mi amiga. Apresurada tomé asiento y revisé el menú para saber que ingredientes tendrá mi arepa, a pesar de mi acto por disimular y crear un mejor ambiente, Isabelle me acuchillaba con la vista.
–No me es gracioso Ayleen Way. –comentó con los dientes presionados.
–Sé que tienes muy poca paciencia para esperar pero esta vez no fue culpa mía.
–Es lo que me dices siempre .– sonrió sin mostrar su dentadura.–Pero está bien, ahora dime, ¿cómo vas con Taylor?
–Se acabó.
–¿Cómo se puede acabar un amor que no tuvo inicio? – cuestionó ilógica. – Jamás dije que sería su novia.
–Estaba de más decirlo, era solo aceptarlo.
–No me puedo comprometer tan pronto con otra persona.
-¿Tan pronto?– me observó confundida.–¿Sabes cuantos meses llevas soltera? ¡Casi siete! ¡Siete meses! ¿No te parece suficiente? Hay chicas que al mes de terminar con su pareja ya tienen otra relación.
–Yo no soy así. – la observé con enojo.
–¿Te seguirás martirizando por él? - suspiré ante su dolorosa pregunta.
–Eso creo .–alce mis hombros.– Esta madrugada soñé que estaba en mi habitación, que me acarició y me besó.– Isabelle palmeó su frente.
–Creo que es tiempo de decirle adiós Ayleen.– buscó mi mano para darle un apretón.
–También lo pienso. – suspiré.– ¿Sabes que es lo más gracioso?
–¿Qué aún lo amas?
–Qué el final del sueño no estuvo lejos de la realidad. Se fue como si no le importara o como si nunca le importé realmente. – elevé mis hombros.
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DIAMOND EYES
ParanormalATENCIÓN: Esta novela la escribí cuando tenía quince años, por lo tanto, puede contener faltas ortográficas que aun no han sido corregidas, algunas contradicciones y poco desarrollo de los personajes. La revisión continúa en espera. No fui capaz de...