Capítulo 4.

3.7K 414 155
                                    

Lu Han volteó a ver a su hijo cuando éste le pidió un postre y negó un par de veces, quitándole el menú de las manos sin ser brusco.

—Puedo pedir el pastel para ti, pero sólo si antes cenas bien —le dijo—. ¿Tenemos un trato? —Preguntó con media sonrisa.

—Trato —asintió el menor.

El resto de los jóvenes en la mesa no pudo resistirse a reír con suavidad. Xu Bao en verdad era adorable.

Todos pidieron un platillo y conversaron mientras disfrutaban de su cena. Lu Han intentaba hablar con Se Hun, pero se quedaba sin temas tan rápido que se ponía nervioso, y entonces terminaba volteando hacia otro lado, pensando en cómo acabar con el silencio entre ellos.

—Así que... Jong Dae, Chan Yeol y tú están estudiando en la Facultad de Biología...

—Sí, así es —fue la simple respuesta de Se Hun—. Es increíble que ya estemos en nuestro segundo año.

Y el silencio regresó. ¡No podía ser! Lu Han sentía que iba a volverse loco.

Lo impresionante era que el pequeño Xu Bao tenía mejores habilidades sociales que él, y parecía ser que al pelinegro le agradaba mucho Se Hun, pues era con el que más trataba de hablar cuando él ya no tenía nada más para decir. El castaño, con toda amabilidad, respondía a cada cosa que el niño le dijera o preguntara, y en ocasiones lo hacía reír.

—Parece que se llevan bien —comentó Lu Han tras carraspear un poco, sin siquiera estar seguro de cuánto podría hablar acerca de ese tema.

—Al igual que Xiu Min, soy bueno con los niños —sonrió Se Hun—. Hubo un tiempo en el cual estuve mal, hablando económicamente, pero mi vecina me dejaba cuidar a sus dos hijos y me pagaba por ello. Me fue bastante bien.

—Oh, ¿en serio? Eso es bueno —nuevamente se quedó sin saber qué decir—. Eh...

—Papá —interrumpió Xu Bao—, ¿me compras un postre? Por favooor. 

Lu Han volteó a ver el plato del menor y suspiró al ver que éste había hecho la zanahoria cortada a un lado.

—Xu Bao, primero debes cenar bien. No dejes la zanahoria en el plato —le pidió, aunque ya sabía que su hijo solía evitar aquel vegetal—. Vamos, come.

—No —frunció el ceño.

—¿Cómo? ¿Por qué no?

—No me gusta —contestó antes de enseñarle la lengua al plato como si la zanahoria cortada sobre éste fuera capaz de verlo.

Lu Han dejó salir un suspiro más, consciente de que se tardaría al menos treinta minutos en convencer al pequeño de comer la zanahoria.

—Entonces, ¿ya no quieres pastel? —Le preguntó algo serio—. Recuerda que hicimos un trato. Si no te comes la zanahoria, no puedes tener postre.

—Pero... —El niño de pronto pareció encontrarse atrapado en un problema, aunque Lu Han no se dejó engañar tan fácilmente por el tierno puchero que hacía.

—Un trato es un trato —se encogió de hombros—. Sé que hacerte comer vegetales es difícil, Xu Bao, pero no tiene caso que terminemos enojados por esto.

Se Hun acercó su tenedor al plato del pequeño pelinegro y agarró un trozo de zanahoria sin decir nada, llevándoselo de inmediato hasta su boca. Lu Han, confundido ante semejante acción, volteó a ver al castaño más alto y alzó una ceja. ¿Por qué Se Hun empezaba a comer del plato del menor como si nada en medio de un leve regaño?

Xu Bao también había volteado a ver a Se Hun, pero con sorpresa. No se esperaba que ese chico hiciera aquello.

—Oh, perdón... Está bien que yo me coma la zanahoria, ¿cierto? —Preguntó después de un par de segundos—. Xu Bao, tú no ibas a comértela, ¿o sí?

De nosotros [HUNHAN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora