Dulce castigo

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Narra Junior:

Otro día en el colegio. Otro día en este sufrimiento que no se terminaba más. Me sentía raro después de lo de ayer, después de mirar a Blas así.
La clase de matematica estaba mas aburrida de lo normal. La profesora hablaba, hablaba y hablaba.
Damian y Facundo se divertían con los chicos revoleándose papeles. Yo estaba en mi mundo.
Sentí algo golpear mi cabeza
- Psss mala onda, que te pasa?.- habló Felipe, uno de los chicos del grupo, por lo bajó.
- A mi? Nada.- dije saliendo de mis pensamientos.
No paraba de pensar en Blas y no quería admitirlo.
Decidí dejar de pensar, o por lo menos distraerme hasta que la clase termine ya que no tenía paciencia para prestar atención. Arranque una hoja de mi cuaderno haciéndola un bollo y la revolee, uniéndome al juego.
No parábamos de reírnos hasta que uno de los papeles de Leonel pego justo en el medio del pizarrón .Todos nos quedamos quietos.
- Se puede saber que están haciendo?!- dijo la profesora dejando la tiza sobre la mesa y apretando los dientes, mirándonos con furia.
Ninguno hablo, pero por lo bajo no parábamos de reírnos.
- Salgan al recreo, todos. - repitió sin paciencia. - el grupito del fondo, a castigo, YA!-

El colegio tenía varios metros a la redonda. Era lo suficientemente grande para dividirse en sectores. El patio del fondo con tres aulas aisladas era el del castigo.
Nos sentamos cada uno en sus bancos mirando al profesor de turno. Tic-tac sonaba el reloj, haciéndose eternas las horas.
- Valió la pena, la clase era un garrón .- escuche que Felipe le dijo a Leo mientras reían. También reí.
- Hagan silencio.- dijo el profesor cruzándose de brazos.

Después de varios minutos, ya aburrido me levante para ir a tomar aire, con la excusa de querer ir al baño.
-Rapidito nene, vas y venís- me dijo sin sacar los ojos del libro que leía.
Salí y me senté a unos metros de la puerta, mirando el cielo. Luego de un rato me asome por la ventana para mirar al profesor. Estaba leyendo muy concentrado así que supuse que no se iba a percatar de que estaba tardando.
Cerré mis ojos unos segundos y respiré profundo.
- Haces meditación ahora?- escuche que me decía una voz conocida, burlándome. Abrí mis ojos para cruzarme con los de Blas.
- Tanto te importa lo que hago?- le dije como siempre buscando pelea
-No, curiosidad nomas.- dijo revoleando los ojos.
- Vos que haces acá?- dije fingiendo indiferencia
- Nose, tanto te importa lo que hago?- me miró mientras reía
Me levante del piso con fuerza, mirándolo con mala cara.
- No.- hablé- sinceramente no me fijo en lo que hace la gente idiota.- dije dirigiéndome hacia la puerta del aula, cuando sentí que sus brazos me agarraron y me acorralaron contra la pared.
Me miró con enojo.
- Que problemas tenes conmigo pendejo?- me dijo mientras me sostenía con fuerza
- Problemas yo? Vos me empujaste en el partido, casi me tiras cuando estabas en la bici, venís a MI casa y me tratas mal. Ahora me entero que te tengo que fumar en el bar de mi hermano también- dije acelerando mi habla
- Que te pasa? No te encantaría verme todos los días?- me respondió mirándome pervertidamente
<Si que me encantaría>
-No.- hablé firme -no podría aguantarte tanto tiempo.- dije acercándome a su cara, acortando la distancia entre nosotros, casi rozando nuestros labios.
Me puse nervioso pero quería demostrarle que no podía molestarme. Me miró los ojos, después la boca y después a los ojos otra vez.
El corazón se me acelero tan fuerte que creo que hasta el lo había escuchado.
Quise zafarme de sus brazos cuando me agarro de ambos apoyándolos contra la pared y besarme con furia.

&quot;Provocando al enemigo&quot;-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora