Cada día que pasaba podía ver como Alois se iba derrumbando más.
Su apariencia era fuerte, sus palabras alentadoras y en lo más profundo de sus ojos estaba el dolor marcado por tener que presenciar como Julen y Laura habían iniciado su relación.
Entiendo cómo debe sentirse.
Cuantos días he posado mi cabeza en la almohada pensando en Bianca y en lo que estaría pasando entre Alois y ella.
Es un dolor que nace dentro de tú corazón y va abriéndose paso tan lentamente, sintiéndome tan frágil como un pajarito.Me acerco hasta él apoyando mi mano en su hombro.
— Alois, cuéntame que tienes en esa cabecita.
— Se trata sobre el ogro del abuelo.
— ¿Y ahora qué quiere?
— Nos exige que debemos ocupar su lugar como presidentes en la empresa.
— Delira. ¿Yo, al frente de la empresa si no tengo ni idea ni como hacerlo? Soy actor, no empresario. Ese hombre está peor de la cabeza de lo que yo pensaba.
— El abuelo al parecer se le congeló el cerebro en los años 50, cuando terminó la guerra, se piensa que aquí somos sus sirvientes y debemos hacer lo que nos obligue.
— Pues va para rato, que ponga a otro en mi lugar. — Estaba furioso con lo que recién me acababa de contar Alois. En ciertos aspectos mi abuelo no cambia.
Siento la mirada de Alois sobre mí. Por su expresión, sé que algo le ocurre.
Y cuando me termina de contar lo que mi abuelo piensa hacerle a Laura, me dan más ganas de enfrentarme a él.
Aunque por otro lado. ¿Qué culpa tiene Laura de todo esto?
Ella es la novia de Julen. Los conflictos que haya en nuestra familia, ella no tiene nada que ver.Por lo que después de meditarlo en la cama con una bella dama, accedí al chantaje de mi abuelo.
Llegó el momento, tanto Alois como yo estamos listos para enfrentarnos a mi abuelo.
Esa misma mañana, nos reunimos una hora antes en privado, antes de pasar a la sala de juntas.
Yo estaba demasiado enfadado pero seguro de mí mismo.
Comencemos hablar sobre los trámites que se llevarán para cambiar la empresa a nuestro nombre y las condiciones que nos expone mi abuelo para tomar la presidencia.Alois lee los documentos tomándose su tiempo. Yo simplemente le echo un ojo encarando a mi abuelo.
Estaba harto de todo este circo y mi paciencia tocó su límite.— ¿Qué te piensas abuelo, que somos aquellos niños que nos ordenabas y debíamos de obedecer? — Las palabras me salen por sí solas, mis manos han formado un puño conteniéndome de alguna manera la rabia que fluía por mis venas.
Mi abuelo, se levanta rodeando su escritorio. Despacio camina hacia mí parándose a una distancia prudencial.
Nuestras miradas son grises, las palabras son calmadas pero hirientes.
Ninguno de los dos damos nuestro brazo a torcer, yo no quiero que se me imponga algo en contra de mi voluntad y al parecer mi abuelo, sabio y zorro, sabe perfectamente salirse con la suya.— Sabes perfectamente Héctor, que la viuda de tú madre depende de mí dinero para pagarse sus caprichos y esa vida tan lujosa que lleva.
Por lo cual, tus días como actor están contados. Desde hoy serás el presidente junto con Alois.— Eres de lo peor. Coaccionando a las personas consigues tus propósitos. Te detesto abuelo. Haré lo que me exige, por mi familia para que no le falte de nada. — Aprieto mi mentón desafiándole. Sin embargo, mi abuelo camina orgulloso agarrando varias carpetas.
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QUERER, NO ES OBLIGAR
RandomPara Damián Irzu su mayor prioridad es que su familia esté unida y sus nietos, Alois y Héctor sigan sus pasos. Con el paso de los años, Damián educó a sus nietos con la única intención de que deberían continuar trabajando en su empresa para que su f...